En pleno siglo XXI, una presunta activista del gobierno de Pedro Sánchez perdía el culo por aventar maledicencias del juez que tiene imputada a la señora del presidente. ¡Lenin ha resucitado! Con ignorante desparpajo, rápido y veloz verbo, comenzó a narrar su película mal hilvanada y nula de información veraz, pero dañina a sabiendas de cómo podía destrozar el prestigio del juez Peinado si hubiera sido cierta.
¡Qué poco alcance tuvo «Sor Angélica del bulo falsario»! Lo raro es que no sospechara que estaba haciendo un ridículo brutal y siendo la mofa de los usuarios de las redes sociales, así como que su intervención se iba a hacer viral. Aspiraba a su minuto de gloria y resulta que el cachondeo fue de dimensiones inesperadas. Este tipo de periodistas no se pueden ni deben marchar nunca porque no tendríamos con quién y de quién mofarnos, sobre todo si hablan de dos DNI en una misma persona. Por cierto, la risa también da equilibrio y felicidad.
La noticia era surrealista, por lo que fue objeto de burlas en todas partes, sin que faltaran incautos e ignorantes que se dejaron arrastrar por la falsedad de la noticia. Hasta algún parlamentario de la “izquierdona” pinchó en hueso y optó por salir corriendo de la red “X” con el rabo entre las piernas. ¿A que sí, señor parlamentario comunista del niño Jesús? «Hay que joderse, ¡qué singular es El Plural, me recuerda a Lo País!», decía un usuario de “X”. No faltaron comentarios duros para la Sexta TV por actuar al contrario que Santo Tomás. Vergüenza ajena decía sentir otro usuario cuando en una ocasión vio al presidente Sánchez decirle al tal García Ferreras: «Antonio, todo es fango». Y efectivamente, a fango no gana nadie al mentiroso y vulgar presidente. En «Moncloaca», sede central de la fábrica de bulos, llevan hilvanándolos desde hace seis años, aunque con una torpeza digna de cachondeo, chufla y rechifla.
«Sor Angélica del bulo falsario» no tenía más salida que culpar al Registro de la Propiedad. Por cierto, lo mejor es que cuente cómo pidió el dato porque estoy convencido que fue ella quien indujo al error con el que se le contestó. ¿Nombre y apellidos, sin DNI? ¡A ver señora, que hace ya muchos años que en el Registro de la Propiedad exigen nombre completo y DNI de la persona en cuestión! Con ello podrá saber quién es el titular de derechos y, partiendo de esa información general, podrá dirigirse a los registros concretos y solicitar notas simples de los inmuebles en particular. Vamos, que esta señora de la profunda investigación registral va a comprar tomates y, si salen malos, echa la culpa al panadero o al chapista de al lado. Muy propio de esta izquierda resentida y atrabiliaria.
Me gustaría saber qué datos pidió y cómo los pidió para conocer cuál es el patrimonio del ínclito juez Peinado. Hoy, los niños de secundaria y algunos de primaria saben hacer una gestión así y sin que les den gato por liebre. Con solo nombre y apellidos, que es como parece haberlo hecho la ‘ínclita’ señora desinformadora, puede encontrarse con un gran patrimonio a la vista y sobre el papel, pero del que no es única titular.
Y eso de divulgar que el Ministerio de Interior le confirmó que el juez, Juan Carlos Peinado, tenía dos números de DNI con los que hacía gestiones inmobiliarias, no se lo cree ni el que asó la manteca en Sevilla a las cuatro de la tarde. Para mí que se han mofado de la ¿investigadora? y le han inducido al ridículo más sonado con mofa incluida. Tal vez, el tal Marlaska tenga dos DNI, que para eso es el jefe de bulos de la fallida legislatura pasada. Dicen que debe de tener dos DNI: uno para crear bulos y otro para divulgarlos.
¿Cuántos DNI tiene usted, señora tan singular del “El Plural”? ¿De qué árbol se ha caído, «Sor Angélica»? ¡Qué tropa, Dios mío, qué tropa! Don Álvaro de Figueroa le hubiera corrido a gorrazos antes de soltar ese «¡Joder, qué tropa!». Por cierto, investigue al fiscal general, «Alvarone» García Ortiz, por si tiene un ingente patrimonio con seis o siete DNI. Visto lo visto, cualquier cosa le vale, señora periodista.
Compruebo que aún pululan algunas desinformadoras sectarias, al igual que quedan zoquetes «periodistos» crédulos, que estarían mejor esconzuñando que acudiendo a los Registros de la Propiedad para luego escribir y difundir maliciosas versiones que dañan interesadamente al prójimo, pretendiendo lucirse con barbaridades de perogrullo, pero esta vez las cañas se han vuelto lanzas y las ranas se le han subido a la chepa.
Sabido es que éste no es el nivel habitual del periodismo informativo en España, aunque existan desinformadoras «pesebreras», algo así como mentirosos de libro y «buleros» de rutina. A ver quién es el guapo que compra cuarto y mitad de verdad a la periodista de referencia. Yo no, ni aunque lo jure por la espada del Cid y, menos aún, tras comprobar que trabajó codo con codo con el bolivariano y «príncipe de Delcy», Rodríguez Zapatero, alias “ZParo”. ¡Caramba con los rojillos de caviar y zamburiñas! Ni para limpiar los narros al bebé parecen servir algunos y algunas.
Ya nadie puede negarme que el cortijo socialista está lleno de talibanes de la desinformación que, a la vez, son traficantes del bulo fácil envuelto en celofán de odio y maldad. Referido a este mismo tema, me decía ayer un socialista de pelo en pecho y con callosidades de tanto pensar, como servidor del pueblo, que «ya no hay duda de que algunos desinformadores no encontrarían ni siquiera una prostituta en un prostíbulo, aunque digan encontrar una persona con dos documentos nacionales de identidad».
En fin, ¡Cuánto despendole con el chiste malo y los memes mil sobre dos DNI de un juez de prestigio! ¿Acaso tiene más prestigio la “Bego” para llevar más escolta que la reina de Saba de camino al Juzgado? Este tipo de desinformadores deberían aprender a «atarse los machos» antes de saltar al ruedo.
Viendo lo que hemos visto estos días, cuando sea mayor pienso ser traficante de sueños baratos o meretriz con cuentas «Off shore» en Santo Domingo. Así viajo en Falcon con escogida compañía y viandas que llenan la nevera a costa del contribuyente.
Y no doy pistas. Quien lo desee que tire del hilo para desenrollar la madeja.
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