Si bien lo que estamos viviendo en estos momentos globales de conflictos de extrema gravedad y no menos riesgo y si tenemos en cuenta que la defensa y la seguridad internacional forma parte de una complicada estabilidad dentro del sistema internacional. Una realidad no ajena a las guerras, conflictos que se están desarrollando en la actualidad en el mundo es necesario apostar por el esfuerzo compartido de la cultura para buscar alternativas esperanzadoras para el entendimiento y el diálogo.
Si bien el fenómeno de la cultura de la paz es muy complejo y opaco por su naturaleza. La opacidad proviene de factores como el terrorismo, temas geopolíticos, económicos pero no debe generarse el desaliento y si a la esperanza que proviene de la cultura, de la música, del arte en general.
Sin embargo, a pesar de lo complejo y de las dificultades a la hora de actuar, es necesario destacar la importante labor que las organizaciones internacionales, tanto gubernamentales como no, los promotores de paz, los educadores de paz y los millones de personas comprometidas y solidarias están realizando para intentar fomentar la cultura de paz en su pequeño grupo o comunidad, en su país y, consecuentemente, en el resto del mundo.
Una muestra de ello es la antología como CANTO PLANETARIO, Hermandad en la Tierra (HC Editores, Costa Rica), con su propio himno de paz y esperanza que pelea por hacer del mundo un lugar más pacífico, más justo y humano que busca cultivar la paz más allá de las armas y de los fusiles con la cultura.
Un proyecto que bien podría ser valorado por la mismísima ONU como un intento real de comunición por la Paz, el Medio Ambiente, y la Vida en definitiva.
Todos los continentes unidos, en 77 idiomas diferentes y con 268 participantes y que apuesta por la Igualdad real 134 hombres y 134 mujeres en los que diferentes artistas, poetas, escritores, artistas plásticos, académicos, periodistas y cantantes se dan la mano.
Judios con árabes, rusos con ucranianos y tantos ejemplos que hermanados en un mismo proyectos lejos de ideologías, religiones y pensamientos diversos se unen y apoyan en un proyecto que apuesta por la vida, la paz y por la Tierra como casa común de todos.
Si bien yo soy parte de esa iniciativa por la inmesa generosidad de su promotor Carlos Javier Jarquín es la clara muestra que es posible que a fecha de hoy parece que se tambalea...
Los valores como la paz, la infancia, la Tierra tienen esperanza pues son demasiados millones de personas las que ahora se cobijan alrededor de a esperanza con la que ese faro de luz nos alumbra y al que os invito a unirnos para llegar a conseguir el objetivo de la Paz en un mundo mejor.
Desde esta columna quiero dar voz a ese grito de esperanza de personas bien intencionadas que representan a cientos de millones de personas que apuestan por el diálogo y por la comunicación dentro de un mundo de diversidades.
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