Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Muerte | Tabú | Muerte Digna | Reflexiones

El buen morir: Reflexiones sobre la dignidad en el final de la vida

​Hablar de la muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad. Necesitamos aprender a mirar la muerte no como un fracaso, sino como una etapa natural
Llucià Pou Sabaté
viernes, 17 de enero de 2025, 09:49 h (CET)

Hablar de la muerte sigue siendo un tabú en nuestra sociedad. Pese a su inevitabilidad, a menudo evitamos afrontarla o reconocerla, como si ignorarla pudiera alejarnos de su realidad. Sin embargo, acompañar a un ser querido en el proceso de despedida puede ser una experiencia profundamente humana y amorosa. Este artículo busca reflexionar sobre la importancia de brindar calidad de vida en los últimos momentos y el valor del trabajo paliativo para garantizar una muerte digna.


La importancia del cuidado paliativo


El cuidado paliativo se centra en aliviar el dolor, controlar los síntomas (como el insomnio, la ansiedad o la falta de apetito), y acompañar tanto al paciente como a su familia en esta etapa tan delicada. La comunicación es clave en este proceso: es fundamental establecer un diálogo sincero con el enfermo terminal para comprender sus necesidades y deseos.


Como menciona el Dr. Hugo Dopaso en su obra El buen morir, “al final de sus días, la muerte le resulta necesaria al paciente terminal… necesita y desea, aunque con miedo, dejarse llevar hacia la muerte”. Esta afirmación resalta una realidad que a menudo es difícil de aceptar: el paciente, en su última etapa, percibe su necesidad de morir como un alivio físico, mental, emocional y espiritual.


Los desafíos del acompañamiento


Enfrentar el proceso de morir requiere superar muchos obstáculos culturales y emocionales. Para el común de la gente, la muerte suele percibirse como algo lejano, casi irreal. Solo quienes atraviesan esta experiencia de cerca —cuidadores, familiares o profesionales de la salud— comprenden la profundidad de este momento y la necesidad de afrontarlo con respeto y amor.


Uno de los mayores riesgos es caer en dos extremos: el abandono del paciente o el encarnizamiento terapéutico. Ambas actitudes privan al enfermo de una despedida digna. Por ello, es esencial coordinar esfuerzos entre los diferentes ámbitos de cuidado, asegurando un acompañamiento integral y humano.


Hablar de la muerte: un acto de amor


Evitar el tema de la muerte puede generar aislamiento y desamparo tanto para el enfermo como para sus seres queridos. Reconocer y aceptar la cercanía del final permite crear un espacio para despedirse, expresar emociones y resolver pendientes. Este acto de amor es fundamental para que el paciente pueda transitar este camino misterioso con serenidad y paz.


Como sociedad, necesitamos aprender a mirar la muerte no como un fracaso, sino como una etapa natural de la vida. Solo así podremos ofrecer a quienes nos rodean el acompañamiento y el respeto que merecen, ayudándoles a vivir activamente hasta el final y a morir con dignidad.

Noticias relacionadas

Se ha puesto de moda en muchos medios hablar de la gente de dinero casi como iconos sociales. Lo que es natural en la sociedad de mercado de masas. A la mayoría de esta clase social se les llama ricos, y su función es la de lucirse ante el auditorio para resaltar su persona, reafirmando en algunos el componente narcisista y hedonista para adornar su ego, animándose así a cumplir con la riqueza, mientras puedan.

Transitamos jornadas de absurdo y desasosiego, camino del corazón del invierno en un contexto político y social que no se sospechaba. Se advierte, “in crescendo”, el retroceso del raciocinio y de la lógica, más allá de los cuales solo anidan la nada y el vacío. Sin entrar en consideraciones filosóficas, y ciñéndonos al román paladino, se percibe una creciente sensación de absurdo, considerado por Albert Camus como integrante fundamental de nuestra condición humana.

Muchas son las circunstancias que nos zarandean a diario, compiten con tantos o más impulsos surgidos desde los adentros íntimos de cada persona; en ambos supuestos, el descontrol predomina con la consiguiente intranquilidad. Nos abruma el desconocimiento de los factores condicionantes, con el resultado crudo de la incertidumbre como fondo permanente.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto