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¿Quién somos?... aún

Iulen Lizaso Aldalur, San Sebastián
Lectores
sábado, 15 de febrero de 2025, 12:44 h (CET)

“El universo no es el resultado de la casualidad y existe una Primera Causa dotada de una mente inteligente y análoga en cierto modo a la del hombre”.


Fue el reconocimiento de última hora del padre de la Teoría de la Evolución. El final de la frase me encaja, solo, gracias al matiz: “... en cierto modo”.


¿Es inteligente la mente humana? Sin duda, inteligente y creadora, pues igual que una porción de tarta de manzana se compone de y sabe a la tarta entera, el ser humano siendo una parte de la Inteligencia de esa Primera Causa a la que se refería Darwin, aun no teniendo igual envergadura de alcance, entrega, capacidad creativa y plenitud que el Todo, podemos también crear existencia para cada cual, allí donde hay nada. Si la principal facultad del Creador para lo universal es crear Existencia donde no la hay, los humanos en lo individual podemos crear espacio futuro y seguir siendo en la siguiente dimensión estelar en la que no existe noche ni invierno lunar y sí día entero y verano solar para caminarlo como una pareja gozosa nacida en un solo cuerpo... sin órganos.


A raíz del artículo en la prensa del 7 de enero firmado por Jorge Garay Zabala y titulado: “¿Y antes del Big-bang qué? reflexiono en alto y con cierto vértigo.


Abordarlo solo desde lo que sugiere el título y desde una mente nutrida por un cuerpo de densidad orgánica daría poco de sí; a añadir la resta de capacidad para alcanzar discernir y descifrarlo por la pérdida del eslabón Madre. Tampoco nos ayudaría a resolver nuestro problema existencial-convivencial en el aquí y ahora, a no ser que impactado por el descubrimiento de la grandeza del Todo y su Primera Causa, se abandone la pequeñez mundana pasando el resto de la vida en buscar sintonías con Dios y enlazar con esa Verdad interior para así seguirla como nos invitaba el Maestro Jesús: “Déjalo todo y sígueme”.


En el libro:“Divino y Humano” de Manuela Hernán Matesanz editado en 2024 encuentro referencias clarificadoras y por lo leído en otros libros suyos, en lo referido al Big-bang, y desde mi interpretación, lo describe como Primer Latido fruto de un Orgasmo cósmico del que nació la Luz; nació el Día entero como Existencia en atmósfera. Nada era tocable y tan solo se dio un Primer Sonido como Primer Sentido en medio del silencio, frío y oscuridad de la inexistencia.


Siendo apasionante el tema, elijo tocar tierra y reenfocarlo para dar con el diagnóstico de: ¿porqué los humanos teniendo aún esas facultades divinas en mayor cuantía de lo que nos podemos imaginar, somos aún tan depredadores y destructores de nuestra propia vida, la ajena y la del planeta y sus criaturas?


Primer Latido que no nació de aquella oscuridad y sí de una Memoria-Amor que en su anhelo de Ser no se contenía y estalló en miles de latidos andróginos, en seres de luz hoy transformados en cuerpos separados como antropos mamífero.


“Por sus hechos los conoceréis”. Hoy los hechos humanos no nos representan hijos de ese Amor. Sí los de aquellos seres divinos que nacíamos de y vivíamos del Amor de la Tierra. ¿Qué se nos hizo si hoy para existir nos tienen que parir como a un animal más? Condenados en este infierno terrenal como en un ruedo sin salida y alejados cada vez más de la Tierra Prometida...¿por qué?


Si el Universo no es el resultado de la casualidad como confesó Darwin al final de su vida, tampoco las consecuencias que hoy nos condenan por la causa provocada a aquella humanidad feliz del Paraíso Terrenal (esto no es fantasía) son casualidad, sí causalidad que nos transformó en antropoide con el añadido del brusco enfriamiento polar y nacimiento de la oscuridad lunar en el planeta.


Su repercusión dual bipolarizó la mente y divide en dos a la humanidad, pues aun teniendo igual imagen no así en la semejanza. La ciencia de la biogenética y antropología orgánica de oficialidad académica va mutilada al no considerar la cosmogenética humana. Así sitúan el minuto cero del humano en la Tierra el de aquel primate o antropoide derivado de hibridar a la humanidad primigenia.

 

Hoy el Planeta en su fiebre de Amor traducida a calor creciente, nos llama a recobrar aquella memoria de Mundo feliz para quienes atienden a ese sentir y que parte de la humanidad ya lo vive. La parte que reniega a oírla, se resiste a ese despertar, renacer y reparar su naturaleza divina original…..y no le basta.


Esta última batalla no la deberíamos estar librando entre quienes por una parte quieren despertar y enlazar y por otra entre quienes quieren mantenerse en su acomodo mental de poder y placeres terrenales. Dos mundos enfrentados con  dos censos desiguales de flujo intercambiable, agudizado al interferir los del poder terrenal en quienes buscan la salida de su caverna interior y evolucionar en libertad, hacia dimensiones más sublimes tanto internas como en el espacio.


