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"Ya no hay un ser humano entero frente a un mundo entero, sino un algo humano que se mueve en un líquido nutricio universal", Robert Musil

Alientos fascinantes

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En efecto, la fragmentación es una de las importantes realidades imperantes en este mundo. Pronto detectamos la contrapartida, la paradójica presencia real de múltiples conglomerados unitarios. Tediosa pugna entre lo que tiende a la separación y las atracciones unitarias; inmersos en ellas, aparecemos los elementos humanos, a la vez sometidos por ellas e impulsores de su tensión. Con una justificación primordial constitutiva, somos parte de dicho engranaje. Ese primer aliento de la presencia humana dentro de esa movida introduce el germen de la FASCINACIÓN, cargado de irregularidades, enigmático en sus formulaciones y dotado de una energía impulsora inclasificable.


Ese primer brillo de la propia aparición, de sentirse presente, es casi simultáneo al surgimiento de los muy variados tropiezos; algo así, como el sobresalto de encontrarse de sopetón a la intemperie ante múltiples sorpresas. Dichas situaciones, extrañas por lo novedosas, provienen del entorno con innumerables facetas desconocidas. Esas realidades exteriores no entablan diálogo con las personas, provocan el contraste desde una FRIALDAD atosigante. Antes y ahora, planteamos el nivel de adaptación de los humanos; queda por analizar si consideramos a las actitudes ejercitadas como atenuantes del contraste experimentado o, por el contrario, incrementan los encrespamientos.


Son muy aleccionadores los escritos de Eugenio Trías; nos acercan al entendimiento de nuestra ubicación en las zonas limítrofes y sus implicaciones. De cara a la inmensidad, se hace patente la pequeñez de los participantes, cuya capacidad de poder pensar sobre todo ello no se puede eludir. También quedan incluidos en esa inmensidad foránea los restantes elementos orgánicos e inorgánicos. En esa dualidad, estamos siempre en relación con lo extraño, vivimos en esos límites. Sólo podemos entrever los HORIZONTES, sin sobrepasar los umbrales de los límites establecidos por vía natural. La búsqueda continuada viene a ser nuestra manera de ser con las variables intensidades personales.


En el esquema mental que nos hacemos del panorama existencial, no tienen sentido los dibujos de un plano uniforme, blanco y horizontal, ni siquiera las figuras perfectas; dicha finura homogénea no existe por aquí. En dicho bosquejo surgen numerosos tachones, trazos disformes, incluso alguna cuadrícula y raras figuraciones. También oscilan planos simultáneos estratificados, deformidades y roturas. Se añaden los sorprendentes movimientos de alguno de esos manchones, cobran vida propia con variadas ramificaciones. No sólo es cuestión de las limitaciones de gran calado, nos vemos involucrados en una compleja red de RELACIONES con elementos de diversa consistencia, siendo desconocida gran parte de sus características.


Las intervenciones de tan diversos agentes reparten acciones de lo más contrapuestas. Con la dispersión imperante se originan serios problemas para que un sujeto concreto encuentre cierta placidez en su devenir. Sus expectativas tropiezan con innumerables impedimentos. Desde muchas fuentes abruman las falsedades emitidas, ocupan las esferas comunicativas; unidas a los desconocimientos naturales, incrementan el grado de confusión por parte de los ciudadanos. La insuficiente colaboración entre los ciudadanos, con la crispación y la agresividad lanzadas. Constituyen una BASURA social que ensombrece la convivencia. Tiene su lógica el anhelo superador de las dificultades, tan generalizado, como de complicada realización.


¡Ay, amigos! Nos acercamos al momento mágico, ese del contacto de una persona con alguna de las realidades de su entorno, se trate de personas o de elementos diversos. A partir de ese preciso instante se produce como una EXHALACIÓN por encima de los datos registrados en ese evento, sean foráneos o las percepciones subjetivas del protagonista. Desde la confrontación de las dos realidades ha surgido una nueva presencia, cuyas influencias se dejarán sentir. Nos encontramos en una nueva etapa del conocimiento, formando parte de la urdimbre del sujeto de forma insoslayable. Tanto la subjetividad como el carácter objetivo de lo contactado, cobran un nuevo realce de cara a las evoluciones inmediatas.


Son instantes exultantes porque nos permiten el acceso a unas sensaciones intransferibles, albergados por una apertura casi total, hacia esencias irrepetibles; no sólo por la enorme variedad, hay que añadirle los matices íntimos de la vivencia. Entramos de lleno en la mencionada zona limítrofe de la persona. Las últimas páginas del cuaderno permanecen en blanco, a la espera de lo que vayamos a escribir en ellas. La disposición personal se convierte en el auténtico PROTAGONISTA, sus actitudes marcarán con su sello la asimilación práctica de su papel; como actor rutinario indiferente, como farragoso creador de turbulencias o aportando el fervor para empeños ilusionantes, hasta artísticos.


Cada persona bien consolidada como ente peculiar dispone de su bagaje y está expuesta ante todo lo ajeno. Es un verdadero ÁRBOL desde las raíces a la última hoja, sometido a los avatares clementes e inclementes. La dotación intelectual le confiere poder decisorio para la discriminación de las actitudes, le sirve como interruptor, tanto a nivel receptivo para seleccionar las captaciones, como en la hora de la activación de ciertas conexiones. De su recia constitución, aunque dinámica, y de las capacidades mentales, nos involucramos en los ámbitos de la responsabilidad. Esas fascinantes cualidades no evitan los desmanes, requieren de su cultivo esmerado y con buen punto de mira.


No podemos prescindir de la inabarcable esfera social, tan amplia como surtida de contradicciones; en ella se multiplican las burbujas de todos los colores. La desazón subsiste entre las incesantes contraposiciones de cada sujeto con la comunidad; con cierta sensación de una deambulación sin rumbo. En los trayectos largos atisbamos los enormes abismos enigmáticos y en los cercanos de corto recorrido, la ceguera y las crispaciones son demoledores. El apresuramiento y la banalidad obturan la inteligencia.


Las tecnologías no se adentran de verdad en las intimidades, son de otra naturaleza. Y curiosa o lamentablemente, las personas se lanzan en torno a la tecnología. La reivindicación de los ALIENTOS humanos adquiere la doble fundamentación de no esquivar la realidad personal y permitir la exploración de los horizontes desde la perspectiva de seres humanos. Con la propuesta de transformar la contraposición en proyección aglutinadora, sin sectarismos abyectos ni amputaciones aberrantes.


“Cuando un HOMBRE piensa, no se puede captar el límite entre lo personal y lo impersonal”, Robert Musil.

Alientos fascinantes

"Ya no hay un ser humano entero frente a un mundo entero, sino un algo humano que se mueve en un líquido nutricio universal", Robert Musil
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 23 de agosto de 2024, 11:11 h (CET)

En efecto, la fragmentación es una de las importantes realidades imperantes en este mundo. Pronto detectamos la contrapartida, la paradójica presencia real de múltiples conglomerados unitarios. Tediosa pugna entre lo que tiende a la separación y las atracciones unitarias; inmersos en ellas, aparecemos los elementos humanos, a la vez sometidos por ellas e impulsores de su tensión. Con una justificación primordial constitutiva, somos parte de dicho engranaje. Ese primer aliento de la presencia humana dentro de esa movida introduce el germen de la FASCINACIÓN, cargado de irregularidades, enigmático en sus formulaciones y dotado de una energía impulsora inclasificable.


Ese primer brillo de la propia aparición, de sentirse presente, es casi simultáneo al surgimiento de los muy variados tropiezos; algo así, como el sobresalto de encontrarse de sopetón a la intemperie ante múltiples sorpresas. Dichas situaciones, extrañas por lo novedosas, provienen del entorno con innumerables facetas desconocidas. Esas realidades exteriores no entablan diálogo con las personas, provocan el contraste desde una FRIALDAD atosigante. Antes y ahora, planteamos el nivel de adaptación de los humanos; queda por analizar si consideramos a las actitudes ejercitadas como atenuantes del contraste experimentado o, por el contrario, incrementan los encrespamientos.


Son muy aleccionadores los escritos de Eugenio Trías; nos acercan al entendimiento de nuestra ubicación en las zonas limítrofes y sus implicaciones. De cara a la inmensidad, se hace patente la pequeñez de los participantes, cuya capacidad de poder pensar sobre todo ello no se puede eludir. También quedan incluidos en esa inmensidad foránea los restantes elementos orgánicos e inorgánicos. En esa dualidad, estamos siempre en relación con lo extraño, vivimos en esos límites. Sólo podemos entrever los HORIZONTES, sin sobrepasar los umbrales de los límites establecidos por vía natural. La búsqueda continuada viene a ser nuestra manera de ser con las variables intensidades personales.


En el esquema mental que nos hacemos del panorama existencial, no tienen sentido los dibujos de un plano uniforme, blanco y horizontal, ni siquiera las figuras perfectas; dicha finura homogénea no existe por aquí. En dicho bosquejo surgen numerosos tachones, trazos disformes, incluso alguna cuadrícula y raras figuraciones. También oscilan planos simultáneos estratificados, deformidades y roturas. Se añaden los sorprendentes movimientos de alguno de esos manchones, cobran vida propia con variadas ramificaciones. No sólo es cuestión de las limitaciones de gran calado, nos vemos involucrados en una compleja red de RELACIONES con elementos de diversa consistencia, siendo desconocida gran parte de sus características.


Las intervenciones de tan diversos agentes reparten acciones de lo más contrapuestas. Con la dispersión imperante se originan serios problemas para que un sujeto concreto encuentre cierta placidez en su devenir. Sus expectativas tropiezan con innumerables impedimentos. Desde muchas fuentes abruman las falsedades emitidas, ocupan las esferas comunicativas; unidas a los desconocimientos naturales, incrementan el grado de confusión por parte de los ciudadanos. La insuficiente colaboración entre los ciudadanos, con la crispación y la agresividad lanzadas. Constituyen una BASURA social que ensombrece la convivencia. Tiene su lógica el anhelo superador de las dificultades, tan generalizado, como de complicada realización.


¡Ay, amigos! Nos acercamos al momento mágico, ese del contacto de una persona con alguna de las realidades de su entorno, se trate de personas o de elementos diversos. A partir de ese preciso instante se produce como una EXHALACIÓN por encima de los datos registrados en ese evento, sean foráneos o las percepciones subjetivas del protagonista. Desde la confrontación de las dos realidades ha surgido una nueva presencia, cuyas influencias se dejarán sentir. Nos encontramos en una nueva etapa del conocimiento, formando parte de la urdimbre del sujeto de forma insoslayable. Tanto la subjetividad como el carácter objetivo de lo contactado, cobran un nuevo realce de cara a las evoluciones inmediatas.


Son instantes exultantes porque nos permiten el acceso a unas sensaciones intransferibles, albergados por una apertura casi total, hacia esencias irrepetibles; no sólo por la enorme variedad, hay que añadirle los matices íntimos de la vivencia. Entramos de lleno en la mencionada zona limítrofe de la persona. Las últimas páginas del cuaderno permanecen en blanco, a la espera de lo que vayamos a escribir en ellas. La disposición personal se convierte en el auténtico PROTAGONISTA, sus actitudes marcarán con su sello la asimilación práctica de su papel; como actor rutinario indiferente, como farragoso creador de turbulencias o aportando el fervor para empeños ilusionantes, hasta artísticos.


Cada persona bien consolidada como ente peculiar dispone de su bagaje y está expuesta ante todo lo ajeno. Es un verdadero ÁRBOL desde las raíces a la última hoja, sometido a los avatares clementes e inclementes. La dotación intelectual le confiere poder decisorio para la discriminación de las actitudes, le sirve como interruptor, tanto a nivel receptivo para seleccionar las captaciones, como en la hora de la activación de ciertas conexiones. De su recia constitución, aunque dinámica, y de las capacidades mentales, nos involucramos en los ámbitos de la responsabilidad. Esas fascinantes cualidades no evitan los desmanes, requieren de su cultivo esmerado y con buen punto de mira.


No podemos prescindir de la inabarcable esfera social, tan amplia como surtida de contradicciones; en ella se multiplican las burbujas de todos los colores. La desazón subsiste entre las incesantes contraposiciones de cada sujeto con la comunidad; con cierta sensación de una deambulación sin rumbo. En los trayectos largos atisbamos los enormes abismos enigmáticos y en los cercanos de corto recorrido, la ceguera y las crispaciones son demoledores. El apresuramiento y la banalidad obturan la inteligencia.


Las tecnologías no se adentran de verdad en las intimidades, son de otra naturaleza. Y curiosa o lamentablemente, las personas se lanzan en torno a la tecnología. La reivindicación de los ALIENTOS humanos adquiere la doble fundamentación de no esquivar la realidad personal y permitir la exploración de los horizontes desde la perspectiva de seres humanos. Con la propuesta de transformar la contraposición en proyección aglutinadora, sin sectarismos abyectos ni amputaciones aberrantes.


“Cuando un HOMBRE piensa, no se puede captar el límite entre lo personal y lo impersonal”, Robert Musil.

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