¡Que no nos confundan! Lo que nos jugamos en estas elecciones es si continúa el saqueo de bancos y monopolios o redistribuimos la riqueza. Por dos razones. La primera, porque en nuestro país es imprescindible una alternativa al principal problema que tenemos: la crisis de inflación monopolista y la subida de los intereses financieros. Y la segunda, porque tenemos la alternativa: hay que redistribuir la riqueza.
Doble atraco
Sufrimos un auténtico atraco monopolista y financiero. Cada día que pasa perdemos poder adquisitivo: el dinero que nos dejamos -en la cesta de la compra, en el recibo de la luz, en la gasolina necesaria para movernos, en el pago de las hipotecas y del alquiler, y en los demás gastos básicos- no para de aumentar. Nuestros sueldos y pensiones se encogen a medida que suben los precios. Y para muestra un dato, cada persona trabajadora hemos visto recortado nuestro sueldo real en 1.500 euros al año.
“Ola reaccionaria” o recortes salvajes
El principal problema que enfrentamos el 90% de los españoles no es una “ola reaccionaria” del PP y la ultraderecha. Nos meten miedo con esta amenaza, y funcionar por miedo nunca es bueno. Sin embargo, la realidad política nos dice que vamos en otra dirección en la que Feijóo intentando gobernar en solitario comunidades y ayuntamientos, en la que Sánchez ha lanzado la consigna de “o Feijóo o Sánchez”, y en la que aparecen los ofrecimientos a la burguesía burocrática catalana y vasca. Todo esto suena a una especie de “bipartidismo” bajo otras condiciones.
En realidad, lo que nos jugamos en estas elecciones generales no es “si gobierna la derecha y la ultraderecha o lo hace la izquierda”, sino si sigue adelante el saqueo que los monopolios están perpetrando con la subida de los recibos de la luz, de la gasolina y los alimentos; los bancos con la subida de las hipotecas; los fondos buitre con los abusos de los alquileres. Que no nos confundan.
Las familias y las clases populares se empobrecen
Esta crisis nos está empobreciendo a las familias y a las clases populares a pesar de las medidas sociales adoptadas por el Gobierno. Son claramente insuficientes y a los hechos nos remitimos. En el último año, multinacionales como Endesa, monopolios como Repsol, y grandes bancos como Santander, BBVA y CaixaBank han batido récords de beneficios, ¡al tiempo que el poder adquisitivo de los trabajadores retrocedía a nivel de 1997!
Pero el problema clave de las medidas sociales adoptadas por el Gobierno no es solamente que sean insuficientes para el 90% de la población, sino que han dado lugar a una situación económica nacional en la que están disparando una deuda pública que ya va camino del 120%. Esto significa una hipoteca insoportable para el país y para las futuras generaciones. Una soga que asfixia lentamente el futuro de nuestro pueblo y nuestro país.
Apoyamos todas las ayudas que beneficien a la gente
Por supuesto que apoyamos todas las ayudas que beneficien a la gente como es el Ingreso Mínimo Vital (IMV). Pero hay otra alternativa -frente a la política de subvenciones a costa de endeudar al país-, la alternativa es -lo que hay que hacer- redistribuir la riqueza, es decir, poner límite a los ingentes beneficios de la gran banca y monopolios para utilizar tales beneficios al servicio de generar nueva riqueza, subiendo los salarios y las pensiones y promoviendo el tejido productivo.
A los ciudadanos de cualquier lugar de España sobre el 23 de julio
Les decimos que sí hay alternativa. Porque en España tenemos muchos recursos, porque somos uno de los países más ricos de Europa, lo que hay que hacer es redistribuir la riqueza al servicio del país y de la mayoría de su población. Hace falta que llegue al Congreso un programa de redistribución de la riqueza para que, entre otras cosas, se garantice el poder adquisitivo de los salarios y las pensiones; para que se blinden las pensiones en la Constitución; para que se reindustrialice el país creando empleo productivo, y para que una banca pública ayude al tejido productivo de las pequeñas y medianas empresas (pymes), de los autónomos, del mundo rural, de la España vaciada, y de las familias.
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