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Opinión
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Liberalismos y cajas de bombones

El Occidente desarrollado no quiere reconocer explícitamente que la base de su éxito no es filosófica ni moral, sino puramente material
Luis Méndez Viñolas
lunes, 6 de mayo de 2024, 09:01 h (CET)

La vida no es como una caja de bombones. La frase de Forrest Gump, tan famosa (¿?), presupone un mundo feliz en el que no hay bombones rellenos de hiel. Sin embargo, el propio Gump debe saber que no es así en cuanto su vida no es precisamente afortunada.


Con el liberalismo pasa igual. Para él su sistema es una caja de bombones. Basta con ver una película de Hollywood, su Meca. No hay fontaneros. Todos van a la universidad y escriben libros cargados de sensibilidad y autoestima. La caja de bombones rosa por excelencia.


El problema es que esa caja está conectada con el resto del mundo, el cual la contradice. Podemos recurrir a otra película: “El padrino”. El hogar del sr. Corleone es amable, incluso justo. Lo que en la película no se ve es de qué se nutre.


El Occidente desarrollado, ejemplo de liberalismo, no quiere reconocer explícitamente que la base de su éxito no es filosófica ni moral, sino puramente material: multinacionales; impresión de moneda ilimitada (que no representa la economía real y con la que traslada a otros su creciente deuda); préstamos leoninos y condicionados a aspecto ajenos al préstamo; intercambios comerciales desiguales; extracción de materias primas ajenas a precio de saldo (Chile aún no se ha desembarazado de las secuelas impuestas por los Chicago boys, los liberales más ortodoxos y sinceros); proteccionismo aquí y el librecambismo allá; venta de armas incluso a ambos contendientes; guerras directas o intermediadas; frases que eran o son verdaderos programas estratégicos, como la de Kissinger referida a Brasil: No permitiremos un Japón al Sur de la línea del Ecuador. O la similar de Brzezinski a México: No permitiremos un Japón al Sur de nuestra frontera, etc.


El 30% de los niños británicos vive en la pobreza


La proporción de bienestar en esa caja es la de quince bombones dulces y ochenta y cinco amargos. Incluso envenenados, pues en el mundo la gente muere de pobreza evitable. Es más, entre el veinte y el veinticinco por cientos de esos quince bombones selectos no es dulce. Sin ir lejos, el 30% de los niños británicos vive en la pobreza (Rev Pediatr Aten Primaria vol. 20 no.80 Madrid 2018). Seguramente esta cifra prepandémica ha aumentado.


Sin embargo, ¿cómo se muestra a sí mismo el mundo liberal? Muy fácil: coge Google Earth y enfoca Manhattan. Y de ahí selecciona el ático más lujoso. ¿Cómo se preserva? Negándose a deslizar el ratón hacia el Bronx; esa es una zona de infrahumanos, cuando no de “basura blanca” (“white trash” dicen ellos) que no cuenta. La causa de su infradesarrollo es individual, o de clase; incluso de raza, que para eso hay rubios y menos rubios. Este es otro asunto; un estudio en Dinamarca demostraba lo que nunca había sucedido, que establecían una escala entre rubios escandinavos y anglosajones, y rubios eslavos. No digamos respecto a morenos y negros. Puro racionalismo.


Dice Oxfam: “Desde 2015, la población más rica, que supone un 1 %, posee más riqueza que el resto del planeta… El 1% más rico de la población posee más del doble de riqueza que 6.900 millones de personas… Casi la mitad de la humanidad --3.400 millones de personas-- vive con menos de 5,50 dólares al día… Cada año (es decir, la cosa va en aumento) 100 millones de personas en todo el mundo se sumen en la pobreza debido a que se ven obligadas a pagar por la sanidad de su bolsillo… En la actualidad, hay 258 millones de niñas y niños sin escolarizar: uno de cada cinco… A nivel mundial, la brecha salarial entre hombres y mujeres es del 24%”.


