Al parecer, el mayor embustero y plagiador de España, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, conoce, con todo lujo de detalles, la auténtica verdad de cómo pintan -para él- las encuestas (que es todo lo contrario de lo que dice oficialmente el poco aseado Tezanos) y ya le tiemblan las piernas y las mandíbulas se le ponen cada vez más apretadas.
Pero como al mismo tiempo es un malvado, creo que está maquinando la manera de gastar dinero presionando a todos sus cómplices que son 119 diputados socialistas, a sus ministros y a quienes le apoyan con sus votos, para “sacar” de nuevo a Franco. Espero que no sea como hizo al principio cambiándolo de tumba, sino tratando de engañar a la gente sobre la guerra civil y “su obra”.
Yo creo que se puede combatir esta sucia maniobra, contando (por quien se sienta informado e interesado en decir sólo verdades) todos los antecedentes de aquella desgraciada guerra y sus verdaderos culpables. Entre otros el marxista Francisco Largo Caballero; o Indalecio Prieto y Manuel Azaña.
Hay buenísimos historiadores que conocen los pormenores y las implicaciones de tantos malhechores que nos podrían recordar la parte más mala de aquellos años treinta, porque no debe prevalecer la mentira como pretenden los actuales gobernantes.
Qué pena da pensar que todo lo que ocurrió en aquellos malhadados años quieran cargarlos estos tipos en una sola cuenta. Y más pena aún que queden en “aguas de borrajas” los esfuerzos de unos españoles que quisieron y supieron -con generosidad y grandes renuncias- pactar una reconciliación que ahora quieren derribar a toda costa, para instalar el trasnochado marxismo que nos llevaría a una situación más parecida a Cuba o Venezuela que a un país europeo. ¿Vamos a tolerarlo?
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