CECU, EKA y Amigas da Terra Galicia estrenan una campaña en las marquesinas de Madrid, Bilbao y Vigo que pone el foco en los impactos ecosociales de la industria de la moda rápida, a la vez que exige medidas contundentes dirigidas a las instituciones.
La industria de la moda es uno de los principales sectores responsables del cambio climático, generando un 10% de las emisiones globales y el 20% de los vertidos de aguas residuales según los datos recopilados por el Parlamento europeo. Esta contaminación impacta directamente en el agua y la tierra: por ejemplo, 500 mil toneladas anuales de microplásticos van a los océanos solo por el lavado de nuestra ropa.
La presión del mercado de la moda rápida, con el lanzamiento de nuevas temporadas cada dos semanas, expone a las personas consumidoras a volúmenes insostenibles de prendas de baja calidad y con químicos tóxicos, peligrosos para la salud de las personas que los fabrican, las consumidoras y el medio ambiente. La mayor parte del impacto ambiental y social de los productos textiles que se consumen en la UE se produce en países empobrecidos, mayoritariamente de Asia, en condiciones de explotación laboral y violación de derechos humanos como son el trabajo forzado y la explotación laboral infantil.
A estos daños sobre el medioambiente y la población, se une la proliferación del "lavado verde" en el mundo de la moda. A través de esta publicidad engañosa se ofrece una falsa imagen o incompleta sobre la sostenibilidad real de los productos textiles, siendo una vulneración de derechos ya que impide el acceso a la información, mina la confianza de las consumidoras y crea confusión respecto a las opciones más sostenibles, entre ellas la de comprar menos ropa.
Las personas consumidoras son cada vez más conscientes de los impactos ecosociales que genera el modelo de producción y consumo de productos textiles e intentan adaptar su comportamiento de compra para reducirlo. Según los resultados del sondeo realizado por CECU, el 76,6% de la población en nuestro país relaciona la moda con atributos negativos y contrarios a la sostenibilidad: como moda de usar y tirar (38,9%), insostenible, contaminante (35,3%) o fabricada en condiciones injustas (32,1%).
Por ello, necesitamos políticas públicas que generen cambios sistémicos y hagan de la moda sostenible y justa la norma. Demandamos las siguientes medidas:
- Prohibir la publicidad de moda rápida. Son necesarias medidas que eliminen la presión psicológica de renovar y pongan en valor las verdaderas necesidades.
- Combatir la sobreproducción limitando la cantidad de temporadas y los volúmenes de ropa.
- Establecer requisitos de ecodiseño obligatorios enfocados a la durabilidad y reparabilidad: aumentar la calidad de los textiles es el aspecto más relevante para mantenerlos más tiempo en uso. Centrarse en evitar los cambios dimensionales durante el lavado y el secado de los textiles, la pérdida de color por el lavado, la transpiración o el roce.
- Diseño enfocado al reciclado, sustituyendo los productos químicos, la trituración de microplásticos y garantizando un reciclado seguro.
- Garantizar la igualdad de género, la justicia social y laboral: Introducir requisitos que apoyen la diligencia debida como complemento de la Directiva sobre la diligencia debida en las empresas sostenibles, registrando el cumplimiento de las normas medioambientales, sociales y laborales en los lugares de fabricación a lo largo de la cadena de suministro.
Garantizar el acceso de las consumidoras vulnerables y que el cambio hacia textiles más sostenibles no repercuta en el precio de la ropa encareciéndola: debe aplicarse una distribución justa de los costes entre consumidoras y empresas.
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