Hay dos libros que todos deberíamos tener en la cabecera de nuestro dormitorio: la Biblia y el Quijote.
Durante el día oiremos noticias de todo tipo, en YouTube cantidad de resúmenes a gusto de los consumidores y al final del día o de la semana encontraremos el galimatías en que hemos convertido la sociedad, nuestra sociedad: radio, televisión, redes sociales, plataformas informativas...
Como los seres humanos estamos constreñidos a nuestra naturaleza, de todo ese conglomerado de noticias, podremos sacar alguna o algunas conclusiones; todas ellas puede que estén: enfrentadas con respeto o enfrentadas con el desprecio que dan unos cuantos votos más. O, desgraciadamente, ENFRENTADAS por ideologías excluyentes.
Creo que en la actualidad, el mundo, y España en concreto, viven en una galaxia que vemos pero que no somos capaces de conocerla para convertirla en un lugar de convivencia.
Para ese proceso necesitaríamos aceptar, humildemente, que el pensamiento individual es, solamente, una pequeña pieza dentro de la estructura general.
Una vez aceptado ese criterio, desde los primeros grados de estudio, deberíamos exigir un cambio radical en la INFORMACIÓN GENERAL.
Noticias, tertulias y coloquios, tienen que ser las bases de un formación cívica, nunca igualitaria, ni excluyente sino libre: CUANDO LOS DOS PERALTES SE JUNTEN SE DESTROZARÁ LA CARRETERA. Grave es resumir lo tratado en los consejos de Ministros y GRAVÍSIMO, POLITICAMENTE, hacer política en la rueda informativa de los mismos.
RESPONSABLE es hablar de las competencias propias del Ministerio que uno dirige, UTENSILIO MANIPULADOR es hablar de otras competencias, que no son propias, pero la OBEDIENCIA CIEGA al que DA DE COMER, obliga. Todo esto conforma un panorama LIGÁSTRICO, POPULISTA y ANTIDEMOCRÁTICO; podemos resumirlo con el nombre de PEDRO SÁNCHEZ, genio y figura hasta que la sociedad RESPONDA DEMOCRÁTICAMENTE o, con suerte, venga una DANA y arrastre consigo todo lo que está destrozando, construido con esfuerzo DEMOCRÁTICO de mucha gente muerta por decisión de los que hoy condenan, sin vergüenza, lo que en su día hicieron contra el deseo de la sociedad.
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