El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero acaba de reivindicar a RTVE como “uno de los pilares de nuestra democracia”. Ha dicho que defiende una «Corporación libre, independiente y fuerte» porque “los medios públicos están llamados a ser una defensa activa de la democracia”.
Estoy muy de acuerdo con él, pero me parece necesario recordar que fue precisamente bajo la presidencia de Zapatero, concretamente en la etapa final de su segundo mandato, cuando se pusieron “los mimbres que permitían fácilmente a un futuro gobierno una involución profunda de la democracia comunicativa”. Así lo afirmó textualmente en su día mi buen amigo Enrique Bustamante, uno de los especialistas -si no el que más- que mejor han descubierto y analizado los entresijos del sector audiovisual español.
Como el propio Bustamante se encargó de señalar en su libro Historia de la radio y la televisión en España, tres ministros a quien Rodríguez Zapatero concedió un gran poder y de “escasa o nula trayectoria militante socialista” (María Teresa Fernández de la Vega, Pedro Solbes y Miguel Sebastián) se encargaron de dinamitar el proyecto previo de su propio gobierno, destinado a convertir a RTVE en un medio público independiente y democrático. En muy poco tiempo y a través del poco democrático procedimiento de los decretos por vía de urgencia, esos tres ministros le dieron la vuelta a la situación. Acabaron con la independencia de RTVE, la ahogaron económicamente, deterioraron, “por omisión” según Bustamante, la televisión pública regional y estimularon “el poder concentrado y prácticamente omnímodo de los grupos privados”. Cuando más tarde el Partido Popular ganó las elecciones, Mariano Rajoy tuvo ya muy fácil imponer el modelo comunicativo de la derecha española, mezcla, como también señaló Bustamante, de franquismo rancio y neoliberalismo: ruina económica de los medios públicos y protección de los privados, manipulación informativa, despidos ideológicos y consolidación del duopolio formado por Mediaset y Atresmedia.
Me alegro mucho de que Rodríguez Zapatero se convierta ahora en un gran defensor de los medios públicos como soporte y base de la democracia, aunque hubiera sido mucho más positivo para la nuestra que hubiera actuado según ahora pregona cuando gobernó.
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