Sin lugar a dudas, la política es una de las herramientas más poderosas al servicio de la ciudadanía. A través de ella, se transforman realidades, se impulsan cambios económicos, sociales, industriales y derechos. El arte de la política debe ser así la herramienta al alcance de quienes quieren dar lo mejor de sí mismos para contribuir al progreso de sus territorios. El acuerdo, el pacto, las alianzas y el diálogo entre quienes desde diferentes puntos de vista, quieren impulsar dichos cambios deberían ser así, los instrumentos básicos en la agenda de la política, esa que en este año vera como las citas electorales locales, regionales y nacionales asaltaran los titulares de los medios.
Y es que hoy, cuando como sociedad vivimos un tiempo de grandes incertidumbres y cambios fruto de la convergencia de los retos de la revolución tecnológica y sostenible, de la geopolítica y la economía global o del propio posicionamiento de las democracias occidentales en el presente y futuro. En aquí, donde observar a la política empequeñecida a golpe de enfrentamientos, conflictos, insultos o divisiones que sólo hacen crecer las distancias entre quienes pensando diferente deben de tener puntos de acuerdo supone una imagen que lejos de favorecer a la propia política laminimizan como herramienta útil desde el punto de vista de la ciudadanía.
Hoy, tenemos y debemos exigir que los liderazgos políticos entiendan que el encuentro y la generación de puentes son imprescindibles, que la búsqueda de la unión del país en torno a los grandes desafíos fundamental para el progreso como nación y que la generación de una política de trincheras en nada sirve al interés general del país. Y que de paso sólo sirve para enquistar y enfrentar a la propia sociedad en discursos partidistas. Una reflexión esta, que desde mi punto de vista sirve para España, pero también para cualquier otros territorios donde ese modelo de política a golpe de titular y tonos altisonantes se aleja del propio votante.
La experiencia en la historia, nos ha demostrado que los tiempos de cambio, de transformaciones y de oportunidades son los momentos necesarios para que la política del estadismo, de la visión de futuro y del diálogo se presente como la hoja de ruta sobre la que transitar. Lo contrario, sólo nos llevará a la oscuridad del enfrentamiento y al atraso como país en el progreso compartido entre todas las personas que conforman el mismo y en las trasformaciones que hoy debemos afrontar desde la aceptación compartida de las mismas y no desde la imposición de unos a otros o el interés de una parte sobre la otra.
En definitiva, el arte de la política es el del diálogo, el de la cesión de las posiciones férreas de las partes y el de la búsqueda del acuerdo, no el del frentismo, ese que sólo nos lleva al conflicto y a la división en la definición del adversario como enemigo, en la deshumanización incluso del rival político sobre el que todo se puede decir. El tiempo dirá si son luces o sombras las que se vislumbran en nuestro presente y futuro.
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