El año 2024 siempre será recordado por los valencianos como el año de la “barrancada del Poio”, el año del tsunami provocado por la fuerza de las aguas que, sin ningún aviso llegaron para destruir vidas, haciendas e infraestructuras dejando en más de un centenar de pueblos un tenebroso rastro de luto, desgracia y derrota, mientras calles, plazas y casas se llenaban de barro y agua marrón. Pese a que entidades como la AEMET, dependientes del Gobierno de España y la Confederación Hidrográfica del Júcar iban avisando constantemente del peligro que suponían las lluvias previstas las autoridades de la Generalitat valenciana, con el Presidente Mazón al frente iban a la suya y hacían bueno el refrán valenciano de “si llueve la dejaremos caer”. La Universidad había suspendido las clases de aquel 29 de Octubre en previsión de lo que pudiera ocurrir, al mediodía la Diputación de Valencia había enviado a sus trabajadores a casa, en Utiel, el alcalde, del PP, por la mañana ya había suspendido en todo el municipio la jornada escolar. Pero el principal responsable del país, el presidente Mazón, hacía caso omiso de todas las señales que alertaban de la posibilidad de fuertes inundaciones.
Por la mañana Mazón había acudido a la entrega de un premio relacionado con el turismo, al mediodía por la red X afirmaba que el temporal amainaba y que sobre las 18 horas estaría en Cuenca, lejos del País Valenciano. Su escrito fue borrado y él desapareció durante las horas que las aguas sembraron de muerte y catástrofe l’Horta Sud y el barrio de la Torre de la ciudad de Valencia. Dos meses y aún no sabemos, con certeza, dónde estuvo Mazón durante las horas decisivas en las que era necesario tomar decisiones que, seguramente, hubieran salvado muchas vidas. Son muy diversas las versiones que el propio Mazón y su gente han dado. Primero dijo que era comiendo con un dirigente de la patronal, desmentido de inmediato por el mismo dirigente, después de que estaba en un almuerzo de trabajo, más tarde nos dijeron que era comiendo en un reservado del restaurante El Ventorro con una periodista valenciana para ofrecerle la dirección de la televisión valenciana y que no tenía cobertura telefónica en ese lugar. Cuando la oposición pidió la cuenta del almuerzo dijo que, en esas tres horas, no estaba ejerciendo de presidente de la Generalitat sino de presidente del Partido Popular, mientras la periodista que estaba con él indicaba que Mazón había recibido varias llamadas en el móvil. ¿No habíamos quedado en que no había cobertura? mentiras y mentiras, y algunos ya dudamos si ese 29-O Mazón estuvo en el Ventorro en algún momento.
Desde aquel fatídico día desde la sede de la Generalitat se han dedicado a esparcir la mentira por todas partes para salvar el culo de Mazón, un presidente indigno y cobarde que no tiene la valentía de asumir que es el culpable de algunas de las 223 muertes que se podían haber evitado si esa tarde del 29-O él, responsable y máxima autoridad del País Valenciano, hubiera estado en su puesto de mando y no perdido no saben dónde ni sabemos haciendo qué. Por tres veces miles de valencianos han llenado las calles de Valencia pidiendo su dimisión, pero él, cobarde como es, intentando salvar el cuello de la imputación jurídica tira balones fuera culpando a la AEMET, la Confederación Hidrográfica del Júcar y el Gobierno de Pedro Sánchez.
Cuando los ciudadanos afectados necesitaban ayuda inmediatamente aparecieron los buitres de siempre, y, junto a los voluntarios que llegaban en masa en los pueblos afectados para ayudar, aparecieron pseudoperiodistas, tiktokers y miembros de la extrema derecha para sacar provecho de la desgracia ajena. También acudieron, no a sacar barro ni desaguar garajes, reyes y políticos a los que el pueblo, cabreado y en parte animados por los gritos de miembros de la extrema derecha, insultaron y abuchearon, en unas horas en las que todavía los equipos de salvamento estaban buscando cadáveres y sacando barro de las calles. Los Borbones sólo buscaban la foto con la que ir limpiando las manchas que el rey emérito ha ido dejando sobre la institución monárquica. Tanto esta visita real como el posterior funeral celebrado en la Catedral valenciana sobraban, no hacían falta alguna.
Mazón no dimitirá, no tiene el valor necesario para hacerlo, tampoco desde Madrid Feijóo hará nada por apartarle de la presidencia de la Generalitat pese a que la mayoría de dirigentes del Partido Popular consideran que el político alicantino ya está amortizado. Les interesa mucho más que sea Mazón, que ya está quemado para la vida política, quien se encargue del reparto de los miles de millones que ya se están distribuyendo para llevar adelante la reconstrucción de las estructuras deshechas por la DANA. La vergüenza y la honradez son virtudes desconocidas en las sedes de los “populares” y ya están concediendo contratos a las empresas “amigas”, algunas condenadas por haber formado parte de anteriores tramas de corrupción como la Gürtel. Por eso necesitan a Mazón, el discípulo adelantado de Zaplana, para no quemar a otro. Para realizar el trabajo sucio. Estos días navideños por los pasillos de la sede del PP se brindaba con cava, valenciano, por supuesto, al grito de “a guanyar diners” popularizado en su día por Joan Monleón en la televisión valenciana que el PP cerró. ¿Por qué será?
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