Manifestación en las calles de Londres en solidaridad con el pueblo palestino de Gaza. Human Rights Watch sostiene que, de nuevo durante el último año, los líderes mundiales han mirado a otro lado ante crisis de derechos humanos y los reivindican solo discrecionalmente, según sus intereses políticos. Imagen: Guy Smallman / SW
Los líderes mundiales no han adoptado posturas firmes para proteger los derechos humanos durante 2023, un año en el que se han vivido algunas de las peores crisis y desafíos con consecuencias mortales, según afirma Human Rights Watch (HRW) al presentar esta semana su Informe Mundial 2024.
Tirana Hassan, directora ejecutiva de HRW, dijo que “el sistema internacional del que dependemos para proteger los derechos humanos está amenazado en la medida en que los líderes mundiales cierran los ojos cuando se violan los principios universales de los derechos humanos”.
“Cada vez que un país pasa por alto estos principios universales y globalmente aceptados, alguien paga un precio, y ese precio, a veces, es la vida de las personas”, deploró la abogada australiana que dirige la organización humanitaria.
La 34 edición del Informe Mundial de HRW, de 740 páginas, analiza las prácticas de derechos humanos en casi 100 países y subraya el “sufrimiento terrible causado por el renovado conflicto armado entre el gobierno israelí y Hamás, al igual que los conflictos en Ucrania, Myanmar, Etiopía y el Sahel”.
También destaca que 2023 fue el más caluroso desde que comenzaron los registros mundiales en 1880, y que la avalancha de incendios forestales, sequías y tormentas provocaron estragos en comunidades desde Bangladesh hasta Libia y Canadá.
La desigualdad económica aumentó en todo el mundo, “al igual que la ira por las decisiones políticas que han arrastrado a tantas personas a la necesidad de luchar por sobrevivir”, dice el informe. Hassan criticó, junto a la represión de los derechos humanos y las atrocidades cometidas en contextos de guerra, “el ejercicio de la diplomacia transaccional y la indignación selectiva que manifestaron algunos gobiernos, lo cual conllevó costos profundos para los derechos de quienes se encontraban fuera de estos acuerdos”.
Como ejemplos de esa duplicidad expuso que gobiernos condenan abiertamente los crímenes de guerra del gobierno israelí contra civiles en Gaza, “pero guardan silencio ante los crímenes contra la humanidad del gobierno chino en Xinjiang”, la provincia noroccidental tradicionalmente habitada por la etnia uigur, de confesión musulmana.
O también “cuando exigen un procesamiento internacional por los crímenes de guerra rusos en Ucrania mientras socavan la rendición de cuentas por los abusos estadounidenses en Afganistán”. En situaciones así, los gobiernos y sus líderes “debilitan la creencia en la universalidad de los derechos humanos y la legitimidad de las leyes diseñadas para protegerlos”, dijo Hassan.
Al tratar la situación en el Sahel, la docena de países en la franja semiárida que separa el desierto del Sahara de la zona boscosa de África, el informe recordó que Sudán se sumió en un conflicto armado en abril de 2023 cuando los dos generales sudaneses más poderosos se enfrentaron por el poder. Las Naciones Unidas, indica HRW, no han logrado detener los abusos masivos contra civiles, sobre todo en la región de Darfur (oeste) y el Consejo de Seguridad de la ONU cerró su misión política en ese país ante la insistencia del gobierno sudanés.
Con ello “puso fin a lo poco que quedaba de la capacidad de la ONU en ese país para proteger a los civiles e informar públicamente sobre la situación de los derechos”.
En Estados Unidos, “el presidente Joe Biden ha mostrado poco interés en responsabilizar a los violadores de los derechos humanos que son clave para su agenda nacional o aquellos en la esfera de influencia de China”, dice el informe. Agrega que los aliados de Estados Unidos como Arabia Saudita, India y Egipto “continúan violando masivamente los derechos de sus ciudadanos”.
La Unión Europea “ha eludido sus obligaciones en materia de derechos humanos, devolviendo a solicitantes de asilo y migrantes a otros países o haciendo acuerdos con gobiernos abusivos como Libia y Turquía para mantener fuera a los migrantes”.
Los gobiernos democráticos de la región de Asia-Pacífico, incluidos Japón, Corea del Sur y Australia, “consistentemente relegan los derechos humanos en nombre de garantizar alianzas militares y comerciales”, critica el documento.
Bajo el primer ministro Narendra Modi, “la democracia de India se ha deslizado hacia la autocracia, con las autoridades apuntando a las minorías, endureciendo la represión y desmantelando las instituciones independientes”.
“En Túnez, el presidente Kais Saied ha eliminado los controles y contrapesos. El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha manipulado los altos niveles de delincuencia para aplicar medidas de seguridad con el fin de hacerse con el poder y consolidarlo”, deplora el informe.
En Bangladesh, el gobierno de la primera ministra Sheikh Hasina ordenó el arresto de más de 10 000 líderes y partidarios de la oposición antes de las elecciones de enero de 2024, en las que acaba de resultar triunfadora.
Hassan matizó al agregar que “también hubo destellos de esperanza, que muestran que es posible un camino diferente”, e insta a los gobiernos a respetar de manera congruente sus obligaciones en materia de derechos humanos.
El informe menciona a ese respecto que en una decisión histórica en noviembre, la Corte Internacional de Justicia ordenó al gobierno sirio prevenir la tortura y otros abusos, y el parlamento japonés aprobó su primera ley para proteger a las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero de una “discriminación injusta”.
En México, una coalición de la sociedad civil convenció al Congreso para que aprobara una ley que estableciera la plena capacidad jurídica, beneficiando a millones de personas con discapacidad y personas mayores.
La Corte Suprema de Brasil ratificó todos los derechos de todos los pueblos indígenas sobre sus tierras ancestrales, una barrera contra la deforestación en la Amazonia, y el tribunal más alto del Reino Unido anuló un acuerdo que trasladaba las responsabilidades de asilo del ese país a Ruanda El informe sostiene que las organizaciones de la sociedad civil, los movimientos de base y las personas defensoras de derechos ayudan a restablecer el marco de derechos humanos como hoja de ruta hacia sociedades prósperas e inclusivas.
Finalmente, “la diplomacia basada en principios, en la cual los gobiernos asignan un lugar central a sus obligaciones de derechos humanos, puede influir para contrarrestar conductas opresivas y tener un impacto significativo para las personas cuyos derechos estén siendo violados”, concluyó Hassan.
A-E/HM - Fuente: IPS
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