En el final de su legislatura, Pedro Sánchez se habría despertado con un inesperado cisne negro que podría finiquitar sus días de vino y rosas en la Moncloa. El término “cisne negro” designa a un acontecimiento inesperado e impredecible que produce consecuencias a gran escala y que es explicable solamente a posteriori.
En el caso de Sánchez, ese cisne negro habría adoptado la forma de debacle sin paliativos del PSOE en las recientes elecciones municipales y autonómicas debido a su incapacidad política para hacer frente a la estrategia diseñada por la fundación FAES del ínclito Aznar, estrategia basada en el renacimiento de ETA y en la sombra de pucherazo electoral y que habría permitido a PP y Vox una victoria arrolladora.
¿Golpe de efecto de Sánchez?
Dada la derrota descarnada del PSOE en los recientes comicios, Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y con un golpe de efecto, ha anunciado el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo mes de julio, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un nuevo Gobierno con sus aliados tradicionales, previa conformación de la candidatura unitaria de izquierdas Sumar, pilotada por Yolanda Diaz y que intentará movilizar al electorado izquierdista a desmotivado.
Pero Sánchez habría tomado buena nota de la decisión adoptada por su correligionario portugués, Mario Casas quien, tras perder el apoyo de los grupos de izquierda para la aprobación de los Presupuestos, optó por convocar elecciones en las que logró una mayoría absoluta que le ha permitido gobernar en solitario.
Así, Sánchez estaría revisando su anterior estrategia para incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica, consistente el “uso de comportamiento cooperativos o combativos que le puedan reportar mayores posibilidades de adaptación en función de una situación concreta”, (debacle en las municipales y autonómicas).
En consecuencia, la campaña de Sánchez irá dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta y bajo el lema : No pasarán!, asumirá el rol de garante de las libertades democráticas frente a la implementación del tardofranquismo o democracia no liberal defendida por dirigentes del PP como Ayuso y Vox.
¿CEDA VS FRENTE POPULAR?
Es previsible que en dichas elecciones asistamos a la polarización extrema de un electorado que deberá elegir entre un nuevo Frente Popular integrado por el PSOE, la confluencia Sumar y los partidos nacionalistas periféricos afines o dar su voto a la nueva CEDA integrada por el PP y Vox.
En el supuesto de triunfar en las elecciones la nueva CEDA representada por PP y Vox, asistiremos a la instauración de una nueva Doctrina autonómica que consistiría en la implementación de un Estado basado en el sui generis “café para todos” y que será un misil en la línea de flotación de la pervivencia de los regímenes forales diferenciados vasco y navarro y su capacidad autogestionaria. Ello supondrá “de facto” vaciar de contenido las competencias legislativas de los Parlamentos forales vasco-navarros, medidas restrictivas que podrían convertir a Cataluña, Euskadi y Navarra en autogobiernos devaluados, enconsertados y sometidos a los dictados del Gobierno Central o Tribunal Constitucional de turno, lo que podría desembocar en la apertura del Frente del Norte contra la regresión centralista del Gobierno de Madrid.
Por su parte, el Govern catalán ante la imposibilidad legal de celebrar un Referéndum sobre la Autodeterminación de Cataluña, reeditará el pulso con el Estado central con la declaración de la DUI (Declaración Unilateral de Independencia) y esperará la posterior implementación por el Gobierno Central del 155 que le haría aparecer ante los ojos del mundo como una víctima del Estado totalitario español.
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