Siempre es bueno (y oportuno) escribir sobre distintas cuestiones con las que nos tropezamos en el devenir de cada día y que afectan a nuestras vidas de manera directa. Y no solo de las que nos producen alegría, sino de aquellas otras que nos causan verdadero pesar.
Hoy me he levantado con ganas de escribir sobre canallas y canalladas que, por desgracia, están a la orden del día. Empezaremos por definir estasdos palabras y nada mejor que hacerlo tal como lo expresa el DRAE. Canalla: Gente baja, ruin; 2) Perrería y 3) Persona despreciable y de malos procederes. Canallada: Acción o dicho propio de un canalla. Una vez definidas ambas, solo hay que mirar en nuestro derredor patrio para darnos cuenta de que los canallas han proliferado en progresión geométrica y, con ellos, las canalladas.
¿No es una canallada que un político traidor pronuncie un discurso lleno de embustes y falsas promesas, con una cara dura impresionante, para engañar a los ciudadanos y, una vez engañados, haga todo lo contrario con la misma desfachatez y sin sonrojarse siquiera?
Solo pido al lector queabra bien los ojos, porque hay unos cuantos canallas que han decidido protagonizar un montón de canalladas que van a sumirnos a los españoles en la etapa más triste de nuestra historia.
¿Y, qué podemos hacer ante tanto canalla? Pues apoyar a los muchos doctores y juristas que hay en España para que con su tesón y sabiduría pongan toda su ciencia para tratar de sacarnos de esta engorrosa e injusta situación. A nosotros nos queda un arma muy poderosa, que hay que emplear con exquisito respeto a las normas: el recurso de queja, con el que expresar permanentemente nuestro rechazo ante quienes solo buscan su provecho. No podemos consentir que los tiranos y canallas se instalen a sus anchas y hagan las tropelías que están dispuestos a cometer. ¡La unión hace la fuerza!
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