Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Infancia | Niños | Inocencia | Existencia | Reflexiones
Con su inocencia y su curiosidad, nos invitan a considerar muchas verdades de manera más simple y directa

La percepción del tiempo y la existencia en los niños

|

La inocencia de la pregunta

Cuando veíamos fotos de familia de hace 20 años, decía una niña de 3 años y medio: "¿Yo no estoy?" Esta pregunta, aparentemente sencilla, refleja una profundidad y un misterio que trasciende la comprensión temporal de la existencia humana. Para un niño, la idea de no estar presente en un momento capturado en una fotografía es incomprensible. Su mundo está compuesto por el ahora, por su presencia tangible y su interacción directa con el entorno. No conciben su no-existencia porque, en su mente, siempre han sido parte del mundo.


Responder desde la comprensión infantil

Le respondimos que era muy pequeña, que estaba con Jesús, y le pusimos fotos recientes donde sí estaba ella. Esta respuesta, aunque sencilla y adecuada para la comprensión de un niño, abre la puerta a una reflexión más profunda sobre la existencia y el tiempo. Desde una perspectiva infantil, esta explicación puede ser suficiente para calmar su curiosidad momentánea, pero también nos invita a considerar una visión más amplia y espiritual de la existencia.


La existencia en dimensiones diferentes

¿Cómo hacer ver a un niño esa no-existencia? O en realidad, ¿es el niño quien nos enseña que sí estábamos presentes, pero de otra manera, en otras dimensiones, en un mundo diferente, es decir, que estábamos ya en Dios? Esta pregunta nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza de la existencia humana y su relación con el tiempo y el espacio.


Desde una perspectiva espiritual y filosófica, podríamos decir que nuestra existencia no se limita a nuestra presencia física en un momento específico. Estamos presentes en el amor y el pensamiento de aquellos que nos precedieron, en los sueños y esperanzas de aquellos que nos esperan. La no-existencia física en una foto no niega nuestra existencia en un plano más profundo y trascendental.


La existencia en Dios

Para los creyentes, la idea de estar "ya en Dios" ofrece una respuesta reconfortante. Dios, siendo omnipresente y eterno, contiene en sí mismo todas las dimensiones del tiempo y el espacio. En este sentido, podríamos decir que siempre hemos estado presentes en el pensamiento y el amor de Dios. Nuestra existencia temporal en el mundo es solo una manifestación de una realidad más profunda y permanente en Dios.


Enseñanza desde la perspectiva infantil

Los niños, con su inocencia y su curiosidad, nos invitan a considerar estas verdades de manera más simple y directa. Para ellos, la existencia es inmediata y continua. No conciben una separación entre el pasado, el presente y el futuro. Esta visión nos puede enseñar a nosotros, los adultos, a ver más allá de las limitaciones temporales y a comprender nuestra existencia desde una perspectiva más amplia y eterna.


Responder con amor y creatividad

Para explicar a un niño por qué no está en una foto de hace 20 años, podemos usar la creatividad y el amor. Podemos decirle que, aunque no estaba físicamente presente, siempre ha estado en nuestros corazones y pensamientos. Podemos hablar de cómo las familias esperan con amor la llegada de nuevos miembros, y cómo ese amor los incluye incluso antes de su nacimiento. Así, en un sentido muy real y profundo, siempre ha sido parte de nuestra historia y nuestro amor.


Reflexión final

La pregunta de la niña nos recuerda la maravilla y el misterio de la existencia humana. Nos desafía a considerar nuestra vida no solo en términos de tiempo y espacio, sino también en términos de amor y eternidad. Nos enseña que, en el corazón de Dios, siempre hemos existido y siempre existiremos, más allá de las limitaciones de nuestra comprensión temporal. Así, al responder a la curiosidad de un niño, también nos acercamos un poco más a la verdad de nuestra propia existencia eterna en Dios.

La percepción del tiempo y la existencia en los niños

Con su inocencia y su curiosidad, nos invitan a considerar muchas verdades de manera más simple y directa
Llucià Pou Sabaté
miércoles, 3 de julio de 2024, 09:27 h (CET)

La inocencia de la pregunta

Cuando veíamos fotos de familia de hace 20 años, decía una niña de 3 años y medio: "¿Yo no estoy?" Esta pregunta, aparentemente sencilla, refleja una profundidad y un misterio que trasciende la comprensión temporal de la existencia humana. Para un niño, la idea de no estar presente en un momento capturado en una fotografía es incomprensible. Su mundo está compuesto por el ahora, por su presencia tangible y su interacción directa con el entorno. No conciben su no-existencia porque, en su mente, siempre han sido parte del mundo.