Muros visibles e invisibles


Frente a la libertad, el muro, que sigue coleteando. Una síntesis aparentemente magnifica. Pero no es una división real que identifique países de signo contrario. Lamentablemente el mundo está lleno de ellos (físicos y mentales). Pocos recuerdan que Gaza está rodeada de un muro con sólo dos puertas, una al norte y otra al sur (y bloqueadas). No es fácil encontrar información actualizada sobre su extensión. Hemos leído 65 kilómetros para un territorio de unos 365 kilómetros cuadrados. Varios inspectores internacionales lo han descrito muy bien: el mayor campo de concentración a cielo abierto. ¿Habitantes? según Gisha, ong israelí, 2,3 millones. Según la ONU, casi 600 mil. El otro muro, el de Cisjordania, ya en 2017 tenía unos 800 kilómetros. Más del 80% discurría por tierra palestina. No es posible saber cuánto se ha extendido. Ah, y el de Jerusalem para las mujeres.


Esa es otra: aquí un okupa es un delincuente; allí un colono que echa a una familia palestina de su propiedad, una víctima del terrorismo. Por cierto, cuando se habla de terrorismo se olvida el atentado en el hotel Rey David, de Jerusalén (1946). Atentado contra, curiosamente, el gobierno británico de Palestina. 91 muertos. ¿Autoría? La organización clandestina judía Eztel.


¿Otro mundo en Gaza? ¿Lucha de civilizaciones a lo Huntington? Por supuesto: libertad y cobre; fraternidad y manganeso; derechos humanos y fosfato; civilización y bromuro, igualdad y arcilla; justicia y arena; modernidad y azufre; librepensamiento y potasa; estética y asfalto; cultura y yacimientos de gas natural; cosmopolitismo y petróleo crudo. No obstante, pese a todas esas bellas palabras y materias primas son pobres.


El muro entre EE.UU. y México mide unos 1.100 kilómetros. Es su derecho se dirá. Por supuesto, todo lo contrario que se dice respecto a otros muros. Las materias primas baratas, tienen más reconocimiento que las personas (en verdad no es tan así, sin documentación los emigrantes son más explotables). Quizás algunos de esos emigrantes, en su ignorancia “tercermundista”, siguen pensando en los mapas anteriores al tratado de Guadalupe (“1848…, por el cual México cedió… California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas y partes de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. En conjunto, 2.4 millones de kilómetros cuadrados”).Casi cinco Españas.


Los de la meritocracia concluirán: lo que cada uno se gana. En efecto: Canadá se lleve el noventa y nueve por ciento del oro de Guatemala pagándole el uno por ciento del beneficio. Tampoco es elemento importante que Níger, con su uranio, ilumine el sesenta y cinco por ciento de Francia, mientras él apenas tiene luz. No hay problema, el desequilibrio se compensa con una ong llena de amor. Por cierto, en la primera búsqueda en Google la fuente de riqueza de Níger es la cebolla. Del oro y del plutonio nada. Para llorar.


El cruel Estado


Pero no sólo de muros y fosos está conformado ese mundo. Que después de una guerra un Estado construyera 165 millones de viviendas (más de la mitad de la población), cedidas gratis a sus ciudadanos, no es liberalizador. Tampoco lo es que el alquiler de la vivienda no superara el 3% del salario (incluidos gas y electricidad). Ni la gratuidad de casi todo. Eso no eran derechos humanos.

Derecho humano es que la vivienda pueda representar entre el 60 y el 70 por ciento del salario (que bien se las ingeniaron para que la cuota de la comunidad de vecinos se trasladara al inquilino). De las condiciones laborales con las que se paga ese alquiler ni hablar. Carece de importancia que se vaya a un hospital con dos dedos amputados y sólo cosan uno porque no se tiene dinero para más (verídico, EE.UU.). Repetimos la frase de Oxfam: “Cada año…se sum(a)n en la pobreza debido a que se ven obligadas a pagar por la sanidad de su bolsillo”. Somos los pioneros hacia un porvenir eventual.


