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En el bullicioso mundo moderno, donde la tecnología nos mantiene más conectados que nunca, ¿realmente estamos comunicándonos de manera efectiva? William Ury, reconocido experto en mediación y negociación, plantea una pregunta esencial: “¿Qué ocurre si nadie escucha?” Según Ury, vivimos en la “Era de la Comunicación”, pero esta está desbalanceada hacia el habla y la expresión, mientras la escucha queda relegada a un segundo plano.
No podía intuir que la rutina de aquella tarde de pronto se convirtiese en toda una clase magistral de sabías razones y renovadas esperanzas en la virtud. El caso es que mi café habitual de la tarde, momento que empleo normalmente para escribir algunas notas y repasar otras, se vio positivamente alterado por la espontánea conversación con Ju.
Es miércoles, han transcurrido seis minutos después de las ocho de la noche del veinticinco de agosto del año dos mil veintiuno, en ese momento inicia una transmisión más de #Poesíaalasocho, la iniciativa nacida el once de abril del año anterior, como una respuesta desde la poesía al maremágnum ocasionado por la pandemia del COVID-19.
En una kilométrica conversación con un amigo literato, y exhaustivo lector, surgió un tema importantísimo. La conversación se lució cuando sorpresivamente, desde lo más profundo del alma, le planteé al amigo: estuve investigando, hurgando cuántos libros ha parido la humanidad, porque según investigaciones recientes, se han publicado 170 millones de libros hasta la fecha.
Todos necesitamos ser escuchados. Todos necesitamos tener a alguien con quien poder hablar y lo que es más importante, contar con una persona o red social física y presencial que nos genere confianza para conversar no sólo de temas triviales sino de aquellos que nos preocupan o afligen.
Cuando nos quedamos con lo malo dentro, aquello puede podrirse, las emociones contenidas pueden hacer daño. Necesitamos desaguaderos para las cosas sucias, como las lavadoras. El agua estancada y sucia se pudre, esas emociones pueden dar energía negativa, que se acumula en el cuerpo provocando tensiones de todo tipo, también musculares.
En un mundo inconmensurable, hallo cada mañana de unos meses a esta parte un estimulante remanso de paz en la cafetería “Manduca Aude”, a la que llego transportado a lomos de la madrugada para encontrarme con un conspicuo grupúsculo de gentes que, allende dedicarse muchos de ellos a la creatividad y aledaños, son amantes de la cultura hasta el punto de vivir la cotidianidad como quien acude a la pinacoteca de marras a hacer retiniano músculo.
¿Ya han acabado de rodar eso? -Eso dicen. -¿Y le han puesto nombre? -No se atreven.
Jorge Neri Bonilla, encargado de dirigir la revista Cambio 16, cerró el IV Congreso Internacional de Sostenibilidad en Madrid con una conversación con el yogui Sadhguru. Preguntas sobre las inquietudes y problemáticas a las que se enfrenta la humanidad se abordaron en este coloquio con Sadhguru como protagonista, un reconocido gurú y maestro espiritual, originario de la India.
El mundo a través del tiempo ha evolucionado y ha progresado sin ocultar los graves problemas y fenómenos propios del cambio de los tiempos, destacándose en estos tiempos, el de la inmigración, el no uso de la conversación como instrumento idóneo, y el de la moda del ateísmo.
Tuvieron la virtud de hacerse varios ofrecimientos, mientras tanto el tiempo examinaba su libro de apuntes cotidianos, y resultaba que diario se dan cosas distintas, que dan a algunos sabor y a otros sinsabores editando su propia versión de cultura, y que maquillan al día y, aunque el tiempo no hace siesta, su alimento es la misma realidad dentro del tiempo, ese es su plácido plato.
Ministerio de Superioridad, 11:15 a.m de cualquier día: -¿Entonces yo soy no binario? -Eso es. Y yo máximo común divisor. Me gustan las disensiones. -Pues yo soy integral. De masa madre.
-Buenos días, soy el telescopio WEBB. -Y yo el origen del universo. En que puedo ayudarle?
-Usted nos dirá. -Quiero comprarme un piso. -Ese es el primer paso. Creérselo. ¿Por donde lo quiere? -Céntrico, pero me adapto.
En una tarde lóbrega, y con víspera de llover, se inició un conversatorio entre los amigos pohetas Magda y Bayardo, se entabló con una notable taza de café humeante y unos trozos de pan recién salidos del horno, en ese instante del tiempo...!!!
El otro día estaba tomando café con mi niña en la cafetería del aeropuerto mientras esperábamos a un familiar, mi mirada estaba perdida entre las mesas y la gente que iba de un lugar a otro, cuando noté que mi hija me daba un pequeño codazo y me decía, algo molesta, que no la estaba escuchando.
-¿Teodoro? -¿Quién es usted? -Vengo del futuro a avisarle. -Es una broma. -En el futuro no hay bromas. Solo memes.
Hace muchos años descubrí las dificultades que tenemos los seres humanos para dialogar. Estamos tan pagados de nuestros propios conocimientos y del control de nuestras emociones, que desdeñamos la opinión de los demás, la cual ignoramos mientras preparamos nuestro propio discurso que intentamos hacer prevalecer sobre el de los contertulios.
Un día, de todos los tiempos, un par de amigos conversaban, amenamente amparados por las sombras de un árbol de chilamate y en el parque central de la ciudades, al son de unas tazas de café con galletas, y con espectaculares sorbos de cigarrillos, el uno y el otro se expresaban.
El tiempo nunca ha sido mudo, más bien machacón, que no quiere decir impertinente. Vamos, que se parece a aquellos maestros de juventud que la memoria no es capaz de olvidar. Ese tiempo, siempre ha traído envuelto un misterio, bautizado con el nombre de 'Dios'. Paseando la jubilación, he decidido sincerar mi tiempo, mi historia y, si es posible, aclararme un poco.
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