El libro Amo, luego existo de Manuel Cruz, escrito hace ahora 15 años, ofrece una profunda exploración de la relación entre el amor y la existencia humana, un tema recurrente en la filosofía pero pocas veces abordado con tanta cercanía y sensibilidad. Cruz, catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona, plantea que el amor no solo es un sentimiento pasajero o una emoción efímera, sino un eje central que estructura nuestras vidas y da sentido a nuestra identidad.
A lo largo de sus páginas, el autor argumenta que el amor nos permite vivir la fantasía de ser otro sin perder nuestra esencia. Cuando amamos, proyectamos en la persona amada una imagen idealizada de sus cualidades, amplificándolas y devolviéndolas enriquecidas, lo que genera una conexión profunda y transformadora. Este proceso de idealización y proyección no es solo un acto individual, sino un fenómeno compartido que define nuestras relaciones interpersonales.
Cruz también reflexiona sobre la paradoja del amor en nuestra sociedad: aunque públicamente celebramos el amor, en privado a menudo desconfiamos de él. Los enamorados son vistos como soñadores, alejados de la racionalidad y vulnerables a las decepciones. Sin embargo, el autor defiende que esta vulnerabilidad es precisamente lo que hace valioso al amor, ya que nos impulsa a salir de nosotros mismos y a buscar la plenitud en el encuentro con el otro.
El amor influye en nuestra percepción del mundo y en la construcción de nuestra identidad: nos permite "ser otro sin dejar de ser el mismo", enfatizando la dualidad de experimentar una transformación personal manteniendo nuestra esencia.
Al enamorarnos, proyectamos en la persona amada una imagen idealizada, amplificando sus cualidades y, en ocasiones, desconectándonos de la realidad objetiva. Esta idealización puede llevarnos a enamorarnos más de la imagen que construimos que de la persona real, lo que puede generar desilusiones cuando la realidad no coincide con nuestras expectativas. Esto hace que la percepción social del amor sea ambivalente: la sociedad celebra públicamente a los enamorados, pero a menudo desconfía de ellos en privado. Ello refleja una tensión entre la exaltación del amor romántico y el escepticismo hacia sus manifestaciones en la vida cotidiana.
Cruz aborda las diferentes formas en que los filósofos han conceptualizado el amor a lo largo de la historia: desde Platón y su concepto del amor como búsqueda de la belleza y la verdad, hasta las obsesiones románticas de autores modernos; desde el amor que busca una conexión más allá de lo físico, hasta las pasiones más terrenales que pueden consumir al individuo. Este recorrido filosófico no solo enriquece la comprensión del lector, sino que también subraya la universalidad y atemporalidad del amor como experiencia humana.
El amor ha sido un tema central en la filosofía, reflejando su complejidad y diversidad en la experiencia humana. En resumen, "Amo, luego existo" ofrece una reflexión profunda sobre cómo el amor moldea nuestra existencia, influye en nuestras relaciones y afecta nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos. Manuel Cruz nos invita a considerar el amor no solo como una emoción pasajera, sino como un componente esencial de la condición humana que merece una exploración filosófica y personal, y verlo como un motor de conocimiento y autoconocimiento que moldea nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Amo, luego existo es una obra que, más allá de teorizar, interpela al lector y lo lleva a reflexionar sobre su propia vivencia del amor y su papel en la construcción de su identidad.
|