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La carta gélida de Castro a Obama confirma quien manda en Cuba

“Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado” M. J. de Larra.
Miguel Massanet
miércoles, 30 de marzo de 2016, 00:46 h (CET)
En ocasiones, uno se pregunta si todavía hay gente que está creyendo en las hadas o en los milagros, personas supuestamente cultas y especialistas en temas sociales, económicos o legislativos, que se dejan embaucar por la propaganda de los dirigentes o mandatarios de agrupaciones o estamentos políticos ; incapaces de entender y analizar, más que de una forma superficial, el juego de poderes que se ocultan a la sombra de cada mandatario, las manos ocultas que manejan los hilos y estrategias que se esconden detrás de cada acuerdo, conclusión, decisión o movimiento de aquellos que aparentan ser quienes llevan las riendas de un país. En realidad, son los que marcan los destinos de cada nación, muy por encima de lo que se pudiera esperar de electos surgidos de las urnas o a dedo, según el tipo de régimen político al que nos refiramos. Al fin y al cabo todo empieza y acaba con la financiación de cada partido, sean de derechas de izquierdas o incluso de tendencias anarquistas. Hoy nadie tiene nada que hacer en política si no existe un grupo financiero que sea capaz de financiar a quienes lo intentan, quienes muevan las piezas del ajedrez en la partida de poder y económica que tiene lugar en los back stage de las cancillerías internacionales.

Cualquier nueva formación que quiera participar del entramado de poderes que tengan algo que decir en una política nacional, precisan de todo un apoyo financiero, logístico, jurídico, mediático y propagandístico, sin el cual serían incapaces de sostenerse. Cuando hemos visto como, en España, un sujeto como Pablo Iglesias, de la noche a la mañana, se ha convertido de, un don nadie que apreció en una TV privada en un programa de opinión, a ser una de las personas con más influencia y con la capacidad de intervenir en las decisiones nacionales y con posibilidades de poder formar parte del gobierno de la nación; nadie, en su sano juicio, pensaría que, este salto que le ha catapultado a la fama y lo ha situado como uno de los políticos más importantes de la nación española, se haya debido solamente al carisma de su persona, a su fácil oratoria o a sus propuestas sociales y económicas ( por cierto: carentes de toda originalidad y ya experimentadas en otros países donde fracasaron estruendosamente). Cuando hablamos de los apoyos de Venezuela y de su presidente Maduro y de sus relaciones con los directivos del grupo Podemos; constatamos que estuvieron colaborando con Chávez primero y con Maduro después, aconsejándoles en materias sociales; recibiendo compensaciones económicas por ello.

Cuando los de Podemos vinieron a España, lo hicieron con el encargo y la protección de Maduro, con la misión, junto al grupo griego Syriza, de intentar crear un frente comunista con base en ambas naciones, España y Grecia, y con la misión de expandirlo en toda Europa. El dinero les ha ido llegando desde Venezuela y, parece ser que, desde Irán, dos naciones productoras de petróleo, unidas por una especial sintonía y especialmente perjudicadas por la crisis y, por distintos motivos, fuera de los mercados internacionales, lo que las ha perjudicado hasta llegar a situarlas al borde de la quiebra. Irán ha conseguido engañar a Obama, con el camelo de que ha desistido de sus pruebas de enriquecimiento de uranio; pero Venezuela sigue al borde del abismo económico.

En Cuba, esta nación del Caribe que, según se comenta, España está a punto de perderla otra vez por culpa del “imperialismo americano”, en una ocupación incruenta pero con los mismo resultados, ya que las previsiones son de que sufra una invasión de americanos que, con sus dólares, volverán a intentar hacerse con el control de la isla y de sus pobladores, algo que puede llega a ocurrir, salvo que Fidel lo impida, de modo a que los EE.UU vuelvan a convertir a los cubanos en un pueblo colonizado por los “gringos”, como ya sucedió en tiempos del dictador Fulgencio Batista, derrotado por Fidel Castro y la revolución cubana.

