Un 19 de Marzo de 1934, el comandante del Segundo Cuerpo de Ejército paraguayo, Rafael Franco, se reunió con el General Estigarribia para explicarle sus planes.
Se trataba de ocupar Cañada Tarija, una maniobra que como lo admite el comandante Carlos Fernández, fue concebida por Rafael Franco.
Esta maniobra concebida hace noventa años, y que se inició el 23 de marzo, sería coronada con un rotundo éxito y a muy bajo precio.
El protagonista directo de la accion, Guido Chase Sardi, dejó constancia en sus memorias que la maniobra de su regimiento de infantería abrió la posibilidad de dar un tiro de gracia al enemigo que como tantas otras veces, fue desperdiciada por los altos mandos.
Chase puntualiza que la maniobra de Franco y Federico Wenman Smith escapaba a la capacidad de entendimiento de Estigarribia.
Además, éste se encontraba demasiado lejos, en Isla Po í, desde donde era imposible dirigir una operacion de semejante envergadura.
En la madrugada del 22 de marzo de 1934, el regimiento de Infantería número ocho llamado Piribebuy, inició su marcha hacia Cañada Tarija para expulsar a los bolivianos de sus posiciones principales de Garrapatal.
Comandaba este regimiento Guido Chase Sardi, quien dejó detallado testimonio sobre la maniobra, puntualizando que la marcha se inició a las cuatro de la mañana, en dos columnas, una a cada margen y dejando el medio del camino vacío.
Las órdenes de Chase evidencian su puntillosidad y anticipación con precisas instrucciones a la sanidad e Intendencia.
A la hora 21 del día 26, consigna el comandante de regimiento, los paraguayos abrieron fuego contra la retaguardia boliviana, pero como el día 27 amanecieron con las cantimploras vacías, dirigieron su ataque a pozos de agua cercanos.
La situación desesperada de los paraguayos, sin agua ni víveres, no pudo ser aprovechada por un jefe boliviano que dirigía su División a trescientos kilómetros de distancia.
Fue también determinante que la posición atacada por el regimiento Piribebuy estaba ocupada por los bolivianos llamados privilegiados, universitarios de clase alta, a quienes sus jefes habían destacado allí pensando que los paraguayos jamás alcanzarían esa posición.
El día 28 de marzo, amanecían dueños del objetivo los paraguayos. El comandante boliviano Bavía, tras un fallido intento de suicidarse, había luego huído hacia Garrapatal, donde tres días más tarde lo encontraron los paraguayos.
Había perdido el habla por la herida que él mismo se había ocasionado al intentar suicidarse, cayendo finalmente prisionero como todos sus subordinados.
Los estrategas de esta victoriosa operación, Smith y Franco, llegarían al finalizar la guerra a la presidencia del Paraguay. El protagonista que la materializó, recibiría un año más tarde un impacto de bala en la cabeza pero lograría sobrevivir merced a la pericia de Duarte Ortellado, quien sería el primer Ministro de Salud del Paraguay.
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