Ayer en Valencia la naturaleza sacó los colores a todos aquellos políticos cuyos votos sólo valen para “mantenerse ellos en el poder y sostener a su jefe, como puros mercenarios”.
El diccionario es el “Libro de Petete” con que entretenerse en el Congreso o en el Senado. Hablan con los vocablos siempre condenados por el pueblo, para parecer que defienden, como forofos, los colores que les pagan.
Valencia llora con impotencia sus muertos, sus desaparecidos, sus tragedias económicas y su desmoralización social...
Parece ser que lo importante, hoy en España, es el euskera, el catalán, el valenciano, el gallego, etc., etc.; cuidar los montes, los cauces de los ríos, los planes urbanísticos respetuosos con la naturaleza..., eso es política barata y de poco rendimiento.
Lloremos, TODOS, la cobardía social que permite con sus votos, que año tras año sigan sucediéndose tragedias de este tipo.
URBANISTAS sin colores, repiten que no somos dueños de la naturaleza para que la estemos destrozando por abandono y por intereses económicos sin futuro social.
Lloremos, en el silencio y la soledad de los que han perdido su vida. Lloremos con lágrimas que manchen la conciencia de todos aquellos, CON NOMBRES y APELLIDOS, responsables de mucho de lo que se está repitiendo día tras día.
Queridos ausentes... ¡Ojalá ciertas personas jueguen en política con cartas sin señalar y busquen SOLAMENTE EL BIEN DEL PUEBLO!
Lo deseo por todos que ahora estarán llorando vuestra ausencia. Lo deseo por todos los que deberán empezar de nuevo a patear sus campos. Lo deseo por todos los niños que por la noche no podrán besar a sus padres por culpa de tantos y tantos políticos indiferentes.
SEÑOR, escucha a nuestro Hermano Rafael, San Rafael Arnaiz, trapense, y da fuerza a todos aquellos que en este momento están rodeados del dolor de los ausentes. Gracias.
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