Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cofradías | Zaragoza | Religiosidad | Aniversario | Semana Santa

Vínculos de fe y esperanza

85 años de la Cofradía de las Siete Palabras y San Juan Evangelista
José Luis Ortiz
viernes, 14 de febrero de 2025, 10:09 h (CET)

El legado de la Cofradía en Zaragoza es incuestionable. Durante décadas, sus procesiones, especialmente en la Semana Santa, se han convertido en uno de los eventos más importantes del calendario religioso de la ciudad. La figura de San Juan Evangelista, un símbolo de la fidelidad y la devoción al Cristo crucificado, cobra especial relevancia en la identidad de la Cofradía. A través de su figura y las Siete Palabras, la Cofradía invita a la reflexión profunda sobre el sufrimiento, la esperanza y el perdón, principios que resuenan no solo en el ámbito cristiano, sino en todos aquellos que buscan la trascendencia espiritual o simplemente apuestan por una sociedad más fraternal.


Siete Palabras


Uno de los elementos más destacados de la Cofradía de las Siete Palabras y de San Juan Evangelista es la importancia del tambor en sus procesiones, un instrumento que ha sido parte fundamental de la tradición de la Semana Santa zaragozana y de muchas otras localidades de España. La incorporación del tambor en las procesiones no es meramente estética o simbólica; tiene una profunda carga emocional y cultural.


El tambor, con su resonante y vibrante sonido, marca el ritmo de la penitencia y la meditación.

Cada golpe, cada repique, parece simbolizar el pulso de la pasión de Cristo y la solemnidad del momento. El tambor no solo acompaña la marcha de los pasos, sino que se convierte en un eco que reverbera en las calles, recordando a todos los presentes la importancia del sacrificio y el sufrimiento redentor. A través de su sonido, el tambor también transmite la fuerza de la comunidad unida en la fe, resonando en cada rincón de la ciudad, una llamada a la reflexión colectiva.


Históricamente, el tambor ha sido utilizado en las procesiones de la Semana Santa como un símbolo de penitencia y de la dureza del camino hacia la redención.


El sonido profundo y grave del tambor, especialmente en las procesiones nocturnas, resuena en la oscuridad como un recordatorio de la pasión vivida por Jesús. En Zaragoza, la incorporación de este instrumento se ha convertido en un rasgo distintivo de la Semana Santa, y la Cofradía de las Siete Palabras ha jugado un papel crucial en su consolidación como parte de la expresión cultural de la ciudad.


El tambor, en sus diferentes formas y estilos, se ha convertido en un símbolo de la emoción colectiva, que trasciende la mera expresión de la música religiosa para convertirse en una manifestación de identidad y unión en la ciudad. Su sonido no solo da ritmo a la marcha procesional, sino que también une a generaciones de fieles y de no creyentes en un acto común de memoria, respeto y devoción. En un mundo cada vez más dividido, la imagen del tambor resonando en las calles durante las procesiones ofrece una metáfora poderosa de cómo, a través del trabajo colectivo, el respeto y la tradición, es posible encontrar una base común de unidad, incluso en medio de la diversidad.


La tarde del pasado 13 de febrero se vivió un acto que trascendió las fronteras del simple ceremonial, un acto que no solo celebró el 85 aniversario de la Cofradía de las Siete Palabras y San Juan Evangelista de Zaragoza, sino que se erigió como un verdadero homenaje a la tradición, a la fe y, sobre todo, a los valores que en tiempos de incertidumbre, polarización y desconfianza, siguen siendo faro de luz y guía para muchos. El lugar, la Sala de la Corona del Gobierno de Aragón, fue testigo de una velada que tocó las fibras más profundas de quienes se dieron cita, no solo por la relevancia de lo que se conmemoraba, sino por lo que representaba.


La presencia del Presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón Navarro, en la presentación de honor subrayó la importancia del momento. Una sala que sólo ha acogido momentos trascendentales, actos de firma con multinacionales , y similares es la primera vez que se emplea para un acto similar, lo cual remarca la importancia de esta presentación.


Su intervención, cargada de emoción y gratitud, no sólo reflejó el apoyo institucional a una institución que ha resistido la prueba del tiempo, sino que destacó cómo, a pesar de los retos que enfrenta nuestra sociedad, las cofradías siguen siendo un referente de unión, respeto y solidaridad.


