Macron pertenece a una generación de políticos que intenta tapar con acciones en el exterior sus múltiples fracasos (a veces desastres) en el interior. Ahora (es un decir) nos ha tocado a nosotros soportar ese tipo de políticas parasitarias. Más a los saharauis que a nosotros. Es decir, que a pesar de que se ondea la bandera de los derechos humanos en abstracto no hay inconveniente en recolonizar (en beneficio de Marruecos y de Francia) lo que está mandatado descolonizar (en perjuicio de España). La realidad es que Francia nunca ha sido amistosa con España (recordemos el Europa termina en los Pirineos, la alianza del lirio y la luna, los Cien Mil Hijos de San Luis, el trato a los refugiados de la guerra civil, etc.). España por el contrario se siente exageradamente constreñida por unas obligaciones con los demás no precisamente correspondidas.
La cuestión es que Francia y Marruecos están haciendo un sándwich con nosotros y con todo aquello de lo que derive rentabilidad, aunque sea inmoral, ilegal o insolidario; hablamos de soberanías, territorios, materias primas, energía, comercio, alianzas, principios internacionales, sentencias judiciales, lealtad comunitaria y estratégica, etc. “El Sáhara Occidental –decía hace tiempo El Faro de Vigo-- es un territorio rico en recursos naturales, posee una de las minas de fosfatos más grandes del mundo, además de un enorme banco pesquero, reservas de petróleo, gas, hierro, cobre y uranio, entre otros. Estos recursos son saqueados y explotados sistemática e ilegalmente por Marruecos, ya que los beneficios obtenidos por exportación de los mismos no revierten en beneficio de la población saharaui”. Ni revertirán, aseguramos nosotros.
Sin exagerar, parece que es Marruecos el aliado integrado en la UE y en la OTAN y no España. Ciertamente podrían darnos una merecida medalla a la ineficacia si no a algo peor. Mientras tanto en los congresos español y europeo los españoles se divierten, tal como reza la famosa película. No hay nada como las dentelladas cainitas e inútiles; a no ser que estemos ante un lamentable teatro.
Por otra parte, eso de la hermandad hispanomarroquí debe ser tan sutil que sólo la perciben los espíritus más geoestratégicamente dotados, tal como el del Sr. Ahmed y su MSP. Extraño que haya leyenda negra de España y no de Francia (o de Inglaterra, maestra en estas artes). El país tildado de pirata en América renuncia a las riquezas de un territorio que poseía, y el que junto a otros contribuyó a esa leyenda afila sus dientes y zarpas por las riquezas de un territorio ajeno.
Estas políticas a lo Macron, oportunistas y carentes de principios, pueden parecer hábiles en el corto plazo; pero a la larga son destructivas, más creadoras de conflictos que resolventes de los mismos. Baste con ver los éxitos cosechados por Francia en la parte de África que le ha pedido educadamente que haga las maletas. No mejor es su imagen ante la Unión Africana (antes OUA), que reconoce al Sáhara como estado independiente. La verdad es que Europa fomenta tan mal el espíritu europeo que cuesta interiorizarlo. Por cierto, el índice de popularidad de Macron en Francia es bajísimo y en proceso descendente.
La cuestión es que hace poco Francia y Marruecos realizaron unas maniobras navales conjuntas, con submarino nuclear incorporado (destinado al desguace) ante plazas de soberanía española (Perejil, Vélez de la Gomera, Alborán, cerca de Almería, etc.). Estas maniobras, junto a la visita del presidente francés a Rabat para reconocer explícitamente la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, habrían sido consideradas por cualquier otra potencia, más si perteneciera a una misma rama militar y política, como un acto hostil. Recordadas las risas contra Aznar por la operación en la isla Perejil, ahora comprendemos bien quien mueve el carrusel de las risas irreflexivas.
Estas políticas a largo plazo son además colectivamente desorganizadoras. Las potencias occidentales llevan treinta años demostrando que los caminos cortos son los que más precipicios bordean y que no siempre llevan a dónde se quiere.
Apartados de lo coyuntural y de simplezas como la de “es lo que hay”, la acción de Francia (supuesta concomunitaria nuestra) lesiona muchos principios políticos que sólo una interpretación chata podría considerar irrelevantes.
En primer lugar lesionan al derecho internacional. Hay quienes están empeñados en desmontar la ONU. Aun controlándola, su soberbia les impide concebir que puedan perder votaciones de vez en cuando. Una de ellas fue el proceso de descolonización mundial, en el que estaba inscrito el Sáhara español.
La ONU ha determinado incuestionablemente que el Sáhara es un territorio pendiente de descolonización. Desoír este mandato puede llevar a otro drama similar al de Palestina. “Según la ONU, el Sáhara es uno de los 17 territorios que no han alcanzado su "plenitud de gobierno propio". O, dicho en otras palabras, está pendiente de descolonización. Y entre esos 17, el mayor y el único en el continente africano es el Sáhara Occidental” decía en su momento RTVE. Querer crear ahí otro portaaviones como el de Israel puede tener resultados similares. Mírense los países que conforman la zona y su historia reciente.
