La crisis económica en España tiene raíces profundas y multifacéticas. La pandemia del COVID-19 fue un catalizador que agravó una situación ya frágil, durante la pandemia el gobierno español implementó medidas de confinamiento estrictas que, aunque necesarias para controlar la propagación del virus, tuvieron un impacto devastador en la economía, sectores clave como el turismo, la hostelería y el comercio sufrieron pérdidas significativas.
El Producto Interior Bruto (PIB) de España se contrajo un 10,8% en 2020 y aunque ha habido una recuperación gradual, aún no ha vuelto a niveles prepandémicos, la inflación, impulsada por factores globales, como el aumento de los precios de la energía y las interrupciones en la cadena de suministros, ha añadido otra capa de complejidad a la recuperación económica.
Uno de los mayores desafíos que enfrenta España es su elevada deuda pública, España alcanzó un pico del 120% del PIB en 2020 y aunque ha habido una ligera reducción, situándose en el 105,3% del PIB en el segundo trimestre de 2024, la deuda sigue siendo una preocupación importante.
El desempleo es otro problema grave en España, la tasa de desempleo es históricamente alta en comparación con otros países europeos, aunque ha habido una leve mejora desde los picos de la pandemia, la tasa de desempleo sigue siendo muy alta, sobre todo entre los jóvenes, trabajadores poco cualificados y los de larga duración en paro, solo el desempleo juvenil, en el segundo trimestre se situó con una tasa superior al 30%, algo realmente preocupante.
Toda esta situación, afecta a la economía no solo a corto plazo, ya que los jóvenes desempleados pueden enfrentar dificultades para adquirir habilidades y experiencia, algo que limita sus oportunidades futuras.
El mercado laboral español se caracteriza por una alta proporción de contratos temporales y algunos convenios aún son muy bajos, esto crea inestabilidad y dificulta la creación de empleo sostenible. Las promesas del gobierno no se han cumplido, como las ciento ochenta y tres mil viviendas que se iban a construir, los salarios y pensiones no dan para cubrir las necesidades básicas de un hogar, las noticias están muy maquilladas, la cesta de la compra nunca vuelve a bajar, al contrario, las personas mayores se mueren esperando por la valoración de dependencia, las residencias de mayores no tienen el suficiente personal para una atención más personalizada y su modelo ha quedado obsoleto totalmente, los jóvenes y no tan jóvenes no se pueden independizar, la sanidad está en punto muerto, la educación va a peor, todo en conjunto hace que la vida de los ciudadanos se vuelva aún más difícil, en todos los sentidos y así podríamos seguir enumerando.
La Unión Europea ha expresado su preocupación por la situación económica en España, porque tiene una de las tasas de desempleo más altas de la UE, que afecta para el desarrollo de habilidades y la estabilidad social, consideran que la deuda pública es demasiado alta, por ello la UE ha instado a implementar reformas estructurales en muchos aspectos, además de sectores clave para mejorar la competitividad y la resiliencia económica.
A su vez, deberían de planificar mejor todo lo relacionado con la sanidad pública, la educación y la formación profesional, sin dejar de mencionar el necesario acceso a la vivienda, que en estos momentos parece ser un artículo de lujo, sólo accesible para unos pocos, además aumentar los esfuerzos para reducir la evasión fiscal y sobre manera recortar todos los gastos innecesarios por parte de los políticos, en lugar de privar a los trabajadores y pensionistas, que a penas llegan a fin de mes, pero siempre son a quien se les aplican todos los recortes.
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