El equipo de activistas Vàlencia Animal Save, realizarán lo que denominan una línea silenciosa antiespecista “en la que estaremos unas activistas sujetando carteles sobre distintas formas de opresión hacia los animales: experimentación, zoológicos, tauromaquia, peletería, alimentación, delfinarios,caza...”.
El acto lo realizarán el sábado 28 de septiembre de 17:30 a 20:30 h, en la Plaza de la Virgen de Valencia.
La organización informa de que “fuera de la línea, otras activistas conversaremos con las personas que muestren curiosidad: explicaremos qué es el especismo, el veganismo y trataremos que entiendan que no es ético usar a los demás animales para ningún fin e invitaremos a cambiar a un estilo de vida sin contribuir a su sufrimiento.”
En el texto informativo que comparte el grupo por redes y grupos de whatsapp leo: “A nosotras no nos cuesta nada sacar unas horitas de nuestro tiempo para ayudarles y para ellos supone un avance hacia su libertad.”
Para saber un poco más de algo que está tan bien ya reflejado y explicado, pero que hay que repetirlo una y otra vez, y de distintas formas (ya que lo contrario, la narrativa antropocentrista y especista se ha repetido más aún, y ha quedado anclada, por desgracia), me pongo en contacto con María Jesús Puertes. Le he realizado tres preguntas. Ahí van:
¿Cuánto tiempo lleváis haciendo activismo de calle? València Animal Save somos una organización que lucha por los animales considerados de granja que llevamos realizando activismo de calle desde Noviembre del año 2017 : vigilias; apoyo a concentraciones y manifestaciones locales y nacionales; concienciaciones y voluntariados en santuarios de animales.
¿Qué es lo más complicado o pesado de soportar en este esfuerzo hablando con la gente por los animales en plena calle? En mi caso me costó vencer el miedo a no saber entablar conversaciones productivas con los viandantes y lograr controlar un poco mis emociones. Tengamos en cuenta que nos exponemos a oír algún comentario hiriente de la gente que tiene poca o ninguna sensibilidad o empatía por los animales o directamente es una causa que le da completamente igual, además de que las pantallas no paran de reproducir videos muy duros sobre el origen de los lácteos, los huevos, la realidad de la pesca…
Para quien desee unirse a vosotras/os, ¿qué le dirías para animarlos a que lo hagan, además de lo obvio: que se lucha, así, por quien no puede; que se habla, así, por quien no puede hacerlo. A las personas veganas les diría que ser vegana es lo mínimo que podemos hacer por los demás animales pero que para lograr cambios sociales significativos que realmente supongan un avance rápido y sustancial en la liberación animal hay que hacer activismo para visibilizar la tremenda injusticia que el ser humano comete abusando del resto de especies de mil maneras a cual más cruel y salvaje. A las personas no veganas les invito a que vengan a las concienciaciones y a las vigilias para que vean la realidad animal por ellas mismas y tengan la oportunidad de que las activistas les proporcionemos información sobre la crueldad hacia los animales y cómo dejarlos fuera de toda opresión. En última instancia me gustaría decirles a todas las personas que con el activismo se entablan vínculos con personas con tus mismos valores éticos con los animales. Muchas de nosotras no tenemos personas veganas en nuestro entorno familiar, de trabajo, de estudios o de amistades y el activismo nos ayuda a formar una bonita familia vegana que nos comprende y que supone un apoyo emocional muy grande.
