Es verdad que con las redes sociales digitales las narrativas de antes han perdido eficacia, me refiero a la elegancia y a la eficacia de la densidad del concepto nación. A menudo se cae en la trampa de las agendas que proponen una modernidad en decadencia, sobre todo, en un mundo global donde la desterritorialización y el anonimato de las grandes compañías multinacionales dejan atrás el buen capitalismo industrial de antaño. Hoy día existe un gran inconsciente que hace convivir un triunfo deportivo con un reconocimiento a pésimos políticos, pero yo mantengo la esperanza de no desesperarme. Luego está el gran tema de la batalla cultural: quienes enarbolan una falsa batalla cultural (la izquierda política con la complicidad de pequeños sectores conservadores), y quienes quieren dar la verdadera batalla cultural (partidos como Vox). En esta batalla cultural aparecen ideas en disputa, aunque desde hace tiempo son previsibles y se convierten en fugaces, por lo que se debe volver a nociones que pongan orden y permanencia, nociones creíbles que batallen culturalmente por algo serio que beneficie al ciudadano, y eso la izquierda no lo puede dar.
|