Nace en Allegheny City, Estados Unidos, 1844 y muere en Château de Beaufresne, Francia, en 1926. Pintora impresionista norteamericana con una obra que resultó clave para la difusión del Impresionismo en Estados Unidos. Junto a Berthe Morissot, fue una de las pocas mujeres del círculo impresionista. Ambas destacaron a sus anchas en este movimiento artístico.
De familia acomodada, Mary Cassatt se formó en la Academia de Bellas Artes de Pensilvania (1861-1865), y pasó desde muy joven largas temporadas en la vieja Europa, frecuentando sus museos llenos del arte más inspirador. Establecida desde 1870 en París, en 1874 presentó su primera exposición. Sus temas, basados en escenas de la vida cotidiana y protagonizados por figuras femeninas e infantiles, causaron la admiración del soberbio francés Edgar Degas, que la introdujo en el círculo de pintores impresionistas. La relación iniciada desde entonces con estos artistas influyó en su producción posterior. Ya Mary se inclinaba por el tratamiento de la imagen al estilo de sus buenos amigos impresionistas, quiénes enseñaron a esta mujer este movimiento, que se iba colmando de éxitos e iba marcando historia. Todo lleno de encanto, de ideas frescas, de cambio, que es lo que tanto motiva a los franceses, el cambio como rutina de vida, la huida intermitente de lo cotidiano y sin embargo, con el éxito siempre asegurado.
Las telas más conocidas de Mary Cassatt son las que representan escenas familiares de madres cuidando a sus pequeños y situaciones de la vida social. Pese a que nunca fue alumna suya, en sus cuadros se percibe la influencia del talentoso francés Degas, especialmente en el trabajo con el pastel y en la asimetría compositiva. Tras la exposición de pintura japonesa en París en 1890, y fascinada como todos los impresionistas por la captación del espacio de los grabados orientales, Cassatt realizó dibujos de sobresaliente delicadeza de color y precisión de trazo, que recordaban las representaciones de los maestros Kitagawa Utamaro y Utagawa Toyokuni. Es el caso de "Mujeres bañándose" y "El peinado", que mostraban un absoluto dominio de la técnica por parte de esta particular pintora.
Sus trabajos posteriores, en los que la línea y el diseño primaban sobre la forma, estuvieron dominados por temas maternales e infantiles, como "La toilette". Apartada de la pintura desde 1914 por problemas de visión, Mary Cassatt desarrolló hasta su fallecimiento una importante actividad divulgadora de las nuevas tendencias europeas en su país natal, contribuyendo de manera decisiva, gracias a sus contactos y relaciones, a la difusión mundial de la labor de los pintores del Impresionismo.
Fue una mujer moderna y observadora de lo circundante, ocupando un lugar especial en la historia del arte, pues fue de las pocas artistas que triunfó profesionalmente en su época, siendo la única estadounidense invitada a exponer con los impresionistas franceses. “Acepté con alegría. Odiaba el arte convencional. Empecé a vivir”, confesó al recordar la propuesta de Degas de exponer con los impresionistas. Cassatt, que terminó siendo una de las cuatro pintoras aceptadas por los impresionistas, junto con Berthe Morisot, Eva Gonzalès y Marie Bracquemond, hizo carrera pintando a las mujeres de su entorno, serenas y con sus seres queridos, con una tranquilidad firme en sus poses y miradas.
La pintora y Edgar Degas eran almas gemelas hasta que la artista estadounidense se cansó de la condescendencia continua de su amigo y buscó ser todavía mejor que su profesor y referente. No fueron amantes pero el amor tiene múltiples manifestaciones y lo que veían Mary Cassatt y Edgar Degas en cada uno eran enormes similitudes. Edgar Degas hubiese sido Mary Cassatt si hubiese nacido mujer y Cassatt hubiese sido Degas si ésta viniese al mundo como hombre. Se conocieron en 1877 y se hicieron inseparables, pero él, como hombre, como figura pública, como introductor de la pintora al círculo impresionista, siempre sintió cierta superioridad hacia ella y Cassatt deseaba ser vista como un igual. Las diferencias que marcaba Degas la incomodaban y le pesaban.
Sus inusuales composiciones, donde mostraba mujeres como personas imprescindibles, ingeniosas, sensibles y con inquietudes, ayudaron a romper con la imagen estereotipada del género femenino en el mundo del arte. Aunque pintó docenas de escenas maternales nunca se casó ni tuvo descendientes. Cautivada por su figura, la cineasta e historiadora del arte Ali Ray ha rodado el documental "Pintando a la mujer moderna", producido por Exhibition on Screen. Este docufilme narra la historia de esta pintora, la impresionista olvidada, que vivió en una época de profundas transformaciones sociales y culturales, que aprovechó para poner a la mujer en el centro del Universo, para ser protagonista allí dónde esté y respetada por la humanidad en general.
Habrá una parte dos de Cassatt, una artista que vale la pena conocer.
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