Hasta aquí las preguntas y las interesantes y contundentes respuestas de María Jesús Puertes. En la calle. Cierto. En la calle significa a pecho descubierto, significa lo primitivo, significa bajo la luz del sol vamos a hablar tú y yo de los temas que nadie quiere tocar. Significa que tocaremos aquella noticia que todo el mundo calló. Significa estar en las aceras, plazas, lugares donde la gente camina sintiéndose “segura”, que de pronto les asalta, con cautela, educación pero firmeza, una voz disonante, una persona como ella, de apariencia igual, normal y corriente, pero que por su boca cuenta una narrativa radicalmente distinta a la que lleva oyendo toda su vida. La gran verdad. La enorme y angustiosa y catastrófica verdad que de gritarse por el mundo haría tambalear el capitalismo que todo lo está destruyendo: que el origen de todos los males está en el uso y abuso de los animales del resto de especies. La verdad de que nosotros, como animales, somos mucho peores, con diferencia, que los otros animales. Pues ellos al menos respetan la cadena trófica y esta crisis climática es originada por la demenciada y masivamente destructora actividad humana, que la sufrimos nosotros, pero más aún los animales que aún pueden ser libres, silvestres, porque deben moverse de sitio: sus hábitats han sufrido graves cambios y han de buscar lugares donde clima y vegetación sean parecidos a los que sus genes les hacen recordar.
Somos una misma familia, pero hemos olvidado que lo somos. Por cuestiones de grandes mentiras. El antopocentrismo (creer el ser humano que es superior a las otras especies) además de plagado de mentiras y estafas, es letal. Si nombramos la palabra humanidad como algo bueno, cargado de valores como la amistad, la empatía, el amor... ¿amistad, empatía, amor, pero para quiénes? ¿Sólo para los humanos?
En absoluto ninguna ética lo es si deja fuera al resto de las criaturas. Los machistas creen tener una ética, la de que el macho es superior a la hembra. Eso, cualquiera con un poco de luces, sabe que es una estupidez. El homofóbico, orgulloso, muestra su ética: la familia “normal” es la buena y lo otro es enfermo y hay que expulsarlo y perseguirlo. Eso... ¡es tan escandalosamente estúpido y horrible y cruel!
¿Qué es el especismo? Consiste en creer firmemente que la especie humana es superior a las otras especies, como “el macho” cree ser superior a la hembra y el heterosexual cree ser “más correcto”, ser “lo normal” y todo lo que no sea su cuestión afectivo-sexual, para estos es abominable.
En fin, en conclusión, las fobias se asientan sobre miedos. Miedos, diría yo, a perder privilegios. No se quiere que llegue gente de otros países para no perder privilegios. No se quiere que las mujeres ocupen puestos de relevancia social por miedo a perder el obtenido siendo hombre. No se quiere que los animales se respeten y se les permita vivir en sus hábitats y sea abolida su trata, abuso y crimen diario, para no perder el gran privilegio de poder usarlos y comerlos.
¿Alguien podría, sin hacer uso de infamias, decir que tiene más derecho a no ser usado y humillado un niño, anciano, mujer, hombre humano que un caballo, una vaca, un águila real, un perro? ¿Por qué? ¡Mentirían! Toda criatura que viene a este mundo viene con una consigna y un plan, una frase que sobrevuela su frente con luz: “Sé feliz, vive, lucha por tu vida”.
En estos momentos, el animalismo, el veganismo, es, a mi juicio, la lucha más relevante -con diferencia- que se ha alzado del seno humano; y la única pugna y esfuerzo capaz de revocar todo el desastre que el humano ha generado en esta vida, en este mundo. En la libertad están todas las respuestas. En la tuya y en la de todas/os, humanos/as o no humanas/os.
Conozco personalmente a casi todas/os las integrantes de Valencia Animal Save y son personas muy sanas, simpáticas, de confianza y para nada agresivas. Eso sí, tienen en la frente la palabra de luz que procura un mañana, para todas/os.
Nos dijo en la entrevista María Jesús Puertes: “Hay que hacer activismo para visibilizar la tremenda injusticia que el ser humano comete abusando del resto de especies de mil maneras a cual más cruel y salvaje.”
Y me quedo pensando.
Espero que tú, que esto lees, te acerques a estas/oos pioneros del único mañana posible y des tu brazo, para este barco que navega en sueños, en sueños de millones... que ahora mismo viven encierro, hacinamiento, maltrato y crimen dolorosísimo, sin entender qué han hecho para nacer en esos lugares insalubres e infernales y para vivir esos martirios sin nombre, legalizados por una humanidad sin corazón.
Pero tú, tú tienes corazón. Lo he notado.
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