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Biblia censurada

Muchos libros pueden informar, solo Este transforma
Octavi Pereña
lunes, 31 de julio de 2023, 10:47 h (CET)

Unas palabras de Jesús para alertar a sus discípulos: “acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Juan 15: 20).


Jesús como Hijo de Dios encarnado fue perseguido a muerte desde su niñez, durante su ministerio público hasta deshacerse de Él las autoridades religiosas y civiles al clavarlo en la cruz. No debe pues extrañarnos que su palabra que se ha conservado en las páginas de la Biblia se haya pretendido deshacerse de ella lanzándola en las hogueras inquisitoriales. Una muestra de este despropósito lo encontramos en el comportamiento del rey Joiaquim de Judá que autorizó a sus consejeros a lanzar al fuego del brasero que caldeaba la habitación las palabras del profeta Jeremías escritas en un pergamino que invitaban al arrepentimiento para que la ira y el furor del Señor no cayese sobre el reino de Judá (Jeremías 36: 1-26). La historia está atiborrada de relatos de quema de biblias y de verdaderos seguidores de Jesús por la Inquisición con el propósito de borrar de sobre la faz de la Tierra todo vestigio dela Verdad de Dios. Como dice el adagio: “La sangre de los mártires es la semilla de nuevos creyentes”. Después del reinado del terror se  levanta resplandeciente la Verdad de Dios que sigue anunciando la misericordia de Dios a una humanidad que le da la espalda.


El apóstol Pablo escribiendo a su discípulo Timoteo, con pocas palabras expresa magistralmente el valor educativo de la Biblia. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3: 16, 17). La Biblia sin recortes ni añadidos sirve “para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. Es decir, la Biblia es el texto didáctico por excelencia para enseñar a los hombres a que anden por camino de justicia. Muchas personas que vivieron la infancia en la postguerra, ante el incivismo de nuestros días, añoran el libro de urbanidad que se utilizaba en las escuelas. Pues bien, la Biblia supera con creces al libro de urbanidad que se utilizaba en las escuelas de mediados del siglo XX.


Un distrito de Utath, Estados Unidos,  veta la Biblia debido a la queja de unos padres que consideran que contiene “vulgaridad y violencia”, que no es adecuado que a los niños se enseñe su contenido.  “Como avanzó el Salt Lake  Tribune, el padre o la madre que presentó la denuncia contra la Biblia sostiene que este libro sagrado no contiene valores para los menores porque es pornográfico según la definición establecida en la nueva ley” (Francesc Peirón). La queja de los padres que consideran que la Biblia contiene “vulgaridad y violencia” porque describe “escenas de incesto, prostitución, violación e infanticidio” (Francesc Peirón). La Biblia no se avergüenza de su contenido. Denuncia el comportamiento humano con el propósito de que los lectores abran los ojos y se despierte en ellos el deseo de andar en santidad y novedad de vida.


La Biblia no ha sido escrita para resaltar la inexistente bondad humana, sino para abrir los ojos de quienes contribuyen a que la maldad sea muy grande en la Tierra, y que el propósito de los pensamientos de su corazón sólo es el mal todo el día (Génesis 6. 5). La periodista Lara Gómez Ruíz le dice al escritor Fernando Vallejo: “El hombre nace malo y la sociedad lo empeora dice el libro. ¿En qué se basa? La respuesta del escritor es escueta y de mucho sentido: “Pues en la experiencia personal. En las muchas décadas que he vivido”. Los periodistas se refieren a la maldad humana pero son muy pocos los que reconocen que se esconda en ellos. Ven la mota en el ojo ajeno pero ignoran la viga incrustada en el propio. Así no iremos bien. Algunos políticos son muy duros con la corrupción política. Denuncian el pecado pero ignoran el origen de la corrupción. Así la maldad no se corrige. La Biblia describe atrocidades estremecedoras que pueden trastornar a los beatos hipócritas, personas que se consideran  buenas cuando sus conciencias estás sobresaturadas de maldad. Es por ello que desean regresar al tiempo en que la Inquisición era operativa con el propósito de hacer desaparecer del mercado la Biblia y así sus conciencias no sean sacudidas por las denuncias. A pesar de los esfuerzos de publicar biblias a las que se les haya podado de “la vulgaridad y de la violencia”, se seguirán publicando biblias con los textos indeseables para las ratas de sacristía.


Las biblias sin podar han servido y seguirán siendo instrumentos de reforma moral tan necesaria en nuestros días  cuando ancha es Castilla la corrupción. “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia, antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de Aquel a quien hemos de dar cuenta” (Hebreos 4: 12, 13). La Biblia hurga en la conciencia del lector que la examina con humildad, deseando fervorosamente que le hable. Es así como se limpia el pecado que embadurna a la sociedad.

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