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Cuando creemos que todo aquel ruido de incultos había terminado, vuelve a empezar. Mientras VOX les hace el trabajo sucio, Mazón y Català lo miran desde la barrera porque confían en ser ellos los ordeñadores de votos

Nunca se fueron

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Hace más de 50 años Raimon publicó un disco donde además del poema “Veles e Vents”, todo un éxito, había otro tema donde la letra me impactó. En esta canción, “Quan creus que ja s’acava”, el cantante de Xàtiva dice “Cuando crees que ya se acaba/vuelve a empezar/ Y vuelve el tiempo de los monstruos/ que no están muertos/ y el silencio anida en  la vida”. Y ahora, pasado más de medio siglo de la aparición de aquel grito raimoniano, en el País Valencià parece que cuando creíamos que toda una triste y gris época había desaparecido definitivamente de las tierras valencianas, vuelven a empezar aquellos tiempos en los que desde los poderes institucionales se despreciaban la  lengua, cultura y tradiciones propias del País Valencià.


La llegada del Partido Popular y de Vox a las instituciones valencianas está suponiendo un arrinconamiento de muchas de las cosas que se habían logrado en las dos legislaturas que PSOE y COMPROMISO estuvieron al frente de la Generalitat y, especialmente, del Ayuntamiento  de València, la capital del País. Antes de conocer el resultado de las elecciones del pasado Mayo unos y otros, derecha extrema y extrema derecha, ya tenían preparado un plan, conquistar las instituciones y repartirse los papeles a jugar una vez llegados al poder.  El PP haría de “poli bueno” contra los furibundos ataques de VOX a la libertad de expresión que jugaría el papel de “poli malo”.


Y nada más tocar sillón del poder comienzan con pequeñas fechorías para entretener al personal e ir ordeñando futuros votos, sacan el acento del nombre de Valencia y lo anuncian con clarines y timbales mostrando un letrero municipal donde el acento ha sido sustituido por una pequeña bandera, la suya, la española, para que no nos quede ninguna duda de por dónde nos caerán los palos.  Vuelven a empezar, como hace años,  tiempos de Rita y Camps, lo hicieron con la inestimable ayuda de los de Unió Valenciana, a los que finalmente el PP se merendó con el reparto de cargos y prebendas.  Y siguieron las fechorías, al inquilino de la Consejería de Cultura, un hombre que ha pasado por la Universidad però, como dice mi amigo Paco, la Universidad no ha pasado por él, no le gustan ni la cultura ni la lengua de nuestro  País Valencià, él, como todo torero, prefiere la cultura de su patria, España, y una de las primeras decisiones que tomó al sentarse en el sillón de Conseller fue que en los estantes de las bibliotecas públicas del País no podía haber  revistas tan peligrosas como “Camacuc”  y “Cavall  Fort”’ dels que, como es sabido, adoctrinan a  los más pequeños de la casa. 

Vuelven a empezar, y no sería extraño que llenaran las bibliotecas con antiguas colecciones del Guerrero del Antifaz, matador de moros, y Roberto Alcazar, un perfecto fascista.


Son voraces, han llegado al poder para borrar las señas de identidad de los valencianos, para cambiar la historia, para negar, además de la violencia machista, cualquier opinión científica que no esté de acuerdo con su ideología, no tienen ninguna vergüenza en llevar la contraria a los especialistas en la materia e, incluso, el inquilino de la Consejería de Cultura niega los informes de la Real Academia Española en el tema del nombre de la lengua.  Quieren convertir la televisión pública valenciana en su NO-DO particular, y la Presidenta de Les Corts se permite el lujo de amenazar, vía redes sociales a sus trabajadores por usar el nombre de País Valencià. Vuelven a empezar.


Cuando creemos que todo aquel ruido de incultos había terminado, como dice la canción, vuelve a empezar, mientras VOX les hace el trabajo sucio, Mazón y Català lo miran desde la barrera porque confían en ser ellos los ordeñadores de votos.

