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Sobre tertulias y festivales

Lo universal de un buen escritor e inteligente maestro parte siempre de la singularidad de lo sencillo
Paula Winkler
viernes, 17 de mayo de 2024, 10:10 h (CET)

En este periódico, una nota de Nieves Fernández trata acerca de las viejas y nuevas tertulias literarias en España. Aunque el océano nos separe y cada una haya recorrido su propia historia en la cultura, da placer el descubrir que personas de identidad y continente distintos puedan coincidir a pleno.


En España, las “tertulias” y en Argentina, los “talleres” (de poesía, de cuento, novela, teatro, etcétera) designan un espacio que reúne a escritores con escribidores o con curiosos lectores, ávidos de compartir la interpretación de polisémicos textos. Los talleristas sugieren, critican, comparten dudas y devoluciones. Hay talleres abiertos y reuniones donde se lee y se debate; también, como en España, presentaciones de narrativa, ensayo y poesía tanto en televisión como en radio, en ferias del libro, librerías y espacios, en encuentros digitales. Y suelen organizarse festivales a los que asisten universitarios, escolares, curiosos, críticos, poetas y narradores; gestores culturales y periodistas.


En Madrid, las tertulias de El Comercial, por ejemplo, son célebremente conocidas. Asimismo, la legendaria Librería de la Mujer y las librerías Laie Pau Claris, en Barcelona. En Buenos Aires pululan, asimismo, grandes o pequeñas librerías donde la concurrencia comparte opinión literaria u oye a otros explayarse respecto de un nuevo libro a la venta. También se lee y escribe poesía y narrativa en cárceles y nosocomios mediante programas concienzudos y amorosos que estimulan la faz creativa. Y como en España, se promueve la escritura entre niños, reos que cumplen sentencia, entre vulnerables y solitarios para mejorar a todos, acaso, un poco la vida.


La pregunta que asoma: ¿los talleres forman? ¿Las escuelas, universidades del arte y la clínica literaria enseñan a escribir? ¿Se puede aprender a leer y a escribir novelas, poemas, cuentos, relatos, ensayos? ¿El acudir y participar de festivales, presentaciones y tertulias, leyendo lo propio y reinterpretando lo ajeno hace a qué literatura? El arte y las Letras van haciéndose al andar. Acumulan versiones. Y, quizá, en el ámbito de las redes y de los foros, se aprenda a manejar los recursos lingüísticos. Pero la técnica no basta. En todo caso, constituye una buena base, no solo para avanzar en los diseños de la IA. Se puede evitar así que el lenguaje hable por nosotros y, en cambio, que seamos nosotros los que comuniquemos valiéndonos de él. Cronistas y periodistas de la gráfica lo saben de memoria. De lo contrario, habrá molestas fe de erratas, disculpas y debates hasta el cansancio.


El escritor es autocrítico y se corrige; el corrector y la crítica, detectives del texto, es posible que descubran fallo o talento o ambas cosas después. En una época en que el protocolo ha sustituido al rito y la estadística, al contenido, los nóveles escribientes buscan establecimientos educativos o autores que den cuenta del secreto de narrar. Para ello, por más diligente que sea el que dirige, si los supuestos discípulos no se encuentran dispuestos a bucear en un texto clásico o contemporáneo, propio o ajeno; realista, barroco o mestizo; ensayo, cuento; teatro, crónica, novela o poesía, se consumirá largo tiempo para que su escritura no quede reducida al origen meramente catártico que la motivó. Los talleres, las tertulias de antaño en Argentina y del hoy en España no alientan, desde luego, el ejercicio pretencioso de la autoinmunidad carente de estética.


Liliana Heker, en su “Trastienda de la escritura” afirma que una no escribe para completarse. Tampoco se trata de completar a nadie. Ningún texto puede permitirse ser tontamente altanero y controlar la subjetividad del autor (que no es el narrador ni el narratario) ni la del lector. Solo en los cuentos infantiles clásicos se encuentra el “y, entonces, (…) para siempre”. Y aun cuando comenzáramos con “era una vez” y tratásemos de sostener la narratividad, evocando esa nostálgica tercera persona siempre en coherencia, tales relatos los reescribiría siempre un lector. El tiempo deviene más allá del autor.


Ignoro si se puede enseñar a elegir la palabra adecuada para la voz del personaje que se creó o entre versos para un poema o a cómo introducir al autor textual para realizar un comentario ajeno al narrador, al narratario o a los personajes. Hay reglas en el arte, y la principal es que no trascienda que fueron cumplidas o que se las infringió con intención. Ello hace al buen gusto, también transitado cuando hay sombras y pozos oscuros en el relato y hasta en la crónica. Y este “buen gusto”, a ciencia cierta, no se pasea por las ferias del libro ni se hallan en congresos, festivales, tertulias o en encuentros privados. El arte es un fenómeno subjetivo y polisémico, por ello, nunca autosuficiente. Incluso, un síntoma de la época.


Pero cuando los egos se suben a la cabeza aparece la irrefrenable ambición. De algo se vive, es verdad, y nadie espera que un escritor se desinterese de las ventas o que, por anacoreta en el barrilito de Diógenes, no se reúna con nadie. En todo caso, lo que habría que enseñar (y aprender) es a mostrar poco: los silencios significan... En definitiva, como aconseja Alice Munro, la canadiense premio Nobel recientemente fallecida: “La belleza está en los detalles, en las pequeñas cosas de la vida”.


Saber no es sólo conocer. Y las tertulias, los festivales, los talleres literarios, las ferias del libro disminuyen la soledad, previa e imprescindible para escribir, al permitir que los narradores, poetas o cronistas, los ensayistas experimenten junto al otro una percepción análoga o hasta diferente. En definitiva, el narcisismo del artista debería operar únicamente en la insistencia del oficio en sí, en lugar de transformarlo en pavo real, pues la trascendencia es un milagro, en manos de la historia, incontrolable hasta para el márquetin. Lo universal de un buen escritor e inteligente maestro parte siempre de la singularidad de lo sencillo.    

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