Pero a Barack Obama, por mucho que se haya intentado ocultarlo por quienes todavía creen que ha sido un buen presidente, este viaje a Cuba no le ha reportado todo el prestigio que pensó conseguir, al intentar restablecer las relaciones diplomáticas con los Castro. Su viaje fue precedido de unas detenciones masivas de personas conocidas por su oposición al actual régimen cubano; el discurso que pronunció Obama en el Gran Teatro de la Habana, retransmitido por TV, no satisfizo a nadie y e irritó a los Castro, especialmente a Fidel, siendo el mayor testimonio de ello el silencio sepulcral que se produjo al finalizar su alocución sin que se produjera aplauso alguno.

Si alguien quiso sacar una impresión positiva en cuanto a un posible cambio en la actitud de la dictadura, en cuanto a facilitar una mayor libertad para el pueblo cubano; si pensó que se liberaría a los detenidos políticos o que sería una excusa para que los Castro fueran cediendo en cuanto a la concesión de una democracia mayor y una cesión paulatina de su control sobre la isla; ya puede empezar a desengañarse y a rectificar porque, si se pensó que el señor Fidel Castro se quedaría callado ante la ola de optimismo con la que Obama quiso rubricar su visita a Cuba, empleándola como un aval a su gestión conciliatoria; ha sido el mismo Fidel quien, en una misiva que me atrevería a calificar de “gelida” en la que, entre otras lindezas, la recuerda a Obama que “no necesitan regalos del Imperio” ya que los cubanos “son capaces de producir alimentos y riquezas materiales que no necesitamos gracias a los esfuerzos y la inteligencia de nuestro pueblo”.

Y es que, el casi nonagenario dictador cubano, aquel al que ya muchos daban por desaparecido aunque, la verdad es que, aunque momificado y lleno de achaques, todavía se puede decir de él que “es un enfermo terminal que goza de una salud de hierro”. Se rebeló, en su escrito, “contra las palabras almibaradas” del presidente americano, cuando éste defendió la reconciliación entre los cubanos y estadounidenses y los lazos culturales e históricos que unían a ambas naciones ( la verdad es que Obama no parece conocer la historia de esta relaciones, que comenzaron cuando nos robaron, a mano armada, Cuba a los españoles, para después convertirla en una colonia dominada por Batista y sometida al yugo económico de los EE.UU, transformando a los cubanos en meros servidores del turismo americano, que los consideraba poco menos que como a esclavos). Fidel ahonda en el resentimiento contra loas EE.UU al recordar: “Tras un bloqueo despiadado que ha durado casi 60 años, ¿y los que han muerto en los ataques mercenarios a barcos y puertos cubanos, un avión de línea repleto de pasajeros hecho estallar en pleno vuelo, invasiones mercenarias y múltiples actos de violencia y fuera?” ¿Se puede decir que esta es una carta de amistad, de reconciliación o de deseos de acercar lazos? Cuesta admitir que pueda ser así.

Los americanos han intentando mantener el tipo y han achacado al berrinche de Fidel Castro como si lo hubieran buscado ellos de antemano: se trata de “el efecto previsto” o “de aumentar la presión” para que el gobierno cubano “mejore el respeto a los derechos humanos”. Bien, si lo quieren ver así están en su derecho, pero es evidente que no es la mejor manera de buscar la reconciliación con el régimen de Cuba yendo a su casa a predicar en contra de sus gobernantes. Si lo que buscaban era que se enfadaran, lo han conseguido; pero ¿ahora que viene?, porque, de momento los opositores cubanos siguen en las cárceles, las detenciones se siguen produciendo, la apertura a situaciones más democráticas apenas se puede decir que exista y los americanos han dado su brazo a torcer, han cedido en numerosos temas, como es el caso del turismo, que se va a desplazar a la isla a gastar, a manos llenas, su dólares en la isla y las facilidades para recobrar un comercio que era lo que tenía acogotada a la economía cubana. ¿Ventajas para los EE.UU de América? Lo sentimos pero cuesta verlas.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos gustaría ver lo que ha salido ganando el señor Obama, salvo en lo que hace referencia a la propaganda que han querido propalar del “éxito” del viaje. Por el contrario, vuelven a tener a las cámaras dominadas por los republicanos en su contra y a la espera del momento en el que le hagan pagar sus “genialidades” que, por cierto, ya están en ello al bloquear el nombramiento que proponen los demócratas, para sustituir a uno de los miembros fallecidos en el TS. Los defensores de Obama tendrán que empezar a darse cuenta de que no es oro todo lo que reluce y, en el caso del presidente americano, ni tan siquiera consigue relucir.

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