¿Somos las personas “homo sapiens” o somos una especie diferente? pregunta al físico y escritor Gregg Braden. Primero repasa diferentes pasajes evolutivos por los que hemos pasado los seres humanos, genéticamente violados como cuando asegura: “Causas profundamente espirituales que tiene que ver con la eterna batalla de la Oscuridad contra la Luz”. Al dividir el día entero, en medio día y media noche, se dio igual en los hemisferios de la mente. Degradó la luz del espíritu y la memoria del alma, pero aún así, solo la imagen de antropo con órganos, carnívoro, peludo, inclinado y gruñon que “fabricaron”… perfeccionó.


Siendo así, a Charles Darwin “en cierto modo” se le puede enmendar la plana de su escalera evolutiva con el primate como primer escalón, porque una vez cerrados los tiempos de la Tierra pudiera ser el último, al despertar con otra imagen. Así, la pregunta que enjuaga lo dicho: ¿El hombre viene del mono o el mono viene del hombre? Las teorías de antropólogos cercanos de conocido renombre, chocan con lo dicho por Jesús hace 2091 años: “Antes de ser ya te conocía”; Dios hecho Hijo en la Tierra, sí conocía a los hijos de Dios antes de que nacieran en la Tierra. Pero no conocía a los hijos de los hombres, pues la selva no es creación de Dios sino segundo hábitat tras el último sueño de aquellos humanos carnívoros que involucionaron: ¡Qué mirada más humana tiene ese perro!; es que quiere hablar. Si los animales no piensan y en la selva algunas fieras también lloran……...¿no será en recuerdo de cuando hablaban?


Desde sus conocimientos en metafísica y antropología primigenia, el profesor Braden asegura: ”La forma en que se manifiesta la divinidad en los seres humanos se basa en el Amor que heredamos de la Tierra con el primer aliento”.                                 


Piensa que la conciencia está en el cerebro siendo las neuronas antenas biológicas que nos sintonizan con Algo que no está en el cerebro y nos dotó de divinidad, a nuestra imaginación, a nuestra inspiración, a nuestra creatividad, sensibilidad y aprecio por la belleza musical como “nutrición” a lo que fue nuestro primer sentido: Sintonía de Dios. Le preguntan: ¿como definirías la divinidad?: “Es la capacidad que tenemos los humanos en recobrar la mejor versión evolutivamente conocida de nosotros mismos”. Braden lo reduce a una regeneración del ADN por automejora desde aquel “primer” humanoide hasta el neohumano de hoy que ante la pretendida segunda hibridación sintética orgánico-tecnológica, conlleva pérdida de libertad por control remoto y resta de divinidad en razón a lo que llaman: “Época de la inmortalidad cibernética”.                


Termina la entrevista respondiendo a una pregunta que se hace a si mismo: “¿En qué mundo queremos vivir?: Nunca podremos responder a esta pregunta mientras no sepamos responder a la pregunta más fundamental: ¿Quien somos en nuestro origen divino? Entremedias reflexiona como científico: Puedo asegurar que no somos el producto de mutaciones aleatorias para una biología afortunada, pero no, sobre quién o qué causó las mutaciones en humanos hace 200.000 años. Pudiera ser algún tipo de intervención “inteligente” para ir por la ruta transhumana para convertirse en seres híbridos que sí se arrepintieron, por lo cual hoy nos anuncian que no regalemos nuestra humanidad a la ciencia.


¿Quién eres? ¿De qué origen vienes? ¿A que evolución vas? Preguntas clave que abren prólogo del libro de Manuela Hernán Matesanz: “Luz escrita”. ¿Quien late y camina en nosotros? ¿donde arrancaron nuestros pasos? ¿en cual de las dos orillas al otro lado del puente despertaremos tras la última media noche? ¿cuando será? Preguntas que no es habitual escucharlas en alto y en público, aunque pienso que si se dan en lo íntimo de muchos “ambiciosos” de saber.


Preguntas explícitas extraídas de los libros de la escritora madrileña, para que cada cual se responda en función de la interpretación de sus reseñas literarias.  Extraído de ellas, entiendo que la Tierra fue el Primer Creado. Esta vez ya sí, embrión tocable y habitable por aquella siembra de luz que a modo de lluvia cósmica de millones de latidos como cometitas-espermatozoides nacidos en el Big-bang fueron concebidos por el óvulo Planeta para vivir el Paraíso Terrenal.


¿Cuál fue el móvil del hecho invasor contrario?: envidia y codicia. La Oscuridad ejecutó la violación macho a este espacio de la Luz, con “justificación” en que era anterior al universo Madre. Ciega de codicia; en su “primogenitura” asienta la razón de su mentira, siendo que cada cual en su espacio… son primero.

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