Nunca se fueron

Cuando creemos que todo aquel ruido de incultos había terminado, vuelve a empezar. Mientras VOX les hace el trabajo sucio, Mazón y Català lo miran desde la barrera porque confían en ser ellos los ordeñadores de votos
Rafa Esteve-Casanova
viernes, 19 de abril de 2024, 09:48 h (CET)

Hace más de 50 años Raimon publicó un disco donde además del poema “Veles e Vents”, todo un éxito, había otro tema donde la letra me impactó. En esta canción, “Quan creus que ja s’acava”, el cantante de Xàtiva dice “Cuando crees que ya se acaba/vuelve a empezar/ Y vuelve el tiempo de los monstruos/ que no están muertos/ y el silencio anida en  la vida”. Y ahora, pasado más de medio siglo de la aparición de aquel grito raimoniano, en el País Valencià parece que cuando creíamos que toda una triste y gris época había desaparecido definitivamente de las tierras valencianas, vuelven a empezar aquellos tiempos en los que desde los poderes institucionales se despreciaban la  lengua, cultura y tradiciones propias del País Valencià.


La llegada del Partido Popular y de Vox a las instituciones valencianas está suponiendo un arrinconamiento de muchas de las cosas que se habían logrado en las dos legislaturas que PSOE y COMPROMISO estuvieron al frente de la Generalitat y, especialmente, del Ayuntamiento  de València, la capital del País. Antes de conocer el resultado de las elecciones del pasado Mayo unos y otros, derecha extrema y extrema derecha, ya tenían preparado un plan, conquistar las instituciones y repartirse los papeles a jugar una vez llegados al poder.  El PP haría de “poli bueno” contra los furibundos ataques de VOX a la libertad de expresión que jugaría el papel de “poli malo”.


Y nada más tocar sillón del poder comienzan con pequeñas fechorías para entretener al personal e ir ordeñando futuros votos, sacan el acento del nombre de Valencia y lo anuncian con clarines y timbales mostrando un letrero municipal donde el acento ha sido sustituido por una pequeña bandera, la suya, la española, para que no nos quede ninguna duda de por dónde nos caerán los palos.  Vuelven a empezar, como hace años,  tiempos de Rita y Camps, lo hicieron con la inestimable ayuda de los de Unió Valenciana, a los que finalmente el PP se merendó con el reparto de cargos y prebendas.  Y siguieron las fechorías, al inquilino de la Consejería de Cultura, un hombre que ha pasado por la Universidad però, como dice mi amigo Paco, la Universidad no ha pasado por él, no le gustan ni la cultura ni la lengua de nuestro  País Valencià, él, como todo torero, prefiere la cultura de su patria, España, y una de las primeras decisiones que tomó al sentarse en el sillón de Conseller fue que en los estantes de las bibliotecas públicas del País no podía haber  revistas tan peligrosas como “Camacuc”  y “Cavall  Fort”’ dels que, como es sabido, adoctrinan a  los más pequeños de la casa. 

Vuelven a empezar, y no sería extraño que llenaran las bibliotecas con antiguas colecciones del Guerrero del Antifaz, matador de moros, y Roberto Alcazar, un perfecto fascista.


Son voraces, han llegado al poder para borrar las señas de identidad de los valencianos, para cambiar la historia, para negar, además de la violencia machista, cualquier opinión científica que no esté de acuerdo con su ideología, no tienen ninguna vergüenza en llevar la contraria a los especialistas en la materia e, incluso, el inquilino de la Consejería de Cultura niega los informes de la Real Academia Española en el tema del nombre de la lengua.  Quieren convertir la televisión pública valenciana en su NO-DO particular, y la Presidenta de Les Corts se permite el lujo de amenazar, vía redes sociales a sus trabajadores por usar el nombre de País Valencià. Vuelven a empezar.


Cuando creemos que todo aquel ruido de incultos había terminado, como dice la canción, vuelve a empezar, mientras VOX les hace el trabajo sucio, Mazón y Català lo miran desde la barrera porque confían en ser ellos los ordeñadores de votos.

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