¿Necesitamos más o menos Estado?


En España hay 850.000 personas en lista de espera para ser operadas. ¿Es imposibilidad real o una manera de forzar la privatización de la sanidad? ¿Qué ocurrirá con las pensiones (en el mejor de los casos ¿volveremos a las subidas de un 0,25%?) ¿Devolverán los bancos los 60 mil millones --otros dicen que 100 mil --? ¿Se devolverán los 60 mil millones de la caja de las pensiones? ¿Qué ocurrirá con la enseñanza? Habría que seguir con atención la experiencia Milei en su odisea de jibarización del Estado, y escribir en láminas de acero los resultados.


¿Es grande el sistema estatal español? La realidad es que esas alarmas sobre las dimensiones de nuestro Estado no están justificadas. Datos sobre funcionarios: Noruega 30,69%; Suecia 28,66%; Dinamarca 27,61%; Islandia 24,95%; Finlandia 24,24% (es decir, los países con mayor desarrollo); OECD 17,91%; España 15,58%; Estados Unidos 14,91%. Por cierto, cuando se habla de funcionarios se olvida que la mayoría de ellos pertenecen a la enseñanza y a la sanidad. ¿Queremos menos médicos y profesores? No nos extrañaría una respuesta afirmativa. Hay un estudio muy interesante de V. Navarro que demuestra que esos funcionarios escandinavos dinamizaron y salvaron la economía (consumo, impuestos, servicios). Dicen historiadores solventes que China, a pesar de sus avatares a lo largo de siglos, sobrevivido gracias a su funcionariado, especialmente formado a partir de Confucio.


Si vamos al porcentaje de gasto público con relación al PIB es el siguiente: Francia 57.3; Finlandia 55.6: Italia 55.2; Bélgica 54.6; Austria 52.1; Grecia 50.5; Zona euro 50; Cuba 49.8; Unión Europea 49.4; España 46.4. (Entre la UE y España hay diez países más https://es.tradingeconomics.com/country-list/government-spending-to-gdp). ¿Hay algo más estimulante que la inseguridad (del vecino)?

No hablemos del origen de los grandes capitales: esclavismo, colonialismo, depredación entre imperios, guerras coloniales, invasiones financieras, golpes... Todo lo antes reseñado.


¿Propaganda? La Leyenda Negra contra España, por ejemplo, cualquiera que sea su grado de exageración, fue creada por la potencia que invadió al mundo entero salvo a ocho países (hay un mapa sobre el asunto), es decir, la liberal Gran Bretaña, espejo de derechos civiles en casa, quitando Irlanda. Robinson Crusoe es un buen ejemplo: antes serviría a un esclavista que a un español, dice él (Defoe, el autor, un miembro de la inteligencia inglesa). Más liberalismo: dos guerras mundiales, con deriva atómica, por el control de Europa, África, Asia. ¿Qué tipo de sociedades se ha construido en América latina, Irak, Libia, Afganistán, Siria? ¿Están mejor ahora, ya liberadas? ¿Ese es el futuro que se proyecta para Europa? Se dirá ¡la Alemania nazi no era liberal! No, pero sí los industriales que la utilizaron. Como liberales son los parlamentarios canadienses que enaltecieron a Yarsolav Hunka (Euronews). Cuidado con quienes se etiquetan falsamente.


