Cierro mis ojos, respiro profundamente, algo me dice que con el paso del tiempo no soy el mismo, pero sigo siendo yo. Sí, algo hay en nuestro interior que le da congruencia, coherencia, ilación o nexo a lo que vivimos y nos rodea, pero desde esa visión que puede dar fe de lo anterior, también hay algo que “atestigua”, que el paso del tiempo la ha cambiado, para ver de manera diferente lo que ha sido el ayer.
Visión central y profunda diferente, viendo cómo es que, algunas partes de nosotros han mutado, evolucionado o retrocedido.
No somos los mismos por eso sabemos que cambiamos con los aprendizajes de los errores y aciertos, de los momentos de lucidez, de los diálogos inteligentes, de las relaciones sabias, de los desaprendizajes.
Pero somos los mismos, o mejor dicho, seguimos siendo quien atestigua frente a la otredad desde el ámbito de la yoidad.
Tu sinceridad me desarmó, / tus puyas fueron certeras, / el encuentro fue breve, / pero las secuelas tardaron años. / No hubo reproches, / ni recriminaciones; / sólo los hechos y sus consecuencias. / El silencio se abrió paso / y tardó hasta el anochecer. / Sólo tú y tú frente a frente / o dicho desde otra óptica: / yo y yo sin intermediarios. / Caída la pseudoprotección de la personalidad / emergió una dimensión más sensible, / más honesta, menos corrupta. / Así son los encuentros con la consciencia: / directos, cortos, / para toda la vida / y de enseñanzas irrenunciables. / Así han sido siempre. / Así seguirán.(Yo y yo. APR. 2018)
En la línea divisoria entre lo que es y no es se levanta una voz para seguir viendo, redoblar esfuerzos y caminar. Pilares de confianza ante ciertas lagunas de incertidumbre del futuro y paréntesis sin esclarecer del pasado. La potenciación está en el pasado inexplorado y en el futuro por vivir.
Abrazo la incertidumbre / con mis pensamientos, / con mis recuerdos de la infancia, / con mi hígado, / con mis riñones, / con mis rodillas poco aceitadas, / con la libreta que ocupo de diario, / con mis borradores en estraza, / con mis calcetas rayadas de la suerte, / con esto a cuestas me lanzo al vacío; / salto confiado en el Orden dentro del Caos, / lo hago, / sabiendo que el fondo no es para mí, / que en el trayecto me saldrán alas, / hélices, / remos, / aletas, / o que algo me librará / de terminar estampado en la roca. / Desafío al abismo, / reto al acantilado, / me como mi miedo a puños, / me trago de un solo sorbo / la bilis que me sofocó antes, / ahora, / cierro los ojos y sólo confío. / Confío en lo imponderable, / en lo diáfano, / en el calor del caos, / en el amor del universo, / en la riqueza de la sencillez, / en la bondad de las Lupes y las Marías, / en la fuerza del nosotros; / confío en mi capacidad no descubierta, / confío en lo encriptado, / confío no como un acto de ceguera crédula, / sino como renuncia a los apegos / y de entrega total sin retorno. / Abrazo la incertidumbre / confiado en mi LUZ interna, / en lo que fui, / en lo que soy, / en lo que seré / y en la potencia de la retahíla de seres / que han pasado por este plano / cuya sangre circula en mis venas / y hace posible que yo esté aquí y ahora, / por todo esto... / ¡YO CONFÍO! (Confío. APR. 2020)
Las cavilaciones que han originado este artículo se desprenden de la más reciente edición de Filigramma, la revista del Círculo de Escritores Sabersinfin. Con la leyenda en su portada “No somos los mismos”, Filigramma regresa a circular con más potencia.
Filigramma 12 ya está en circulación. Como una muestra de su contenido me permito transcribir el editorial de mi autoría y compartirles el link de descarga gratuita: https://bit.ly/41B0uzX
Transcurrió un año desde el número anterior de Filigramma, para algunos efectos parece mucho tiempo, para otros es nada.
Lo cierto es que no somos los mismos.
Necesitábamos hacer una pausa en las publicaciones para contar con más herramientas, más experiencia, más horas de vuelo, más kilómetros de palabras.
Más hambre de tener en nuestras manos y pantallas el más reciente ejemplar de Filigramma. Hoy, seguimos siendo ríos que nos prodigamos sin reticencia alguna al gigante mar, pero nuestro contenido es diferente, disparidad que puede constatarse en cada corte transversal del micro oleaje que conforma las grandes ondas.
Al fondo de nuestro caudal nuevas fuerzas impulsan el motor que mueve las aguas de la inspiración. ¡Y aquí estamos, poniéndole el pecho a lo que venga!
Al talento habitual de quienes conforman el Círculo de Escritores Sabersinfin y plumas adherentes, en esta ocasión incorporamos el arte visual de Javier Nolasco Pérez, el joven maestro en Educación, fotógrafo y poeta, quien refrenda en su obra que el arte tiene un valor social inocultable, ineludible, imprescriptible y esperanzador.
La lente de Javier está impregnada de esperanza, de confianza en el ser humano, de creencia en una fuerza superior.
La fotografía de Nolasco Pérez, en palabras de Enrique Canchola, experto en temas neurofisiopsicológicos: transita en las profundidades de las fibras leñosas del sufrimiento, que palpitan en la vida, y que han transformado la piel y los pensamientos, que antes fueron suaves y delicados, en piel dura, cuarteada y rugosa; y a los pensamientos, en lágrimas que vibran en el alma producto de las percepciones dolorosas por el sufrir de la vida.
Por otra parte, y para regocijo de quienes son afectos al pensamiento profundo, en esta publicación el escritor invitado es nuestro brillante amigo, colaborador de Sabersinfin.com, Miguel Ángel Martínez Barradas, quien, indudablemente, está llamado a ocupar un lugar muy importante en el hermetismo, esoterismo y las letras de México.
Regreso al punto inicial.
No somos los mismos.
Somos más, mucho más y menos de lo que éramos hace un año cuando publicamos la edición anterior de Filigramma.
Hoy avanzamos en una dirección que estaba invisible en el serial once: el movimiento poético del saber infinitista. Hoy estamos potenciados. Hoy tenemos más experiencia. Hay kilómetros de palabras los que nos han transformado.
Hoy no somos los mismos… estamos más potenciados.
Hasta aquí la reproducción del editorial. Deseo que disfruten tanto como yo Filigramma número 12, y que sea motivo para recordar que, en cierto modo y con justa razón, no somos los mismos, aunque, en efecto, nuestra consciencia es lo que da sentido y razón a todo.
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