Ya nos enseñaron, cuando pequeños, las palabras griegas que se emplean para los múltiplos: Deca, diez, hecto, cien, kilo, mil y miria, diez mil, o muy numerosos. De manera tal que la entomología, ciencia que estudia a los insectos, a los artrópodos con muchas patas los denominan miriápodos.
El PSOE, el partido de los cien años de honradez (Felipe González dixit), el de la supremacía moral, ejemplo para el resto de los partidos y espejo en el que mirarse, punta de lanza contra la corrupción, resulta que es un miriápodo, cuyas muchas patas están formadas por corrupciones, se halla ahora ante una nueva, una más de las muchas derivadas de los pestilentes ERES. La directora de la Guardia Civil, María Gámez, dimite de su cargo por haber sido imputado su marido, Juan Carlos Martínez, en otra podredumbre derivada de los EREs. ¿Acto de valentía, gesto de honradez, o miedo a lo que se pueda descubrir más, y pueda verse involucrada? Ha justificado su dimisión porque “quiere proteger a su familia y a la Guardia Civil”. ¿Proteger de qué, de quién? ¿Qué espada de Damocles pendesobre las cabezas de ambas? ¿A qué tiene miedo? ¿Qué connivencia dolosa existe entre altos mandos de la Guardia Civil y el PSOE? El “Caso Mediador”, aún está en pañales y no sabemos lo que podrá dar desí. Uno de los imputados en él y, sin estar aún condenado, el Teniente General de la Guardia Civil, Pedro Vázquez Jarava, la Jueza que instruye el caso lo ha enviado a prisión sin sentencia firme, ¿por qué? Parece ser que es tan tupida la red con la que tejieron este caso, lo que esconda el de los cuarteles y lo que aparezca, que lainstructora del pleito ha considerado que es mejor tenerlo a buen recaudo. ¿Cuánto más saldrá a la luz? Los casos de corrupción en los que está inmerso el PSOE son albañales que no dejan de vomitar hedionda basura que empuerca todo lo que toca. Da la impresión de que detrás de cualquier asunto de podredumbre fétida, hay algún socialista. ¿Formará parte del ADN de esta partido la corrupción, de forma tal que todos los que se afilian a él se contaminan? Tenemos que preguntarnos lo que Cicerón le inquiría a Catilina: quo usque? ¿Hasta cuándo? ¿hasta dónde llegarán todos los procesos que tiene abiertos el partido político de la “honradez”? ¿Cuándo dejaran de apestarnos su hediondeces? No haremos historia de ellas porque sería el “cuento de nunca acabar”además como cada cierto tiempo aparece una nueva, jamás terminaríamos la relación.
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