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Hoy en día hablar de las personas mayores es situarnos en una realidad objetiva. Están llamadas a vivir desde ya en plenitud, pero han entrado en la jubilación y tienen menos ocupaciones, se sienten encerradas en sus pequeños mundos personales.
Para la tercera edad, el reloj va marcando el ritmo de su jornada. Cada día ven la mismas caras, hablan con las mismas personas, hacen casi las mismas cosas; pero cada mañana la vida sorprende a cada uno, despiertan ante algo diferente: los acontecimientos, las personas... adquieren un sentido nuevo, es decir, la vida ofrece oportunidades y posibilidades de vivir serenamente, gozosamente, llenando muchos vacíos, sembrando esperanzas y creando espacio de libertad y amistad. Y lo importante es vivir con esperanza, poner el corazón en las cosas que se hacen con ilusión.
A todos nos tocará vivir así (si Dios quiere), por eso cuento esto, para que los jóvenes sepan respetar y amar a las personas mayores. Para Vox, el respeto, el cariño, la comprensión y el amor hacia los ancianos, es fundamental.
Si uno fuera responsable de publicidad de BlackRock y otros fondos estadounidenses en España -o responsable de titulares de los grandes medios de comunicación que controlan- estaría de acuerdo -aunque lo confesara en la intimidad- que nuestro titular como eslogan sintetiza la contradictoria realidad.
En muchos municipios se llevan a cabo campañas institucionales para que sus alcaldes o alcaldesas visiten asiduamente la periferia y los barrios de sus municipios o ciudades. Hasta este punto, todo correcto, ya que periferias y barrios también necesitan infraestructuras, reparaciones y arreglos, porque aunque no estén situados en el centro y no sean tan visibles, también existen y forman parte de una ciudad.
Decíamos que la censura de hoy no necesita ni tijeras ni brochas. Más sutil, le basta con volcar toneladas de paja sobre la aguja de oro (la información veraz) y a su vez fomentar animadversiones contra aquellos que no comulguen con ruedas de molino. Todo esto tiene un efecto degenerativo: que la mentira consentida o compartida, sin reproches morales, impregne todo el pensamiento. Amoralidad y ausencia de reflexión crítica.
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