La corrupción en España, ha sido un tema de gran preocupación en las últimas décadas, afecta a diversos niveles de la administración pública y se manifiesta en múltiples formas, desde el soborno y la malversación de fondos, hasta el tráfico de influencias y la prevaricación.
Existen muchos y diversos casos de notoria relevancia, con una red de corrupción política, que involucra a empresarios y políticos en esquemas de soborno y fraude, que pone de manifiesto la necesidad de una mayor transparencia y controles más estrictos en la financiación de los partidos políticos, el dinero que entra de la UE, la adjudicación de contratos públicos y como y de que manera se gasta todo ese dinero.
La corrupción, no solo socava la confianza en las instituciones públicas, sino también tiene un impacto económico significativo.
Según el Consejo General de Economistas de España, la corrupción puede llegar a costar al país, hasta un 5% de su PIB anual, esto se traduce en menos recursos para servicios públicos esenciales, como la educación y la sanidad, sectores que ya están en declive, comparando décadas atrás, también repercute en una mayor carga para los contribuyentes.
En respuesta a toda esta problemática, España ha implementado varias medidas, como la creación de la Oficina Antifraude y la Fiscalía Anticorrupción, además de exigir total transparencia y acceso a la información pública, que, según últimos datos parece ser, que no se está cumpliendo en su totalidad, es por ello, que aún queda mucho por hacer, la corrupción sigue siendo alta y afecta a la imagen de España, a todos los niveles.
Es esencial que se continúen desarrollando políticas efectivas y se promueva una cultura de integridad y responsabilidad en todos los niveles, para asegurar un futuro más justo y equitativo para todos los españoles, aunque por desgracia, siempre hay personas avariciosas y sin escrúpulos.
La lucha contra la corrupción es un desafío constante, que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad, con esfuerzos más conjuntos y un compromiso firme, España debe restaurar la confianza en sus instituciones democráticas, pero tiene que cortar de raíz las malas hiervas.
Todo esto, no va de colores, ni de partidos políticos, puesto que, lo mismo la derecha que la izquierda, tienen en su entorno corrupciones, en este momento el PP tiene más o menos un 40,8% y el PSOE un 39,9%, todos tienen cadáveres en su terreno.
Lo más indigno bajo mi punto de vista, algo que me supera, es que, durante la pandemia, mientras enfermaban y se morían cientos y cientos de personas, otros señores, por llamarlos educadamente, se enriquecían aprovechando sus dolencias, su muerte, con una situación totalmente dantesca, y a día de hoy siguen queriendo demostrar que todo su entramado era totalmente correcto y legal, pero siempre pagamos los mismos, mientras ellos se llenan los bolsillos.
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