Incómodamente breve
Ahora, ‘destilados sin alcohol’ (!) whiskys, ginebras y vodkas. Toca desandar lo poco que hemos avanzado en lo que representa a una de las mayores lacras de la salud pública en este país.
Convendría preguntarse respecto a la opinión pública de expertos en cuanto al riesgo que representa para todos enmascarar los límites, y muy especialmente, con aquellas personas en tratamiento a causa de un trastorno por consumo de alcohol. No he podido leer ninguna. Da la impresión, de que una vez más, es mejor no explicar. Muy probablemente sea por evitar injerencias en una industria que dice estar muy restringida.
Algunos consentidos hablarían de una: “hiperinflación regulatoria”.
Mal pronóstico acarrea la pretenciosa conjetura de proximidad para hacernos creer que podemos entender la cultura del alcohol como algo más posibilista a través de un imprudente y renovado ‘engaging’ de apariencia inofensiva y al albur del silencio cómplice de un blindaje lobista a cuenta siempre de la desinformación. ¡Mal asunto!
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