Yo y mi generación hemos mamado “el respeto a la mujer”. En aquella época también existían los que infringían ese respeto. Igualmente, como ahora, se perseguían a los infractores. También, como ahora, algunos, “de tapadillas”, conseguían pasar al anonimato.
Las lágrimas por los abusos, el destierro por los embarazos, el miedo al “superior” infractor..., también existían. Todos nosotros hemos vivido esas situaciones porque somos personas de una época, de unas generaciones y de muchas evoluciones sociales. Negarlo sería de ignorantes. Pero, lo expuesto, no anula el principio de aquella generación: “el respeto a la mujer”. Hoy, asombra, a los nacidos entre los 40 y 60, que haya personas que quieran, al estilo farisaico, formar “manadas de hombres malos”...
Existe la “persona” equivocada socialmente: abusador, ladrón, violador, okupa..., NO EXISTE EL “GENERO”, invento, de las “manadas formadas por intereses ¿?”. Equivocar la moral de la convivencia, colocando en su lugar LA MORAL DE CONVENIENCIA, es engañar a una sociedad que conoce la realidad sin transformarla en realidades mitineras de dudosa independencia.
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