Lesionan la justicia internacional. El dictamen del Tribunal Internacional de Justicia estableció que “entre el Sáhara Occidental y Marruecos no hay vínculos de soberanía”. Con su acción Macron demuestra una vez más que para él el derecho internacional y sus tribunales no son nada. En su asfixiada política interna intenta que este sea otro tablón, en un mar de fracasos, al que agarrarse. Tal dictamen fue el resultado de una petición de la Asamblea General de la ONU, con todos los focos del mundo vigilantes y en el que no cabía una resolución ambigua. Que luego el señor presidente se queje de las reacciones en África. No sólo la fuerza basta. Menos cuando ya está mermada. A pesar de los cacareos del gallo galo Francia no ha ganado una sola guerra importante desde 1870. Cual cursis, diremos que la operación no es ni siquiera estética.
Lesión a la cohesión comunitaria. Para Macron Francia está por encima de la necesaria concordia entre los países de la UE. ¿Quizás un patriota, un soberanista? No: Francia es él y su mermada élite. Un arrimado al expolio de las riquezas saharianas, que ese es el objetivo verdadero.
Muchos pensarán que es un conflicto entre saharauis y marroquís; acaso con incorporación francesa. Pero no, donde se lesiona un derecho (la resolución del TIJ) se lesiona la confianza en el derecho. Lo que hoy se hace aquí, mañana se puede hacer allí. Las reglas ad hoc son la destrucción de uno de los principios más importante del derecho: la garantía de su aplicación general sin exclusiones privilegiadas. Todos estos fracasos tienen los mismos efectos que las pinturas puntillistas: de cerca no se ve la imagen, pero sí de lejos. Al tiempo.
Lesión a la confianza. ¿Qué Europa potente se puede crear cuando cada uno de sus integrantes lleva su navaja sujeta a la liga? O los países de la UE muestras una consideración superior entre ellos o su futuro es bastante problemático, que ya lo es. Si Macron puede lesionar a España con Marruecos ¿por qué España mañana no puede lesionar a Francia con Argelia? ¿Que no se puede? Hasta que sí se pueda. Ahora Perú ha inaugurado un puerto gigante en colaboración con China.
Lesión al bienestar general de un pueblo. Las omisiones de la UE (en este caso no “meterse” en el asunto, tal como sí hacen con otros, como la regulación de las pensiones) vacían de contenido los principios que la hicieron nacer. ¿Qué derechos humanos son estos, indiferentes a cómo vivirá la gente? ¿Se espera que los saharauis, expoliadas sus riquezas, vivirán mejor con Marruecos que independientemente? ¿En la cárcel, junto a los restantes presos políticos marroquíes? Numerosas organizaciones internacionales, entre ellas la no sospechosa Amnistía Internacional, vienen denunciando todo esto durante largo tiempo. ¿Es esta la descolonización mandatada? En tal caso mejor que vuelva a ser provincia o se convierta en comunidad autónoma española.
Error estratégico. Si una UE que calla cree que en el futuro un posible Gran Marruecos será un aliado leal es que su diplomacia está más desorientada que la nuestra. ¿O es precisamente ese peligro de “deslealtad” la que la fortalece? Por ejemplo, Marruecos no tiene inconveniente en firmar acuerdos de libre comercio con la indizada Rusia. Lo mismo ocurre con China, que es su tercer socio comercial y el primero de Asia. Nosotros el más leal y vapuleado aliado.
Esta visión deficiente es lo que está relegándonos a la irrelevancia. Lo que ahora apoya este tipo de operaciones es posible que en un futuro medio esté demasiado debilitado como para sostenerlas. Igual un Sáhara sojuzgado sea en el futuro un flanco debilitante en la zona.
En lo que concierne a España, es incomprensible que se asista pasivamente a unas acciones que nos empujan aún más hacia la periferia. El Sáhara hoy, es Ceuta y Melilla mañana, y Canarias pasado mañana. Un país se puede permitir muchas cosas, menos la debilidad. La Francia de la UE colabora en esto. Ay aquellos que vetaron nuestra investigación nuclear, después nos desindustrializaron en beneficio de Alemania y más tarde crearon a costa nuestra el puente gasístico entre Argelia e Italia. El Sahara en manos de Marruecos, de entrada, crea un conflicto (ya manifestado) cerca de las aguas territoriales de Canarias.
Las transacciones débiles no resuelven ningún problema: simplemente lo trasladan a las generaciones futuras. A este paso poco faltará para que en el futuro Marruecos reclame Almería. Sólo hay que esperar a que sea o se sienta más fuerte. ¿Su palabra, su amistad garantizan algo? El mundo va a dar más vueltas de lo que se cree. ¿Quién podía imaginar la desaparición de Yugoslavia? En España (con 49 millones habitantes) viven unos 900 mil marroquíes (bienvenidos) y en Francia (con 66 millones de habitantes) unos 750 mil. ¿Piensa Marruecos repatriar también a los saharauis sobrantes (todos) a ambos países, o los mandará a Argelia?
Generar desconfianza, despreciar el precedente, la falta de ejemplaridad, la ocasión a salto de mata, la carencia de perspectiva, trabajar con una táctica que debilita la estrategia, constituyen un conjunto de males que no auguran nada bueno. El listo suele ser un individuo ignorante que mide su éxito y capacidad por cuatro trapicheos que le han salido provisionalmente bien, sin comprender que hay más kilómetros de autopista que de arroyo. El talante de este tipo de personajes está destinado a terminar en los basureros de la Historia. Evitémoslos.
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