Los 85 años de la Cofradía de las Siete Palabras y San Juan Evangelista son un testimonio de la fuerza de la tradición. Sin embargo, lejos de ser una reliquia del pasado, esta Cofradía es un organismo vivo, en constante evolución, que se adapta y se abre al mundo con una mirada de esperanza. En tiempos en que la polarización social parece estar en su apogeo, la Cofradía se erige como un ejemplo de tolerancia, diálogo y respeto. A través de su trabajo, se demuestra que la verdadera esencia de la tradición no está en anclarse al pasado, sino en hacer que esos valores perduren y se proyecten hacia el futuro.


La Cofradía no es solo un conjunto de rituales o una comunidad de fe; es un espacio donde se cultivan principios fundamentales para la convivencia y el entendimiento mutuo. En un mundo donde las voces se alzan con rabia y las ideologías se enfrentan sin cesar, la Cofradía se mantiene firme como un refugio para todos aquellos que buscan un punto de encuentro, independientemente de su origen o creencias.


El acto en la Sala de la Corona también fue una llamada a la reflexión, a ese momento en que el creyente y el no creyente se encontraron en un mismo espacio, unidos por el respeto a una tradición que se ha ido tejiendo con hilos de sacrificio, amor y compromiso.


En las palabras de los miembros más veteranos de la Cofradía se palpitaba la emoción de quien ha visto generaciones de fieles pasar, pero también el reconocimiento a quienes, hoy, con sus acciones cotidianas, construyen el futuro de esta comunidad.


Lo que se celebró ese día no fue solo la historia de una Cofradía. Fue el reconocimiento al valor de la unidad en tiempos de división. Fue el abrazo de una Zaragoza que, a pesar de sus diferencias, sigue siendo capaz de unirse en torno a lo que realmente importa: el respeto, la solidaridad y la fe en un futuro mejor.


El acto fue también un recordatorio de que, en medio de la oscuridad, hay una luz que no se apaga, una llama que sigue viva gracias al trabajo incansable de todos los que han formado parte de este movimiento a lo largo de los años.


La Cofradía de las Siete Palabras y San Juan Evangelista no solo ha sido un pilar en la vida religiosa y cultural de Zaragoza, sino un referente en el ámbito de la fraternidad humana, un ejemplo de cómo la tradición puede ser un vehículo para la transformación social.


Al final del acto, con el eco de las palabras del presidente Azcón resonando en los pasillos de la Sala de la Corona, quedó claro que la Cofradía no es solo un símbolo del pasado, sino un faro que ilumina el presente y guía hacia el futuro. En una sociedad cada vez más dividida, la Cofradía sigue siendo un vínculo que une, que recuerda que el respeto y la unión no son solo ideales, sino prácticas que, como esta Cofradía, deben vivirse y celebrarse cada día.


El 85 aniversario de la Cofradía de las Siete Palabras y San Juan Evangelista de Zaragoza fue y es mucho más que un hito. Fue una lección sobre la importancia de mantenernos unidos en lo que nos hace humanos, un llamado a no dejar que las diferencias nos dividan, sino a encontrar en nuestra diversidad la fuerza para avanzar juntos. Una lección que, sin duda, seguirá marcando el rumbo de Zaragoza y de aquellos que, de corazón, sigan creyendo en un mundo de respeto y armonía.

Noticias relacionadas

China tiene la vista puesta en Groenlandia como lugar de tránsito especialmente útil en la «ruta de la seda polar», y también tiene una importancia estratégica para Estados Unidos, con una base militar en Thule, en el extremo norte. Para evitar la influencia china en la isla, Trump lanzó la boutade de comprar Groenlandia a Dinamarca.

En la Puerta del Sol, en Madrid, mi madre acudía con asiduidad a “Los guerrilleros”, una zapatería que, como casi todo de lo que tengo recuerdo, ya no existe. Bajo el eslogan “No compre aquí, vendemos muy caro” estaba siempre llena y vendía bastante calzado. Yo me quedaba perplejo al pensar que mis padres, a los que rara vez les sobraba el dinero, adquirían los zapatos allí, desoyendo el consejo que el propio establecimiento hacía.

En la familia, los hijos son el pensar y la razón fundamental del vivir en esta vida. Lo mejor, lo bello y los momentos felices a ellos los debo. Ahí mi compromiso. Mas nuestra hora va pasando, en cumplimiento de la ley inexorable de la vida. Uno trasciende en la memoria de sus hijos, perseverando hacia la superioridad de sus conocimientos para bien de sus obras, pretendiendo sean mejores o superiores a uno.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto