Para Iker Augusto Zarco Sánchez
¿Desde qué ventana del mar profundo me ves? En las intermitentes llamaradas estás pero no estás, dentro de boreales espejismos te encuentro. Cabalgas solo sobre el llano hacia la sombra y el campo nos une al arraigo de la palabra. Estrellas, corales, moluscos y crustáceos son arrastrados a la orilla, mientras tus ojos entre la arena despiertan.
Estamos donde queremos estar, adentro. El rumbo nos guía hacia el horizonte, allí donde el cielo es el mapa del poema y las estrellas, el lenguaje del comienzo. Este presente es una boca que renace en las alas de lo impredecible. Cabalgamos en nuestras sombras para descubrirnos y el campo nos cubre con sus flores sempiternas, que reflejan con sus manecillas el umbral marino del sueño.
Dejo fluir el cauce de los hechos hasta que de nueva cuenta aparezcas en el amanecer contenido en mis manos. Siento la brisa de tu piel en la luz incesante, me ciego para verte. El tiempo se detiene y el oleaje que aún nos espera recrea tu mirada.
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