La presidenta del CGPJ recordaba, no hace muchos días, que entre los valores que caracterizan la cultura jurídico-política de la Unión Europea destaca la independencia de jueces y tribunales. Sobre este principio descansa el Estado de Derecho, el equilibrio entre poderes y la garantía de no intromisión. De otro modo no podría garantizarse la primacía del imperio de la ley al que todos, también los poderes públicos, están sometidos.
El Estado democrático y de derecho es un sistema que garantiza la igualdad de todos ante la ley y evita la arbitrariedad del poder político. Este sistema merece un respeto. Los errores, déficits y casos de mala praxis deben ser denunciados, pero acusar a los jueces de servir a intereses políticos de parte es una falsedad, además de un atentado contra el sistema y una temeridad. Desgraciadamente ahora se está dando esta situación.
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