En España, la percepción de acoso escolar se ha reducido a la mitad con respecto a antes de la pandemia, siendo un 11,8% de los alumnos que consideran que en su clase hay alguien que sufre acoso escolar, frente al 24,4% del curso anterior. Esta es la principal conclusión del V estudio "La opinión de los estudiantes" que realizan cada año conjuntamente la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR. Los insultos, motes y burlas siguen siendo la principal forma de agresión y desciende en 20 puntos las agresiones físicas con respecto al estudio del curso previo.
Cuando estas se producen siguen siendo mayoritariamente en grupo. Por su parte, los profesores, que cada vez tienen más constancia de casos de acoso escolar, proponen favorecer la escucha, el diálogo y la comunicación para prevenir este tipo de violencia entre los alumnos. Pese al descenso de la percepción del acoso escolar, no debemos lanzar las campanas al vuelo. La tristeza, la apatía, o la ansiedad en niños y adolescentes son síntomas que pueden alertar a los padres ante el acoso escolar.
La DANA que ha azotado a varias localidades del este y del sur de España ha dejado un panorama devastador: hogares destruidos, servicios interrumpidos y, lo más grave, pérdidas humanas. Este tipo de fenómenos meteorológicos, cada vez más intensos y frecuentes, no solo dejan daños físicos, sino que afectan profundamente la salud mental de quienes se ven involucrados, directa o indirectamente. Las heridas emocionales son reales y merecen ser atendidas.
Vivimos en una sociedad en la que tenemos la obligación de actuar como lo hace el resto, de comer lo que prueban otros, de tener aficiones conforme al entorno al cual nos hemos desarrollado y sobre todo, a relacionarnos con personas afines a nuestros intereses y clase social
Rabia, impotencia, indignación, tristeza, pena, frustración, culpa, orgullo, solidaridad, responsabilidad. Todas estas emociones se han desatado ante la tragedia de Valencia entre las víctimas, sus vecinos y entre los millones de personas que han contemplado el desastre a través de los medios y las redes sociales. Es una carga emocional extraordinaria que será necesario ir gestionando de manera individual y colectiva en los próximos meses.