¡Adiós, amigos, no pudimos despediros!... ¿Por qué… por qué?
Pasados dos años pandémicos, los supervivientes, se han hecho muchas preguntas; casi ninguna ha sido contestada con “honestidad y limpieza social”; muchos se fueron creyendo que les despedían con cánticos y aplausos..., pero la verdad, la única verdad, es que se fueron SOLOS y algunos ANÓNIMAMENTE. AMOR… MUJER… PADRES … Todos ellos, cuidados, tuvieron en común dos cosas: “UN BUEN COMIENZO” ... “UN GRAN FINAL” ...
¡Gracias!, por lo mucho que nos distéis; porque todo fue entrega, renuncia, sacrificio y alegría; SÓLO LA NOCHE VEÍA VUESTRAS LÁGRIMAS. Nos esculpisteis con manos llenas de fortaleza e ilusión y en vuestro atardecer, cansados, ILUMINÁSTEIS, SONRIENTES, el ADIOS.
Aunque es penoso caminar en solitario, tiene la ventaja de ser uno libre. Los rebaños, mirando permanentemente la comida que cubre su pradera, caminan seguros, olvidando que hacen lo que otro les dice, sin conocer el destino. Vivir en libertad nunca significará caminar sólo sino poder compartir libremente con otros muchos sus experiencias, su destino y el mejor camino.
Ajustarse a los hechos “razonables” es la única verdad defendible… Las personas sencillas, sólo esperan la VERDAD del RECONOCIMIENTO… Los muertos no hablarán… los hijos y familiares, SÍ… y familiares SOMOS TODOS… Somos PANDEMIA.
Al final todos los caminos se cruzan… Sólo los que hayan tenido buena cimentación, podrán resistir los muchos avatares que se avecinan. La vida real del mundo en que vivimos está totalmente ahuecada. Conocer el camino subterráneo y saber caminar sin ser contaminados por la llamada y desconocida “IA”, necesita madurez... “CIMENTACIÓN MENTAL”. Algunos políticos SALTAN al son de la música, rodeados de columnas palaciegas temporales. Otros MITINEAN mayestáticamente para poder, quizás, ser “SELECCIONADOS. Los MENOS, RECAPACITAN, pensando que la temporalidad es una pandemia sin fin. Pero... TODOS… PROCURAN GUARDAR SU SILLÓN.
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