El momento político de España ofrece el mejor guion de cine que cualquier guionista pueda imaginar. Si nos atenemos al esquema del viaje que el héroe debe realizar, el momento es que empieza la aventura.
Venimos de unos resultados electorales que dejan la partida de ajedrez en tablas pero que también invitan a uno de los contendientes a iniciar un proceso. El héroe recibe la llamada simbólica de quien tiene la llave para formar gobierno, y no es nada menos que la de Carles Puigdemont i Casamajó, prófugo de la justicia española desde que gobernaba Mariano Rajoy, y refugiado muy cerca de Bruselas.
Como en todos los viajes de los héroes, Pedro Sánchez tendrá la tentación de rechazar la llamada. De que debe hacerlo se ocupará de decírnoslo la derecha y la ultraderecha, porque se sienten con el deber de manifestar lo que es democrático y lo que no lo es. Incluso puede que la figura del anciano mentor, en este caso Felipe González, vuelva a recordar que el PSOE debe abstenerse si no hay alternativa para formar gobierno. ¿Hablará también esta vez?, ¿Pero hay alternativa o no a Feijóo con Abascal? Que el mentor hable, que hable bien, que diga algo útil a los militantes y seguidores del partido o se calle para siempre.
El momento es que empieza la aventura. Hay que concertar una cita con el dirigente político catalán huido. Es una prueba con la que no contábamos. Aquí los aliados y los enemigos del héroe mostrarán sus pareceres. En los próximos días veréis sus argumentos en los medios de comunicación.
El héroe se aproxima a la caverna más profunda, el máximo peligro le acecha. Si antes fue contar con los votos de Bildu, ahora lo acusarán de algo peor: de pretender pactar con un prófugo de la justicia. ( ¿Y por qué esto me recuerda a la amistad tan estrecha de Feijóo con el narcotraficante sentenciado Marcial Dorado?)
Pero ¿no estamos deseando ya un encuentro cara a cara entre Pedro Sánchez y Puigdemont? ¿Dónde podría tener lugar? Me imagino que será un encuentro cara a cara al máximo nivel, como exigen las circunstancias.
El candidato perdedor-ganador vivirá un calvario antes y después de visitar la caverna más profunda, aunque supere el máximo peligro, le acusarán de tener una ambición desmedida y pedirán que se retire del duelo y que convoque elecciones para diciembre. Será entonces cuando nos preguntaremos si sobrevivirá Pedro Sánchez a la cuestión de vida o muerte que le plantea Puigdemont. Nuevamente, puede que parezca que muere, pero esperarán a que reviva. Y, como es un héroe, renacerá para entusiasmo de sus seguidores.
Si consigue el PSOE convencer a Puigdemont que es mejor un gobierno de izquierdas que uno de Feijóo con Abascal, el héroe tendrá el conocimiento cuando se constituyan las Cortes y se nombre la mesa del Parlamento. Con esa recompensa vendrá Pedro Sánchez en su camino de regreso a casa y será entonces cuando reciba el reconocimiento. Si hay acuerdo, se someterá a un programa de investidura y el héroe resucitará y los medios de comunicación tendrán una historia que contar. Un relato épico como pocos en política, pero puede suceder que todo sea un fracaso y que no haya más remedio que convocar nuevas elecciones. Lo anterior solo era un supuesto viaje del héroe en una de sus aventuras.
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