Responder desde la comprensión infantil

Le respondimos que era muy pequeña, que estaba con Jesús, y le pusimos fotos recientes donde sí estaba ella. Esta respuesta, aunque sencilla y adecuada para la comprensión de un niño, abre la puerta a una reflexión más profunda sobre la existencia y el tiempo. Desde una perspectiva infantil, esta explicación puede ser suficiente para calmar su curiosidad momentánea, pero también nos invita a considerar una visión más amplia y espiritual de la existencia.


La existencia en dimensiones diferentes

¿Cómo hacer ver a un niño esa no-existencia? O en realidad, ¿es el niño quien nos enseña que sí estábamos presentes, pero de otra manera, en otras dimensiones, en un mundo diferente, es decir, que estábamos ya en Dios? Esta pregunta nos lleva a reflexionar sobre la naturaleza de la existencia humana y su relación con el tiempo y el espacio.


Desde una perspectiva espiritual y filosófica, podríamos decir que nuestra existencia no se limita a nuestra presencia física en un momento específico. Estamos presentes en el amor y el pensamiento de aquellos que nos precedieron, en los sueños y esperanzas de aquellos que nos esperan. La no-existencia física en una foto no niega nuestra existencia en un plano más profundo y trascendental.


La existencia en Dios

Para los creyentes, la idea de estar "ya en Dios" ofrece una respuesta reconfortante. Dios, siendo omnipresente y eterno, contiene en sí mismo todas las dimensiones del tiempo y el espacio. En este sentido, podríamos decir que siempre hemos estado presentes en el pensamiento y el amor de Dios. Nuestra existencia temporal en el mundo es solo una manifestación de una realidad más profunda y permanente en Dios.


Enseñanza desde la perspectiva infantil

Los niños, con su inocencia y su curiosidad, nos invitan a considerar estas verdades de manera más simple y directa. Para ellos, la existencia es inmediata y continua. No conciben una separación entre el pasado, el presente y el futuro. Esta visión nos puede enseñar a nosotros, los adultos, a ver más allá de las limitaciones temporales y a comprender nuestra existencia desde una perspectiva más amplia y eterna.


Responder con amor y creatividad

Para explicar a un niño por qué no está en una foto de hace 20 años, podemos usar la creatividad y el amor. Podemos decirle que, aunque no estaba físicamente presente, siempre ha estado en nuestros corazones y pensamientos. Podemos hablar de cómo las familias esperan con amor la llegada de nuevos miembros, y cómo ese amor los incluye incluso antes de su nacimiento. Así, en un sentido muy real y profundo, siempre ha sido parte de nuestra historia y nuestro amor.


Reflexión final

La pregunta de la niña nos recuerda la maravilla y el misterio de la existencia humana. Nos desafía a considerar nuestra vida no solo en términos de tiempo y espacio, sino también en términos de amor y eternidad. Nos enseña que, en el corazón de Dios, siempre hemos existido y siempre existiremos, más allá de las limitaciones de nuestra comprensión temporal. Así, al responder a la curiosidad de un niño, también nos acercamos un poco más a la verdad de nuestra propia existencia eterna en Dios.

Noticias relacionadas

Andamos, en el contexto de estos días, a vueltas con la democracia, ese concepto ajado, vociferado y reclamado. La pensó Churchill como “el peor de los sistemas exceptuando todos los demás”, lo que, en román paladino, supone estimarla como el menos malo de los regímenes, que no destaca por sus límpidas virtudes sino por excluir a otras formas de gobierno mucho más execrables.

La referencia de hoy rastrea los matices creadores de aires enigmáticos y asombros incesantes. Desprovistos de guías protocolarias, la incertidumbre de los razonamientos multiplica las posibilidades interpretativas. El dinamismo de los procedimientos configura la imagen de cuanto acontece; cabe la posibilidad de quedarse absorto en la contemplación de las estrellas en el firmamento oscuro.

¡Ni los más viejos del lugar se lo creerían! Un golpista catalán, Josep Rull, nacido como yo en Terrassa (Barcelona), y que ha estado en prisión por el golpe de Estado separatista en octubre de 2017, está presidiendo el Parlament de Catalunya, en teoría una institución democrática, pero que en la práctica esa democracia, y en muchas ocasiones, brilla por su ausencia.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto