No podía intuir que la rutina de aquella tarde de pronto se convirtiese en toda una clase magistral de sabías razones y renovadas esperanzas en la virtud. El caso es que mi café habitual de la tarde, momento que empleo normalmente para escribir algunas notas y repasar otras, se vio positivamente alterado por la espontánea conversación con Ju, una de las hijas de la familia que regenta la cafetería de la cual soy un asiduo. Ju, con tan sólo ocho años, me formuló la siguiente pregunta: “¿Conoces la diferencia que existe entre que te pisen un zapato nuevo a uno viejo?” Le contesté que no. Con cierta intriga se decidió a desvelarme la respuesta: cuando es nuevo decimos: “¡me has pisado el zapato!” Y cuando es viejo decimos: “¡me has pisado el pie!”.
Acto seguido me preguntó si quería conocer otra historia, así las llama Ju. Le dije que sí, y apresurada me planteó la siguiente cuestión categórica: “¿qué elegirías: una gallina blanca o una gallina negra?” Di por sentado que la gallina blanca sería la respuesta acertada. Y le contesté: “¡la blanca!” No, es la gallina negra, me dijo. Explícamelo, le pedí. Y Ju, reflexionó la causa de esta manera: “la gallina negra, aún siendo diferente a la blanca, también pone huevos de color blanco”.
Le observé que ambas historias guardaban un gran magisterio. Ju, asintió con la cabeza.
Orgullosa de todo lo que estaba aprendiendo, me confesó que sabía traducir la grafía china, motivo por el que conocía tantas historias interesantes. Me impresionó que al tiempo que exponía sus ideas había improvisado en una hoja ‘DIN A4’ un esbozo a mano alzada de un dibujo animado con un resultado sorprendente yque terminó en no más de treinta segundos. Pocas veces cuesta tanto transcribir una experiencia que a la vez es un reencuentro con tu propia niñez y te acerca a una discordancia vivencial. Probablemente, ni por equívoco, en el universo infantil de aquel entonces la aproximación al valor de la diferencia entre iguales como atractor común, o las relaciones sociales que establecemos con la cultura material formaron parte de ninguna historia en aquella otra realidad. Pero sí, en las historias de Ju. Sin duda, nos conduce en la pista de aquello por lo que debemos interceder en favor, profundizar y proteger mientras avanzan en el mérito del conocimiento. ¡Enhorabuena!
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