Desde que decidí escribir y expresar mis memorias, anécdotas, la historia y las particularidades de los personajes influyentes en los fenómenos y cultura de nuestra historia nacional, para bien y saber de mis lectores, de las generaciones de esta época contemporánea, así como de las próximas; al publicarlas y dejarlas en obras que he logrado se me editen, he dejado claro lo valioso e importante de ser un voraz lector de los documentos fuentes, por lo que la buena y bien lectura para el buen entendimiento del contenido de los textos, no solo es fundamental sino determinante.
La experiencia me ha enseñado, que esto último, --el no leer bien--, por lo general hace trastocar valores y entendimientos. De ahí, una de las grandes razones del por qué no conocemos a nuestro Héroe Cultural el Poeta Rubén Darío, al no ser fácil el entendimiento correcto del sentido de sus poemas.
Con tristeza conocí recientemente, que un amigo, leyendo erradamente, mi escrito sobre Don Cristobal Colon, apeló a Rubén Darío, para demostrar que Don Cristóbal Colon era una persona con una personalidad despreciable, "Colon negrero", porque Darío inicia su poema así: ¡Desgraciado Almirante!
Cuando en realidad Rubén describe a lo extenso de dicho poema, el lamento de las derivaciones del descubrimiento del nuevo mundo, sea por las actividades desdeñables después, por los españoles como colonizadores y conquistadores, a todas luces censurables y hasta condenables. Muestra o prueba de lo anterior, es ver como Rubén Darío finaliza, compadeciéndose de Cristóbal Colon: ¡Cristoforo Colombo, pobre Almirante, ruega a Dios por el mundo que descubriste!
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