Además, al decir que no todos son países liberales se entrará en una clasificación y subclasificación de términos infinita y confusa: liberales, neoliberales, ultraliberales, socioliberales, conservadores, ultraconservadores, neocons, demócratas sociales, libertaristas, anarcocapitalistas, etc. ; y todos con una misma característica: el sistema económico sobre el que se asientan, y una relación Estado-empresa privada donde prima (y manda) esta. La mano invisible en el mercado que siempre termina en privatizaciones: sanidad, educación, pensiones, despido libérrimo, reducción o eliminación de salario mínimo, esqueletización del subsidio de paro (y aumento del paro, lo que provocara la paradoja de que la Bolsa suba cuando se produzca), En definitiva, menos Estado, menos ciudadano, más dejar hacer, más beneficios para las empresas privados; más para los fondos buitres (perdón, pacífico animalito). Lo decía Rubén Manso, de Vox: todo privado menos justicia, policía y ejército (es decir, la seguridad del Estado). Pero esto no es liberalismo; es precisamente lo que pretende Milei, se dirá. Que ingeniosa distinción entre suelo (economía) y primer piso (política) ¿No son dos caras de una misma moneda? ¿O acaso la política económica de Milei no es ultraliberal?


Democracia: situación objetiva frente a quimeras subjetivistas


Extraña que para los liberales de buena fe, los que creen en ese ideario no como propaganda sino como mecanismo democrático, los que anteponen al ciudadano, no les preocupe respecto a la libertad que el uno por ciento de la población disponga de un poder económico desorbitado que lo condiciona todo a su gusto: la democracia, la libertad, la justicia, la mayor parte de la información; que pueda declarar la guerra y la paz; levantar países o convertirlos en estados fallidos; decidir lo que es muro defensivo o prisión. ¿Qué piensan de esa triada conformada por políticos, banqueros (acordémonos de las destructivas relaciones entre March y la II República) y medios de comunicación oficializados, y que en muchos casos se sientan o sentarán en los mismos consejos de administración? Volviendo a los bancos, posiblemente lo que en 2009 eran 55 entidades, queden en 9 por la posible fusión BBVA – Sabadell. ¿A la libertad no le preocupa la concentración de capital? Quizás esa sea una de las claves de la globalización: que ese uno por ciento, disperso por el mundo, necesita coordinar sus acciones debilitando las fronteras nacionales.


Otra noticia libertaria: Dice Expansión: “El fondo privado de mayor tamaño del mundo está en más de la mitad de las compañías que cotizan en España, incluidas las 35 del Ibex y otras 36 del Continuo, donde atesora 36.800 millones de euros”. Con 30 mil viviendas en nuestro país ahora entrará en la economía española con 60 mil millones más. Esto, ¿condiciona la libertad soberana del país? El inefable Oscar Puente (¡Pedro es el puto amo!) ha demostrado con su salutación a esta noticia que no es exagerado decir que hay una dispersión de nombres y un mismo común denominador.

Y la igualdad, ¿por qué se la ignora? Entre desiguales no puede haber libertad. El liberalismo, su burguesía, tuvo un momento brillante en 1789. Sin embargo, hasta ahora sólo ha cumplido parte del ideario: faltan la igualdad y la fraternidad. Sin ellas, la libertad puede servir para cualquier cosa, tal como está ocurriendo.


Estancados en la autocomplacencia ¿cómo detectar lo que hay que reformar y desechar? Si se observa bien, los grandes sistemas ideológicos del mundo han sabido transformarse. Por el contrario, ese liberalismo autocomplacido no incluye el derecho humano a la diferencia; no concibe fórmulas distintas a las suyas. Las denosta. ¿Decimos que las suyas no son válidas? Unas sí, otras no. Pero sobre todo, lo que no es válido es que los principios y las acciones diverjan (¿se puede hablar de derechos humanos cuando en el último periodo se ha intervenido militarmente en 64 países con millones de muertos?).


Esta eclosión repentina de liberalismos unipensante (y que tiene su propio negativo bien definido) arroja una sombra preocupante: ¿quizás el estrecho de Taiwan?¿Otro conflicto en ciernes? Los adoradores del liberalismo no han logrado asimilar flexiblemente que no ha llegado el final de la historia. A no ser que quieran tener razón por la vía atómica. Sería el fin de la historia, y de la humanidad.

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