Pues, aunque parezca una aberración, un dislate y un sin sentido, parece ser que sí, ya que en TV3, medio de comunicación que costeamos todos los españoles, se ha llevado a cabo una estúpida, indecorosa y aberrante parodia en la que se ha pretendido ofender a la Virgen del Rocío y a los andaluces por su devoción a ella, así como se ha ridiculizado el acento andaluz al hablar el castellano, con un timbre que en nada o poco se parece al habla andaluza.
Esta puesta en escena ha sido realizada por unos cortos de mente y poseedores de menos luces que las del día, zopencos y disminuidos mentales que no se han parado a pensar que los andaluces estamos por encima de todas las estupideces, imbecilidades e insultos con los que pretendan agredirnos las mentes de mosquito que lo intentan. No soy partidario del “y tú más”, pero en este caso considero que es conveniente que, aunque sea de forma somera, señale algunos de los defectos de la mayoría de los catalanes por no decir todos. Es un lugar común, por lo que no es precisa explicación alguna, la tacañería de estos. No somos los andaluces los que hemos inventado el dicho “la pela es la pela”, ni los que hablamos el español como si tuviésemos un trompo en la boca. Respecto a su más que demostrada mezquindad, referiré una experiencia personal que me ocurrió cuando aún circulaban las pesetas. En cierta ocasión visité a un familiar que estaba de profesor en un instituto de Granollers. El padre de cierta alumna, cuando lo supo, lleno de amabilidad se ofreció a enseñarnos Barcelona, desplazándonos en su coche. Tuvimos que utilizar una autopista de peaje cuyo importe él satisfizo. A la vuelta, al llegar al punto de control, me dijo: “ahora paga tu”. Eran 25 pesetas que satisfice gustosamente. Cuando un cordobés invita a alguna persona a algo, ésta va con él a “gastos pagados”. Si no es así no invitamos. Hay una letra de cante “jondo” que dice: “por Vd. empezó la fiesta, si no tiene Vd. dinero, empeñe la chaqueta”. Con esto queremos decir que el que invita paga. Estos son de los que dicen: “te invito a un café, pero lo pagas tu”. Aparte de esto, los “mamelucos” no se han percatado de que hay un dicho que es: “sólo ofende quien puede, no quien quiere”. A mí, como andaluz de muchas generaciones, pues mis ancestros son santanderinos, se me da un ardite aquello con lo que me intenten afrentar, pero posiblemente no se hayan percatado, quizá sus entendederas no den para tanto que han puesto de manifiesto su cortedad mental, pues otros muchos catalanes los han repudiado por su miserable proceder. Antes de señalar la paja en el ojo ajeno hay que sacar la viga del propio. Por último, antes de que existiese ni siquiera la noción de Cataluña, en Andalucía florecía con todo su esplendor la cultura tartésica y Argantonio regalaba barcos atiborrados de plata andaluza a los focenses para que costeasen la fortificación de Focea. Posiblemente los antepasados de estos que han querido insultar a los andaluces, estuviesen todavía comiendo raíces y bayas silvestres.
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