Son expresiones latinas que, traducidas con cierta libertad, podemos decir que significan: Nada sale de la nada o, de la nada ningún ser es creado. Esta frase es atribuida a Parménides de Elea, y con la que manifiesta que nada surge de la nada tal como él concibe el universo. Totalmente de acuerdo con la idea expresada, puesto que ningún ser humano puede crear nada de donde nada hay. Sin embargo, ante tal afirmación, surge inmediatamente la pregunta ¿entonces el macro y el microcosmos de cómo y de dónde han surgido? No hay respuesta posible desde el punto de vista humano, pero todo lo que contemplamos, y lo que no podemos ver sin ayuda de potentes microscopios, así como de telescopios, ¿de qué ha brotado? ¿cómo se ha formado? Si tomamos como cierta la aseveración inicial, nunca humanamente podremos encontrar la respuesta. Si nos ponemos en situación deberemos de regresar a un punto en el que existe un inmenso vacío total en el que la carencia absoluta de toda existencia impera, pero creo que estamos cayendo en una “contradictio in términis” u oxímoron como decían los griegos, ya que la nada es la carencia de existencia, por lo tanto no puede existir. Por muchas vueltas que le demos, siempre tendremos que explicar de dónde ha surgido todo lo que nos rodea. Como ya he dicho, desde el punto de vista humano no podemos encontrarle ninguna elucidación.
Hay una ley elemental de física que dice: “La materia no se crea, ni se modifica, sino que se transforma”. Sentada esta premisa ¿A qué tendremos qué recurrir entonces? Pienso que no nos queda más remedio que manifestar que ha tenido que haber un Hacedor que haya creado este universo en el que nos movemos así como la posible existencia de otros muchos más como la ciencia supone que existen. No sé qué explicación pueden dar los que niegan la existencia de esa Capacidad Superior que, con solo su palabra, hizo surgir ‘ex novo’ todo lo que nos rodea y contemplamos. Si admitimos que la materia no se crea ni se destruye, sino que se modifica, ha de haber un momento en el que esta no existía. La explicación que dan los que se dedican a estas especulaciones es que en un principio, la materia estaba concentrada en un nucleolo como la cabeza de un pequeño alfiler, y que llegado cierto momento se produjo una gran explosión que dio lugar a que se formase todo lo que conocemos. Bien, admitámoslo, pero ¿quién originó que esa materia estuviese condensada hasta tal punto en un corpúsculo? ¿Por qué se produjo tal explosión? ¿Quién dio lugar a ella? ¿Surgió acaso de la nada? Si hubiese sucedido de esta manera, la conclusión sería que la materia tiene el poder de crearse, cosa a todas luces imposible ya que, caso de que así fuese, querría decir que era eterna, o que existía desde la eternidad, con lo que nos veríamos abocados a un panteísmo, por el cual toda la existencia sería divina, o lo que es lo mismo, la totalidad del universo sería un único dios, incluidos los humanos, los animales y los seres inertes, cosa que, a todas luces, consideramos imposible.
Además la idea que tenemos de la Divinidad es su inmutabilidad. La materia es mudable por propia definición, por ello no podría ser eterna.
¿Qué respuesta podemos dar?
Pienso que solo una: existe un Ser superior omnipotente, al cual no podemos definir, ya que definir o delimitar, ambos verbos tienen parecidas acepciones, es poner fronteras o confines a la infinitud. Este Ser tendría el suficiente poder para de la inexistencia originar existencia.
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