María Elena Maseras Ribera (1853-1905) fue una figura histórica fundamental en la medicina y la educación en España. Es recordada por ser la primera mujer en ingresar en una universidad española, abriendo el camino para las mujeres en la educación superior en un momento en que las aulas universitarias eran exclusivas para los hombres. Su historia es de lucha, persistencia y superación frente a las normas sociales de su tiempo.
Da sus primeros pasos hacia la universidad y la historia de María Elena Maseras es, de esas, digna de contar, porque hay que tener temple para abrirse paso en un mundo hostil. Nacida en Vila-seca, Tarragona, en 1853, María Elena Maseras nace en un país y en un siglo donde aún se pensaba que el saber era cosa de hombres y donde la educación universitaria estaba estrictamente reservada para los hombres. No obstante, movida por una gran vocación, nada común en una mujer, la medicina y un deseo profundo de aprender, solicitó en 1872 su admisión en la Universidad de Barcelona. Contra todo pronóstico y gracias a una autorización especial del Ministerio de Fomento, le permitieron asistir a clases, aunque con la restricción de hacerlo solo como "oyente". No iba a tenerlo fácil, pero esto fue un logro sin precedentes y marcó un antes y un después en la historia de la educación femenina en España. Pero Maseras no estaba hecha de cristal. Así que allí se presentó, con toda la determinación de una mujer que sabe que tiene que ganarse cada centímetro de respeto.
En cuanto a su formación y el camino hacia la medicina, a pesar de las dificultades, Maseras asistió a clases y completó su formación teórica en medicina. En las aulas no había más mujeres. Tras finalizar sus estudios, se encontró con otro obstáculo: no se le permitió hacer los exámenes finales ni obtener su título. No le permitían graduarse. Durante varios años, luchó por este derecho y finalmente, en 1882, obtuvo el permiso para examinarse y recibir el título de Licenciada en Medicina. Con ello, Maseras se convirtió en una de las primeras mujeres en España en lograrlo, aunque este hecho no le permitió ejercer con libertad en su campo.
Con su ejemplo, Maseras abrió la puerta a otras mujeres. No tardaron en aparecer figuras como Dolors Aleu y Martina Castells, que siguieron sus pasos y se convirtieron en las primeras médico oficiales de este país.
La vida de Maseras fue un impacto y el camino para otras mujeres. El caso de María Elena Maseras inspiró a otras mujeres a seguir sus pasos. Poco después, mujeres como Dolors Aleu y Martina Castells también se adentraron en el ámbito de la medicina en la Universidad de Barcelona, siendo las primeras mujeres en ejercer oficialmente como médicos en España. Sin embargo, Maseras no se limitó a la medicina. Además de sus logros en esta área, desempeñó un papel importante en el campo de la educación y dedicó sus días a enseñar y a apoyar la educación femenina, dejando huella también en el ámbito educativo y rabajó como profesora en distintos centros educativos.
En cuanto a su legado, María Elena Maseras es una de esas pioneras cuya vida representa la resistencia ante una sociedad que no estaba preparada para aceptar a las mujeres en el ámbito académico o profesional.
Su vida no fue fácil, llena de trabas burocráticas y prejuicios sociales, pero su perseverancia abrió las puertas de la universidad a las mujeres españolas, contribuyendo al cambio social en favor de la igualdad de género en el acceso a la educación.
Aunque no es una figura tan conocida como debería, su legado permanece vivo y representa uno de los primeros pasos hacia la igualdad en el ámbito académico y profesional en España.
Su nombre no es de esos que aparecen en los manuales escolares, ni su figura es tan conocida como debería. Pero fue ella, María Elena Maseras, quien plantó la primera semilla de igualdad en la universidad española. Su historia es el recordatorio de que los grandes cambios a veces empiezan con una única persona que, aún sabiendo que la sociedad le es hostil, decide caminar hacia adelante.
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