Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Felicidad | Tristeza | Estado de ánimo | emociones | Reflexiones

Estados

Cuando estamos de alguna manera determinada, entendemos que se trata de un estado transitorio, pasajero. Cuando somos de una determinada manera, asumimos que el estado es permanente, que forma parte de quienes somos
Raúl Galache
jueves, 18 de julio de 2024, 10:35 h (CET)

La felicidad se desvanece cuando se nombra. No recuerdo de quién es esta frase, si es que es de alguien en concreto, porque, dicho de este o de otro modo, la sentencia es recurrente. Somos felices hasta el mismo momento en que identificamos que lo estamos siendo. Por eso podemos decir soy feliz, pero no acaba de sonarnos bien la expresión estoy feliz. Cuando se usa, suele requerir un matiz circunstancial (“estoy feliz ahora, con esta cerveza frente al mar”). Siempre tiene la expresión un cierto sentido hiperbólico, un cierto afán de uso expresivo del idioma, pues lo correcto, como ejemplifica el Instituto Cervantes, sería decir algo como "me siento del todo contento".


No es lo mismo estar contento que ser feliz, como no es lo mismo ser infeliz que estar triste. Algunos adjetivos -o participios usados como tales- solo pueden combinarse con el verbo estar: satisfecho, alegre, ilusionado, ansioso. Otros solo admiten el verbo ser: feliz, bobo, alto, iluso.


Cuando estamos de alguna manera determinada, entendemos que se trata de un estado transitorio, pasajero. Cuando somos de una determinada manera, asumimos que el estado es permanente, que forma parte de quienes somos. El verbo ser expresa la identidad. “Yo no soy yo”, decía Juan Ramón en un oxímoron que el poeta resolvía en aquel verso lleno de luz: “[soy] el que quedará en pie cuando yo muera”.


La verdad es que cuesta identificarse, saber realmente quién es uno. Tal vez sea porque no somos más que una sucesión de estares repetidos, de estados recurrentes que nos configuran de un modo u otro, un juego de máscaras hiladas con mayor o menor torpeza.


Y así, en una especie de diálogo poético imposible, uno pasa de estar triste a ser humo, de estar cansado a ser polvo, de estar pensativo a ser sombra, de estar viejo a ser nada.

Noticias relacionadas

No quise ver el documental sobre los últimos días de la vida de Pau Donés, 'Eso que tú me das', cuando lo emitieron en 2021 por temor a experimentar sentimientos encontrados. En su momento recibió muchas críticas positivas que hablaban del buen morir y de los magníficos consejos dados en un momento tan esencial como es el de encontrarte a las puertas de la muerte, con fecha de caducidad, y afrontarla con esa manera tan positiva de marcharse.

Visto lo visto, con el nombramiento de Teresa Ribera como comisaria de la Comisión Europea, es evidente que la política española se nos ha ido de las manos. Mejor dicho, se le ha ido al Gobierno que, entre las corruptelas y la mafia imperante, tiene paralizado al país, entretenidos a los jueces y con los ministros jugueteando: todos niegan haber recibido comisiones, pero las pruebas de Víctor de Aldama demuestran que sí las han recibido, muchas y gordas.

Otro año que se aleja sin alegatos ni algarabías, solo dejándonos innumerables historias de su estancia, esas memorias que alegran y hacen brillar nuestros ojos, o simplemente desgarran el alma; doce meses, trescientos sesenta y cinco días, es la certeza que hemos estado presentes o ausentes en este lapso de tiempo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto