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La conciencia, rey y mártir

¿Podemos ignorar las leyes del materialismo histórico que condicionan nuestra vida social como miembros de una clase social en una formación social concreta?
Eduardo Madroñal Pedraza
martes, 15 de octubre de 2024, 08:52 h (CET)

“Para mi Mar, y sus mares, de ternura/ para poblar, otoñales, que perduran”.


RAE. Rey: Persona que por su excelencia sobresale entre los demás de su clase. Mártir: Persona que muere o sufre grandes padecimientos en defensa de sus creencias o convicciones.


Somos individuos sociales y somos conciencia emocional


“Hay un defecto en la evolución humana, la conciencia, y hay que eliminarla cuanto antes”. (Profesor T. Temporada 3. Episodio 2).


La prolongada evolución de la materia inorgánica dio un salto cualitativo y apareció la materia orgánica y la materia viva. La compleja y larga evolución de la materia viva dio lugar a la materia viva consciente, los humanos.


Siendo conscientes, y respetuosos, de las leyes de la física y sus derivados químicos y biológicos, ya que además determinan nuestra existencia y nuestra práctica, ¿podemos ignorar alocadamente las leyes del materialismo histórico que condicionan nuestra vida social como miembros de una clase social en una formación social concreta?


Siendo conscientes, y respetuosos, no sólo de las leyes de la física y sus derivados químicos y biológicos, sino también de las leyes del materialismo histórico, ¿podemos ignorar ciegamente, como individuos esencialmente sociales, las leyes de la psique humana, que íntimamente pueblan nuestro cerebro?


Somos individuos sociales y somos conciencia emocional. Tenemos una contradicción básica en nuestra realidad y en nuestra conciencia, como individuo social determinado socialmente y como individuo social determinado individualmente. La base material es que somos un individuo, pero somos un individuo social con una muerte individual socialmente determinada.


La necesidad social e individual de los dioses


“¡El vértigo abismal que sintió el primer grupo de humanos cuando se dio cuenta de que eran los únicos individuos autoconscientes a diferencia de los demás seres vivos! ¡Fue la primera angustia vital colectiva!” (Anomalías. EMP).


La conciencia social humana ha creado a los dioses para explicar el mundo material y sus fenómenos, y para explicar el poder de las clases dominantes de las distintas sociedades. La conciencia individual humana sustenta la creencia personal en dios para aceptar íntimamente que a uno le han traído a este mundo -así como todo lo que le acontece mientras vive- pero va a morirse inexorablemente. Somos reyes, somos mártires.


Ay, nuestra conciencia es un don y una maldición


Somos quienes nos pueblan. Es decir, somos esquizofrénicamente quienes nos pueblan esquizofrénicamente. Por ejemplo, nuestra fragilidad reside en nuestra inexorable muerte. Nuestra fortaleza reside en nuestra conciencia. Nuestra humilde vida consciente participa en la práctica revolucionaria para acabar con este mundo explotador y opresor. Nuestra humilde vida consciente lucha también contra su superyó represor. Todo ello hasta nuestra inexorable muerte. Siempre, rey y mártir.


El cerebro no duele, pero la conciencia duele


El cerebro no tiene receptores del dolor, por eso no puede doler. Los neurocirujanos operan en el cerebro con anestesia local. El dolor en la cabeza viene de los tejidos nerviosos, las meninges, los vasos sanguíneos y músculos cercanos.


Pero la conciencia duele porque es esquizofrénica. La conciencia liberadora duele mucho. La conciencia lúcida duele bastante. La conciencia amordazada duele poco. La conciencia abotargada casi no duele. Y la conciencia amortajada no duele nada.


Si se estudia un cerebro humano individual, aunque no se sea consciente, se estudia un cerebro humano social. Se estudia una conciencia emocional. Se estudia un rey y un mártir.


La organización social, clave de la conciencia emocional


La mente reside en el córtex (o corteza) cerebral, dividido en áreas especializadas, pero organizado en unos módulos básicos iguales. Columnas corticales de medio milímetro de diámetro y con unas 10.000 neuronas. Es la unidad básica de nuestra mente. Las áreas especializadas no están codificadas en nuestro genoma, son producto de la experiencia vital y social.


La organización social asentada en la producción material -interviniendo sobre unas bases biológicas con sus leyes propias y poblando nuestras conciencias- es el elemento decisivo en la evolución humana.


Presentación1


13 de octubre, San Eduardo, rey y mártir. Sobre la torre y bajo el dosel.

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