Se dice que con el matrimonio dos personas se hacen una sola carne. ¿Cómo es posible, si tienen dos individualidades distintas? No es solamente la unión física, sino que el amante está en el amado como plantado en la cabeza, en el pensamiento y el sentimiento. Y así, sólo estando uno en el otro puede ser posible ser uno solo. Estar en el otro es "ser el otro", ser uno para el otro. Esto significa que estar enamorado ya no es cosa de un tiempo pasajero, sino que de algún modo puede alimentarse para siempre, con o sin sentimiento. Aunque se padezca a veces, pero el amor es darse, entregarse, dar algo que ya no pertenece a uno, decir sí cada día, siempre.
Todo esto, que derrocha realidad, no es fácil llevarlo a la práctica, pero se hace más fácil si hay una comprensión, si se tiene el poder que significan estas ideas si se saben desde la experiencia vivida. Y es que el amor no es una obligación pero muchas veces sí es un acto de justicia con la persona que se ha entregado libre y totalmente, y en este sentido se pueden superar estados pasajeros, como pueden ser enfados fruto de crisis nerviosas donde se dicen cosas que atacan a la pareja, que no se piensan en situaciones normales. Pues una persona no se casa solamente porque ama, sino también porque quiere amar a pesar de los problemas.
Este sentido profundo de lealtad es constitutivo de la vida, y también para el equilibrio personal, una armonía vital que si falla, si no cumplimos con ese deber que aparece ante nuestra consciencia, el alma me hace sentir como enfermo, y mi corazón no me deja descansar. Puede ser difícil el amor cuando no hay ese estar enamorado, cuando en algún momento falta el sentimiento, que es voluble y a veces desaparece. En la imagen de los Magos de Oriente que siguen la estrella hasta Jesús, el resplandor del astro desaparece durante un tiempo, y ellos siguen, se informan, preguntan, pero no abandonan, hasta que vuelve otra vez esa luz que los guía; así pasa con el sentimiento. En la imagen del fuego, el sentimiento es la llama, mientras que el amor es el rescoldo, que aunque a veces esté oculto entre las cenizas, no se apaga, y cuando se aviva con más oxígeno (esos pequeños detalles necesarios) la llama vuelve. La expresión de que con el matrimonio los dos se hacen “una sola carne" significa también esto. Hoy día hay miedo al compromiso, a que el hecho formal pueda estropear la relación amorosa. Como oí hace poco: hay un tipo de amistad entre un hombre y una mujer que no tiene sexo… y se llama “matrimonio”. Hoy día, formar una familia muchas veces no pasa por el matrimonio, es una unión de ser "uno del otro" sin casarse. Pienso que esas formas de casarse y sentirse comprometido sin un lazo formal ante la sociedad o la iglesia responde a la crisis de las instituciones, y así se puede estar uno en el otro y entregarse hasta darse del todo a la pareja, con un amor que existe “de verdad”, y que sea un compromiso para siempre, un “matrimonio”, aunque no haya testigos y formalidades. ¿Es preciso un reconocimiento público a esa unión? El sentido religioso-social de la alianza esponsal responde al sentido religioso-social de la persona, que vive con los demás. En algunas épocas, el puritanismo o sentido de moral-social ha hecho de esto la esencia del matrimonio, pero en realidad es solamente un aspecto no esencial del mismo: un reconocimiento como otro contractual o de status social. De manera que el amor es a la vez una intuición, admiraciónmutua, etc., y un acto de paciencia y perseverancia, que no es “aguantar” estoicamente sino mantenerse en la decisión de amar a pesar de las tormentas, pues luego vuelve la calma y la luz del sol. Si se empeñanlos dos, el sentimiento reaparece con su luz y pasión... Para profundizar en eso conviene tener en cuenta que el cerebro y nuestra mente está siempre influenciada por emociones y sentimientos, así cuando nos enfadamos con una persona podemos generar odio hacia ella, y cuando se nos pasó el enfado la volvemos a querer; es decir que pensamos algo que al cabo de poco rato ya no pensamos. Así también, podemos sentirnos enamorados hacia una persona que acabamos de conocer, sin tener en cuenta aspectos de justicia como la lealtad que debemos a nuestra pareja, y las consecuencias desastrosas que puede causar dejarnos llevar por el vuelo de “una mariposa” pasajera; la mente goza de autocontrol para no caer irremediablemente hacia conductas pasajeras, llevadas por un sentimiento. Y es que la mente necesita tomar cierta distancia de circunstancias que nos puedan afectar, incluso en algunos casos puede servirnos una cierta proyección, pensar en situaciones de futuro y estabilidad antes de tomar decisiones, pensar con quién nos vemos dentro de unos años, o en caso de enfermedad, o quién queremos que nos acompañe a nuestra muerte. La libertad se va completando con lo que llamamos responsabilidad. Nos hace ver que muchos pensamientos influenciados por emociones no son objetivos, algo así como la visión que tenemos de un palo dentro del agua se ve torcido, y hay que esperar, como el palo cuando se saca ya se ve recto, cuando pasa aquella dificultad emocional, etc. Así, ese sentido de "una sola carne" nos indica que en la antropología del amor hay un proceso, que puede empezar, como al encender fuego, por cosas más sensitivas-corporales como las sensaciones-conmociones ante el otro/a, para luego ir hacia las emociones, que ya son sentimientos y provocar un sentimiento único que toca lo más íntimo y es el enamoramiento, que ya no es "para mí" sino más espiritual, ya no es concupiscencia-eros sino donación-agapé. De la mano de la amistad se pasa a otro terreno más espiritual, el agapé o amor de donación, es un trascender el “te quiero para mí” (o en el sentido coloquial, “te comería”) para pasar a un desear el bien del otro, decir: "es bueno que existas", quiero lo bueno para ti, y esa amistad aparece como lo mejor de la vida. Así, aparece un tipo de amistad (amor de benevolencia), único en su modo, que es el amor esponsal, que es cuando se dice a una persona "eres mi vida, soy tuyo", y uno es para el otro... amor esponsal que se realiza en la unión auténtica de los esposos.
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